Escenarios: Sexteto de villanos
Luis Velázquez
24 de mayo de 2019
UNO. Sexteto de villanos
El gobernador tiene un sexteto de villanos favoritos para así, digamos, ver si se legitima y su figura se crea y recrea y multiplica en el imaginario colectivo y la percepción ciudadana:
A: el Fiscal Jorge Wínckler Ortiz.
B: su antecesor, Miguel Ángel Yunes Linares.
C: el presidente municipal de Veracruz, Fernando Yunes Márquez.
D: el diputado local, Amado de Jesús Cruz Malpica.
E: la relación institucional, digamos, sin hacer clip, con la secretaría de Energía, Norma Rocío Nahle García, ex diputada federal y ex senadora de la república, y quien le fueron concesionadas las secretarías General de Gobierno, Salud y Turismo, además del manejo de los presidentes municipales de Coatzacoalcos, Minatitlán, Nanchital y Poza Rica.
En contraparte, “ni ve ni oye” a los priistas (en caída libre), ni a los perredistas (pobrecitos, noqueados), ni menos, mucho menos, a los panistas (a quienes ni pela).
Y F: a través de “El dos del palacio” dividió a los trabajadores de la información:
El Cartel del Fiscal y el Cartel Cuitláhuac.
Quiso así reproducir el modelo de Ronald Reagan como presidente de Estados Unidos, cuando decía a los reporteros de la fuente:
“Estás conmigo o estás contra mí”.
DOS. Buenos y malos
AMLO tiene un par de villanos favoritos. El primero, Vicente Fox Quesada, y el segundo, Carlos Salinas.
Y aun cuando trae en la mira a Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón Hinojosa, se concentra más en los dos primeros.
Y también, claro, AMLO tiene en la mira a Miguel Ángel Yunes Linares.
Tal cual, su gobernador en Veracruz adoptó a sus villanos favoritos.
Se cumple así la vieja estrategia de los buenos contra los malos, Dios contra Luzbel, los liberales y los conservadores, los porfiristas y los maderistas.
La estrategia consiste en buscar y adoptar un villano para que todos los días pueda rafaguearse en la arena pública y levantar las expectativas y las apuestas como en una pelea de gladiadores.
Tres. Todos los políticos tienen sus villanos
El día cuando Carlos Salinas quedó sin villanos inventaron “El chupa-cabras”.
En su sexenio, Gustavo Díaz Ordaz se la pasó asegurando que su villano favorito era una conspiración comunista venida desde Rusia.
Los villanos favoritos de Patricio Chirinos Calero fueron, primero, Fernando Gutiérrez Barrios, y luego, Dante Delgado Rannauro y que llevaron a Dante a exclamar que Chirinos era “un escupitajo”.
Los villanos favoritos de Miguel Ángel Yunes Linares fueron Javier Duarte y Fidel Herrera Beltrán.
Todos los políticos, pues, tienen o necesitan inventar un villano, y Cuitláhuac entra en la posibilidad.
Solo que, y por ahora, sus villanos le están ganando, o parecieran ganarle las batallas.
Tan es así que luego del fracaso operativo de los juicios políticos al Fiscal en la LXV Legislatura, el presidente de la república está operando para mantener “su espada en prenda” con el vitoreo a su góber de Veracruz.
Y en contraparte, el mundillo político de MORENA y/o ligado a MORENA sigue rafagueando al Fiscal.
En el tiradero de espadas, los diputados locales y senadores, más, mucho más que los diputados federales de MORENA.
Algunos secretarios del gabinete legal de Cuitláhuac.
Uno que otro Colectivo integrado con madres con hijos desaparecidos.
Y hasta los líderes senatoriales de MORENA en el Congreso de la Unión y las Comisiones Estatales de Derechos Humanos integradas en sesión con su homóloga nacional.
El villano favorito de Cuitláhuac es Jorge Wínckler, el político más frívolo que Érick Lagos, Jorge Carvallo, Adolfo Mota, Alberto Silva Ramos y Luis Ángel Bravo Contreras, juntos.