Luis Velázquez
31 de agosto de 2019
DOMINGO
Solidaridad periodística
Hay en el periodismo grandes hechos y acciones de generosidad. Y aun cuando son pocos, excepcionales, alumbran el largo y extenso túnel de un oficio, como tantos otros, tan lleno de discordia.
Por ejemplo, nunca antes ni después la gran solidaridad cuando el presidente Luis Echeverría Álvarez lanzara de Excelsior a don Julio Scherer García como director, seguido por unos 150 trabajadores de la información y del medio.
Sin un medio donde trabajar, con un montón de compañeros a la deriva económica, Scherer tocó las puertas de sus amigos tanto en la vida pública (exponiéndose a un manotazo presidencial) como en la privada, y de pronto, había conseguido empleo para una parte considerable de todos aquellos que le siguieron.
Y un empleo para continuar soñando con el periodismo crítico, pues luego enseguida soñaron con fundar una revista, Proceso, empeñados en circular, mínimo, una semana o una quincena antes de concluir el sexenio echeverrista.
Salieron una semana antes, la última de Echeverría. Y circularon, gracias, entre otras cositas, a que los amigos de Scherer le dieron trabajo a los reporteros, fotógrafos, editores y secretarias.
Y así, cumplida la jornada laboral reporteaban para Proceso.
LUNES
Subasta de pinturas
Sin recursos, la más elevada solidaridad fue de los pintores de la ciudad de México.
Los pintores, por ejemplo, donaron algunas de sus obras estelares para una subasta artística en una galería, en la inteligencia de que el dinero obtenido con la venta de las pinturas sería para financiar a Proceso.
El día cuando se efectuara la subasta, asistió la mitad del país y la otra mitad. Muchos de ellos, claro, con recursos para subastar una pintura y apoyar a aquel grupo periodístico.
Todas las pinturas fueron compradas. Y entonces, el equipo de Scherer tuvo fondos suficientes para circular.
Incluso, parece ser, se trató de la primera gran subasta nacional por una causa reporteril. Pero más aún, solidarios con la libertad ejercida por todos ellos. Críticos del sistema presidencial. El periodismo que elevara a Excélsior con Scherer a uno de los mejores del mundo. Y desde luego, el diario más importante de América Latina.
MARTES
Dos medios de Veracruz con Scherer
PIPSA, la Productora e Importadora de Papel S.A., era, entonces, propiedad del gobierno federal.
Y desde la oficina presidencial, Echeverría ordenó que ni un kilo de papel periódico venderían al grupo de Scherer para publicar el semanario.
Entonces, el equipo tocó puertas por todos lados. Primero, en el mercado defeño y la negativa. Después, en el mercado negro, y la negativa. Luego, con los amigos directores generales y dueños de periódicos de la provincia.
En aquel tiempo, uno de los operadores de Scherer fue Miguel Melchor López Azuara, entonces, articulista de Excélsior, amigo de don Julio, muchos años después convertido en vocero del gobernador de Veracruz, Patricio Chirinos Calero.
Y López Azuara habló con dos amigos suyos de Veracruz.
Uno, Rubén Pabello Rojas, director general y propietario del Diario de Xalapa, y el otro, Jorge Malpica Martínez, subdirector general de El Dictamen.
Y los dos abastecieron al Proceso de Scherer del suficiente papel para publicar Proceso.
Y aun cuando otros medios de provincia también facilitaron papel, el dato ahí queda para la historia, pues fue indicativo y significativo.
Años después, sin embargo, López Azuara se alejaría de Proceso y reaparecería en la administración pública en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, en la oficina de prensa al lado de su amigo Otto Granados Roldán, luego ungido gobernador de Aguascalientes.
MIÉRCOLES
Pagés Llergo retó a Echeverría
Una mano solidaria, generosa sin límites, insólitamente generosa, fue la de José Pagés Llergo, el legendario director del semanario Siempre!
