Expediente 2019: La era Cuitlalandia
Luis Velázquez/Parte Una
24 de mayo de 2019
Un semestre después y a partir del estilo personal de ejercer el poder bien pudiera describirse a Cuitláhuac García.
Nadie podría, sin embargo, decir que es un zorro como Fernando Gutiérrez Barrios. Un labioso con inteligencia incandescente como Fidel Herrera Beltrán. Duro, ferozmente implacable, como Miguel Ángel Yunes Linares.
O de mente fría, las neuronas por delante como Fernando López Arias. Prudente y mesurado como Rafael Murillo Vidal.
Impetuoso y parrandero como Rafael Hernández Ochoa. Impulsivo y creador, a mil hora, como Dante Delgado Rannauro. Huidizo y lejano como Patricio Chirinos Calero.
Popular y populachero, exitoso entre las mujeres, como Marco Antonio Muñoz Turbunll. Dueño del mundo como Antonio López de Santa Anna. Miss Sonrisa como Miguel Alemán Valdés. Viejo sabio como Adolfo Ruiz Cortines.
Fajador como Javier Duarte. “Como gobernador, decía, me volví sexy”, tiempo cuando varias de sus barbies lo adoraban y luego, ni modo, ya sin poder, lo traicionaran.
6 meses después, transcurrido el primer semestre del sexenio, en el imaginario colectivo (como dicen los científicos sociales), Cuitláhuac quiso crearse y recrearse la imagen de un gobernador sabadaba. “El sabadaba, dijo desde un principio, se disfruta trabajando”. Lo dijo por vez primera el fin de semana cuando en los límites de Isla y Rodríguez Clara ocurriera la primera matazón de su primer semestre. Unos guatemaltecos emboscados. Una mujer, asesinada. Y cuatro heridos, entre ellos, un niño.
Entonces, y por ósmosis, abrió la puerta para otros ejes rectores más de su estilo de gobernar. Uno, soy fifí. Y dos, soy salsero.
Y tan salsero es que creó, según él, el festival de salsa más importante del mundo para efectuarse durante 3 días en Boca del Río con un costo de cuarenta millones de pesos, con cargo al erario en el tiempo de la austeridad republicana, veinte millones de los cuales bien pudieron aportarlo los prestadores de servicios turísticos con un cabildeo cerebral bien calculado.
CUITLÁHUAC, COPIA XEROX DE AMLO
Primer semestre: si “AMLO tiene mucho parecido con Dios” como descubriera el curita José Alejandro Solalinde Guerra, Cuitláhuac quizá también:
A: si AMLO hace bullying a Vicente Fox y Carlos Salinas, Cuitláhuac a Yunes Linares y Jorge Wínckler.
B: Si los dos expresidentes son los malos de la película según AMLO ha posicionado, Yunes y su Fiscal carnal son los malos de la película jarocha.
C: si AMLO tiene frase favorita en “Me canso, ganso”, Cuitláhuac adoptó “el góber sabadaba”.
Pero en el camino al Gólgota ha acuñado frases priistas y panistas para, digamos, explicar y hasta justificar posturas política.
Por ejemplo, y ante el tsunami de violencia con matazones reiteraritvas:
“Estamos investigando”. “Ya tenemos pistas”. “Ya ubicamos a unos”. “Tenemos el retrato hablado”. “Pronto caerán”.
Así, y como todos los políticos, sin ninguna diferencia entre morenistas, priistas y panistas, vende esperanzas que ya lo decía Napoleón Bonaparte como parte de la cultura política universal.
Y en contraparte, y en la similitud con sus antecesores en la silla embrujada del palacio, la manga ancha para el nepotismo y el amiguismo, y cuya lista detallada fue publicada meses anteriores en los medios.
Además, de concesiones de parcelas a los cuates (SEV y SIOP y los Eleazares, las más connotadas por el jugoso presupuesto público manejado), aun cuando, claro, los apologistas dirán que cuando un político llega al poder ha de entrar al reino acompañado de la familia y de los amigos, pues ni modo entre con los enemigos.
Ningún cafecito ha trascendido con las elites eclesiásticas, por ejemplo, y más considerando la alianza de los ministros de Dios con la cúpula gobernante de otros tiempos.
Y más, porque las elecciones (las habrá en el año 2021) también se ganan en el púlpito y el confesionario.
A menos, claro, que en el caso se trate de un bajo perfil.
LOS INDÍGENAS “LE DAN ASQUITO”
Lázaro Cárdenas, uno de los héroes patrios de AMLO, construyó su sexenio alrededor de los indígenas, “los pobres entre los pobres”.
En el primer semestre, ninguna gira de Cuitláhuac a las regiones indígenas de Veracruz habitadas por un millón de habitantes.
Cierto, cierto, cierto, viajó a Soledad Atzompa tres días después de que los vecinos enardecidos detuvieran, lincharan y quemaran vivos a 6 malandros, pero…, oh paradoja, visitó solo la cabecera municipal y en ningún momento se acercó a los poblados origen de la tragedia.
Además, fue acompañado de veinte patrullas policiacas y un helicóptero sobrevolando la sierra de Zongolica.
Fue también a la sierra de Soteapan para hablar con los vecinos sobre la presa Yuribia secuestrada por la población y salió arrepentido ante la falta de operación política de los suyos.
De ahí para adelante, nunca ha tenido espacio, tiempo ni voluntad para viajar a las sierra de Huayacocotla, Chicontepec, Otontepec, Papantla, Zongolica, Soteapan y valles de Santa Martha y Uxpanapa.
Los municipios de Xalapa, la capital, y Alvarado, el centro de la alegría fifí y salsera, son sus favoritos y si pudiera cambiar la sede de los poderes estatales lo haría en Alvarado, por ejemplo.
A golpe de tuitazos cada día luego de las diez de la mañana, hora cuando empieza a funcionar, está ejerciendo el poder, enviando mensajes, definiendo posiciones frívolas.
Y ni modo que el millón de indígenas, por ejemplo (“Por el bien de todos, primero los pobres”) vivan pendientes de su tuitorreada en cada nuevo amanecer.
Por eso mismo, ha excluido a las figuras sólidas de la izquierda en Veracruz, con luz y capital propio, pues se encela cuando alguno le hace sombra y “le pisa los callos”.
Incluso, en el juego perverso del poder como nunca antes la fórmula política de “El uno y el dos de palacio” para definir al góber y al secretario General de Gobierno y enviar calambres a los políticos incómodos e indeseables.
El caso más notorio, el Fiscal. El caso menos notorio, el diputado Amado de Jesús Cruz Malpica, el morenista de izquierda con más amplia experiencia política que todos ellos juntos.