Los cazadores de cabeza, Yunes, bienio a prueba
Luis Velázquez/ Escenarios
Veracruz.-1 Tres meses y medio después, casi cuatro, la bandera de la Yunicidad con la que desea ser recordada sería, digamos, el combate a la corrupción.
Nada de que el bienestar social de los pobres y los pobres entre los pobres (miserables es la pobre exacta) significa una prioridad del gobierno azul.
Tampoco, digamos, la calidad educativa.
O la salud, con todo y lo que llaman la crisis humanitaria por aquello de las medicinas clonadas y el agua destilada como quimioterapia para niños enfermos de cáncer.
Y mucho se dudaría la lucha sin cuartel, guerra abierta, contra los carteles y cartelitos.
Por eso, el politólogo Ramón Benítez dice que si el sello característico del Yunes azul es la corrupción, entonces, además del ajuste de cuentas (venganza llaman otros, “nos persiguen, nos persiguen, nos persiguen” dijo el líder priista, Renato Alarcón), también ha de incluir la prevención total y absoluta para evitar un saqueo más.
Y un saqueo más, con todo y que el ex panista y empresario, Alejandro Cossío Hernández, denuncie trastupijes en la secretaría de Salud con las asignaciones por dedazo y que varios días, semanas incluso, después, el doctor Irán Villa Suárez, quisiera revirar diciendo que, en efecto, se dieron, pero en un solo caso y por emergencia sanitaria.
Hay, entonces, medidas correctivas, o de lo contrario, así como el góber azul necesita cada vez más una cabeza ensangrentada, de darse un negocito en lo oscurito, la sentencia bíblica de que “los carniceros de hoy serán las reses del mañana” se cumplirá “al pie de la letra”.
El doctor en Finanzas y Ciencias Políticas, Alfonso Velázquez Trejo, académico en la UV, lo dice así:
Miguel Ángel Yunes Linares “necesita de una honestidad absoluta, porque si él o los suyos caen en la trampa y se chingan un peso, el lodazal será peor que con Javier Duarte”.
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El góber azul está empeñado en humillar a sus antecesores, a tal grado que el impacto político ha sido demoledor, como ha dejado constancia el presidente del CEN del PRI, Enrique Ochoa Reza, quien definió a Duarte como el símbolo de la corrupción política nacional, además de endilgarle el título de “asesino”.
Leonel Bustos, ex director del Seguro Popular, detenido el 20 de enero y libre once días después, pero ya marcado para el resto de su vida, pues la cárcel, dice un abogado penalista, te marca para siempre así hayas estado en la cárcel un día, una semana, un mes, un año.
César del Ángel, humillado tras las rejas desde el 27 de enero en que fue detenido.
Arturo Bermúdez, detenido el 3 de febrero, humillado tras las rejas y con su camisa de presidiario en el penal de Pacho Viejo.
Y Flavino Ríos Alvarado, doctor en Derecho por la UNAM, investigación y académico en la UV, detenido el 12 de marzo.
Por eso, el góber azul ha acuñado la siguiente frase bíblica:
“Soy feliz. Muy feliz”.
Sus cazadores de cabezas tipo Gestapo de Adolf Hitler (el payaso de fiestas infantiles que se volvió dictador) le están funcionando desde la secretaría de Seguridad Pública hasta la Fiscalía.
Pero, cuidado, porque las tentaciones del poder para los negocios lícitos e ilícitos, tráficos de influencia, obra pública fast track, asignaciones y concesiones por dedazo, son canijas.
Y “en la casa del jabonero…, el que no cae resbala”.
Y ni modo que en el gabinete de la Yunicidad todos, absolutamente todos, incluidos los familiares, los amigos, los compadres y los socios, aliados, cómplices y prestanombres, sean honestos.
Bastaría referir que ni Diógenes con su lámpara ni Carlos Marx con su utopía social ni Francisco I. Madero con su legítimo sueño democrático ni Manuel Gómez Morín con su partido, el PAN, se libraron de tener en su equipo y alrededor a políticos deshonestos.
Luzbel era ángel del Señor y quiso darle un cuartelazo para ser como Dios.
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Casi cuatro meses después, y ante la falta de resultados sociales, inculpando a las arcas vacías, la vida se ha ido en la cacería de duartistas y en golpes mediáticos dice el politólogo Ramón Benítez
Y campanazos mediáticos… exhibiendo el cochinero del prófugo de la justicia (y de su esposa) desde hace 154 días.
En el sexenio anterior, Órgano de Fiscalización Superior, ORFIS, (Antonio Lorenzo Portilla)…
Y la Comisión de Vigilancia del Congreso (integrada por 15 diputados locales)…
Y los Contralores (Iván López, Mauricio Audirac y Ricardo García Guzmán)…
Y los secretarios de Finanzas y Planeación (Tomás Ruiz González, Carlos Aguirre Morales, Fernando Charleston junior, Mauricio Audirac y Antonio Gómez Pelegrín)… callaron ante las tropelías del gobernador.
Ya se verá la filosofía política, social, moral y ética de la Yunicidad.
Y es que el Yunes azul podría, digamos, ser el político impoluto, transfigurado del Chirinismo a la fecha, pero la enseñanza histórica de Venustiano Carranza es lacónica con el dicho popular de entonces:
“El viejo barbón no roba…, pero como deja robar”.
Además, sin las dependencias fiscalizadoras del gasto público para vigilar todas y cada una de las acciones, cualquier jefe político está perdido.
A menos, claro, y como en el duartazgo, que de por medio haya complicidad.