Amigo de Scherer, Pagés Llergo tenía listas unas súper oficinas en la Ciudad de México para la revista Siempre!, pero se resistía a dejar sus oficinas de muchos años en la calle Vallarta 20, donde sus sueños periodísticos de independencia y autonomía habían cuajado.
Entonces, desayunó con Scherer y le entregó las llaves de aquellas oficinas para que de inmediato las usara, mejor dicho, las estrenara, pues estaban amuebladas por completo.
Y Scherer y el equipo de Proceso estrenaron el edificio. Y ahí permanecieron durante mucho tiempo, el suficiente para nacer, crecer y desarrollarse.
Pagés Llergo, desafiando con todo los manotazos de Luis Echeverría.
Pagés Llergo, el gran periodista que en la revista Rotofoto publicó en portada una foto de la luna de miel de la hija del presidente en funciones, Miguel Alemán Valdés, donde están en un centro nocturno de París, una chica semidesnuda ofreciendo cigarros al marido y el marido mirándola con una profunda intensidad lujurienta.
Alemán Valdés pidió a los dueños de Rotofoto despidieran a Pagés Llergo y fue cuando fundó Siempre!
La misma historia, digamos, en circunstancias de Scherer lanzado de Excélsior por Echeverría, iracundo con su periodismo incómodo.
JUEVES
Exclusivas de Scherer
Proceso tenía un objetivo, entre otros: acreditarse en los lectores a partir de crónicas, reportajes y periodismo de investigación con el mismo eje rector de con Excélsior.
Cada lunes, el director general con los jefes de Información y Redacción tenía su junta estelar para programar la edición semanal.
Y cada parte aportaba temas, asuntos, pistas, rastros.
En aquellas reuniones, Scherer deslumbraba a todos por las grandes exclusivas que tenía para investigarse.
Claro, su trayectoria, inteligencia, talento, amigos, la gente que se le acercaba, su lectura diaria de la realidad política, social y económica, sus contactos.
Uno de ellos era cuando cada mañana llegaba al Club de Banqueros de la Ciudad de México para nadar durante unas dos horas en la alberca donde los industriales, empresarios y políticos alternaban.
Luego, desayunaban.
Y en la alberca y en el desayuno, Scherer reporteaba asuntos, lograba pistas, y hasta documentos le hacían llegar como cuenta Vicente Leñero en su libro, “Periodistas”, la historia del manotazo de Echeverría y los años de nacimiento y desarrollo de Proceso.
Scherer, el gran reporterazo buscando asuntos para el equipo reporteril.
La solidaridad de los empresarios, pero también, el respeto que don Julio inspiraba “en tirios y troyanos”.
VIERNES
Corresponsales solidarios
El cuartelazo echeverrista a Scherer fue noticia por sí mismo, tiempo cuando América Latina todavía estaba cundida de dictadores militares.
Pero también, por la figura de Scherer. Uno de los mejores periodistas del mundo, el más capaz, el más honesto, el de más amplia y sólida trayectoria, el único periódico crítico de entonces.
Por eso, los corresponsales extranjeros fueron tan solidarios con don Julio. Incluso, desde días antes del golpe de Estado, todos ellos llevaban la crónica de lo que se miraba venir, don Julio recibiéndoles en su despacho de Excélsior.
Nunca, antes ni después, tanta solidaridad en un gremio donde, y por desgracia, y en términos generales, predominan la intriga y el complot, la envidia y el rencor y el odio.
Un día, en su tiempo de reportero, Julio Scherer rechazó un embute mensual ofrecido por una secretaría de Estado. Entonces, el vocero se le concesionó a otro periodista, quien falsificaba la firma de Scherer. Y cuando fue informado armó una revolución en la fuente.
Su integridad moral, “a prueba de bomba”. Un gran trabajador de la información paseando su honradez, no en el país ni en América Latina, sino en el mundo.