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Escenarios: Los hijos del Dedazo…

El Piñero

 

 

Luis Velázquez

Veracruz.-17 de octubre de 2017

Uno. Se respira política

Todo en la vida pública es ahora política-política.

Miguel Ángel Yunes Márquez con su “Municipio exitoso”, caminando Veracruz de norte a sur y de este a oeste.

Cuitláhuac García, con sus giritas y columna política, haciendo camino al andar para el 2018.

Héctor Yunes Landa, proclamándose el Mesías tricolor.

Pepe Yunes Zorrilla, seguro de sí, esperando el llamado tiempo político de “las últimas palabras”, la novela estelar de Mauricio González de la Garza.

Miguel Ángel Yunes Linares, con su objetivo bíblico de llenar el penal de Pacho Viejo con los políticos pillos, ladrones y corruptos.

Renato Alarcón, el presidente del CDE del PRI, con su bajo perfil… para ver si por olvido lo dejan.

Pepe Mancha, el líder panista, soñando todavía con la candidatura al Senado.

Manuel Huerta, el coordinador de MORENA, trazando la estrategia electoral para seguir creciendo.

Las elites políticas, conspirando en el café sobre el Veracruz que viene.

Y en todas partes, las cúpulas haciendo apuestas sobre la gubernatura y las diputaciones locales y federales y los senadores.

Cada grupo con su pronóstico, como si fuera el último dictamen de la bolita de cristal.

Y en contraparte, Veracruz, igual que sexenios anteriores, atrapado y sin salida en la pobreza, la miseria y la jodidez.

Y lo peor, los salarios de hambre como los describía Ricardo Flores Magón en 1910.

La contienda de la vida pública es la sal de la vida.

Las tribus, atrás de los puestos apetecibles y de los negocios lícitos e ilícitos que puedan hacerse, sin llegar, claro (la memoria está fresca aún) a los excesos y abusos del duartazgo y que por lo pronto ya tiene a once políticos tras las rejas…, más los que faltan y que mínimo son cien más.

Por eso, el chamán dice que desde hace ratito los cargos públicos han dejado de ganarse con el trabajo social en la hoja de servicios de cada quien, sino con diatribas, injurias y difamaciones, así sea por las redes sociales que tan eficaces han salido para destruir las honras ajenas.

 

Dos. Prostitución electoral

 

Todo en la vida pública huele a política electoral.

La locura ha alcanzado su dimensión estelar en el INE, Instituto Nacional Electoral, donde están inscritos 39 hombres y siete mujeres (en total 46) aspirantes a la candidatura presidencial independiente, y quienes, caray, ya prostituyeron la posibilidad social.

Tan es así que, por ejemplo, los grandes electores políticos (el presidente de la república, los gobernadores y los caciques regionales) sólo sueñan con asestar el dedazo para elegir a los candidatos.

En el caso de Veracruz, el destino social de 8 millones de habitantes en manos de los siguientes actores políticos:

A, Enrique Peña Nieto. B, Miguel Ángel Yunes Linares. C, Andrés Manuel López Obrador. C, Ricardo Anaya, alias “El cerillo”, presidente (todavía) del CEN del PAN. Y D, Alejandra Barrales, la dirigente nacional del PRD.

Ellos pronunciarán “las últimas palabras” para elegir a los candidatos, y por eso, todos andan atrás de ellos para ganarse su voluntad.

Y en el otro lado de la cancha, la vida sigue.

Sigue en Veracruz, con el caso Coxquihui y los dos niños muertos por una infección respiratoria.

Y con el drama en Coatzacoalcos, donde una niña más, de 4 años de edad, fue baleada el viernes 13.

Y con la creciente inseguridad en la vida y en los bienes, sin que nadie advierta, mire o sienta una lucecita en el largo y extenso túnel.

Y con la lista de los bienes embargados a Javier Duarte, Karime Macías y a unos que otros duartistas presos en el penal de Pacho Viejo.

 

Tres. Dedazo de por medio…

 

El tiempo electoral de Veracruz y del país ya está aquí.

Al ratito, una vez más, todos los pueblos y las carreteras se inundarán de propaganda con las fotos y las leyendas de los políticos aspirantes a un cargo de elección popular.

Las páginas de los medios escritos se atiborrarán de boletines y la mitad de la población y la otra mitad los dejará de leer.

Los candidatos se adueñarán de los espacios de las televisoras y cada televidente cambiará en automático de canal o de plano se irá a las estaciones de cine para buscar alguna película.

Cada candidato a una curul local o federal ofrecerá promesas que nunca cumplirá y sueños que parecerán utopías, porque la vida cotidiana seguirá igual, o peor, pues está claro que los grupos políticos solo buscan el ejercicio del poder con sentido patrimonialista.

Por eso, cada seis años aparecen nuevos ricos y nuevas familias con fortunas bajo sospecha y que por lo general libran la justicia, pues se trata de una camarilla de socios, aliados, cómplices y prestanombres.

Y lo peor, nada indica que las cosas pudieran, digamos, cambiar, ni siquiera, vaya, con el llamado Sistema Nacional Anticorrupción.

La vida es así, “¡y ni modo, qué le vamos a hacer!”, exclama un personaje de Carlos Fuentes Macías en una de sus novelas.

A los pobres y a los pobres entre los pobres sólo restará extender la mano para recibir una despensita, una gorrita y una camisetita.

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