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200 mil sicarios en el país

El Piñero

  • Escuadrones de la muerte
  • Grupos de exterminio

Malecón del Paseo

Luis Velázquez

Veracruz.- EMBARCADERO: Sin ningún respeto a la vida de los demás, Javier Duarte y Arturo Bermúdez y amigos que los acompañaron, tuvieron sus “escuadrones de la muerte”… Sus policías, aliados con los narcos, desaparecían personas bajo el único delito de sospechosos… Llamaban “Los fieles” a sus guardias pretorianos armados y disfrazados de policías… “Los fieles”, en semejanza a quienes primero denominaron “Los niños fieles” y luego “Los niños infieles” y a lo que también se denominó “El sexenio de la fidelidad”, pitorreándose, y de paso, del sufrimiento y el dolor humano… Una historia espeluznante padecida de norte a sur y de este a oeste durante los 6 años del duartazgo… “Los escuadrones de la muerte” alcanzaron su plenitud en el siglo XX en Ciudad Juárez… Fue el primer laboratorio tétrico, sórdido y siniestro y que años después, multiplicado en el país llegaron a un ejército de entre 180 a 200 mil sicarios según revelara en su libro “Los escuadrones de la muerte” el ex priista, ex perredista y ahora morenista, Ricardo Monreal, ex gobernador de Zacatecas… Tiempo aquel, 2013 (auge de los policías asesinos de Duarte y Bermúdez), cuando existían en la república un aproximado de siete carteles con 28 grupos entre carteles y cartelitos en el resto de la nación…

 

ROMPEOLAS: “Los escuadrones de la muerte” de Duarte y Bermúdez tuvieron su origen en las dictaduras militares de América Latina… En México se reprodujeron cuando la llamada “Guerra sucia”, Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez, presidentes de la república… En su libro, Ricardo Monreal dice que hay (todavía vigentes) escuadrones oficiales, privados, paralelos e insurgentes… Los oficiales son del gobierno, unidades especiales de las Fuerzas Armadas para exterminar, ajá, a los delincuentes, pero también para contrarrestar a los insumisos y rebeldes, digamos, y por ejemplo, guardias comunitarias… Los privados, por ejemplo, formados por empresarios y líderes políticos y sindicales poderosos, con suficiente dinero para financiar la posibilidad, incluso, para contratar a mercenarios extranjeros, de preferencia, de Estados Unidos e Israel para, además, capacitar a los pistoleros mexicanos… Los paralelos, integrados por los barones de la droga… Y los insurgentes, que aglutinan a la población civil, los llamados autodefensas… Todos, tienen, como los escuadrones de Duarte y Bermúdez, una encomienda sobrenatural, son grupos de exterminio que como dice Emmanuel Carrére en su libro de crónicas y reportajes, “conviene tener un sitio adonde ir”, están para buscar a “los sospechosos habituales responsables (ajá) de algún daño social… Tal cual fue la constante de Duarte y Bermúdez como era, entre otras, inculpar a las personas detenidas en las calles y avenidas de estar al servicio de los malandros…

 

ASTILLEROS: Según Ricardo Monreal, en su libro editado por el Senado de la República, en los escuadrones de la muerte tanto privados como paralelos hay niños y mujeres reclutados… Pero en sus orígenes (la llamada “Brigada Blanca” y “Los Halcones”) estaban financiados por el Estado y 6 de cada 10 de ellos eran ex policías y ex militares… En total, hace 5 años un aproximado de 200 mil y los que se salieron del control del Estado, quizá, entre otras cositas, porque en el lado de los carteles les pagaban mucho más… Y más, cuando, dice Monreal, en el Ejército se multiplicó la deserción de los jefes y los oficiales… Y se registró una sangría permanente a la que la secretaría de la Defensa nunca le daba seguimiento… Peor tantito, en medio de la descomposición social se pasó a un narcoterrorismo (los capos) y a una narcoinsurgencia (las guardias comunitarias)… Todos ellos agredían a la población de forma directa y la geografía nacional se llenó de pueblos aterrorizados, Veracruz, entre ellos, apenas, apenitas en el sexenio anterior…

 

ARRECIFES: Nunca antes de Duarte y Bermúdez, el gobierno del Estado había tenido “escuadrones de la muerte”… Ni siquiera, vaya, con Fernando Gutiérrez Barrios y eso que en su equipo policiaco trajo a miembros conspicuos de “la guerra sucia”, sus operadores… Tampoco Agustín Acosta Lagunes con su siniestra “Sonora Matancera”, quienes cobraban 50 mil pesos de entonces para quitar la vida a una persona… Y como si nada… Tiempo cuando una vez a la semana, uno de los caciques, Felipe Lagunes Castillo, “El indio”, familiar de Agustín Acosta, daba asueto a sus sicarios para sembrar la incertidumbre y la zozobra en las carreteras de Veracruz… Y si la vida cotidiana de por sí es grisácea, llena de brumas y sombras, mal fario, mal karma, entonces, en el duartazgo los días y las noches empeoraron a partir, entre otras fechorías, de separar a los padres de los hijos y a los hijos de los padres y desaparecerlos… Escuadrones, cierto, de la muerte, pero también de su otra cara, la purga estalinista, a diestra y siniestra, fuera de control, haciendo y deshaciendo los jefes y los policías a nombre del Estado de Derecho…

 

PLAZOLETA: Con las vidas de todos arrasaron los duartistas… Sicarios asesinados, cierto, como parte, digamos, de una limpia… Pero al mismo tiempo, civiles… La Academia de Policía de El Lencero, donde desaparecían a las víctimas, especies de campos de concentración estalinista… pero además, pequeños gulags para los menores y las mujeres, igual que en Kazajstán, en el tiempo de José Stalin, el político más sangriento en la historia de la humanidad… Los políticos y los mandos policiacos convertidos en enemigos de la población… Dos Veracruz enfrentados, mirándose a los ojos, los ojos coléricos de Javier Duarte… El Veracruz de la represión y el Veracruz de los desaparecidos… Y de los asesinados y con el tiro de gracia… Y el de los cercenados y destazados… Y el Veracruz de las fosas clandestinas… Toda su vida, el ser humano ha luchado, lucha, sigue luchando por vivir en libertad… Javier Duarte y los suyos (Arturo Bermúdez, José Nabor Nava Olguín, Óscar Tirado Sánchez, Roberto González Meza, etcétera) asesinaron la libertad y la esperanza de la población jarocha… Cada familia, cada ciudadano, los padres de los desaparecidos, todos, estamos pendientes de que lo más pronto posible, y de acuerdo con el tiempo de la ley, sean sentenciados… Sería absurdo que, de pronto, zas, hasta les pidieran perdón y les otorgaran la libertad… Será peor, mucho peor, que el Veracruz de Duarte y compañía siguiera reproduciéndose de norte a sur y de este a oeste de Veracruz…

 

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