- Un hombre ante la historia
Escenarios
Luis Velázquez
Veracruz.- UNO. Un hombre ante la historia
Francisco Ávila Camberos vive la plenitud. Más realizado que nunca y eso que su vida anterior fue prolífica.
Su tiempo ahora está dividido de la siguiente manera:
A: Su compañía constructora, donde alcanza la libertad total.
B: Una columna semanal en la prensa escrita.
C: Dos programas de radio.
Y D: Un comentario noticioso en Telever cada semana.
Expanista, lejos de la política-política, es un observador ciudadano de la vida pública.
Atrás quedaron la presidencia municipal, la diputación federal y la coordinación de Puertos y Marina Mercante de la secretaría de Comunicaciones y Transportes.
En su tiempo de alcalde jarocho le correspondió organizar la caminata de Vicente Fox como candidato presidencial y aquí fue la revelación de san Pablo camino a Damasco.
El mejor cronista en la historia del país, Francisco Ortiz Pinchetti, lo decía así:
“Fox llegó al puerto jarocho con la emoción política y electoral por los suelos. Y aquí, levantó. Supo, entonces, que ganaría Los Pinos”.
Todo, gracias a Paco Ávila.
DOS. Honestos “a prueba de bomba”
Sin entrar a debate, pero la percepción ciudadana es que los presidentes municipales honestos entre los honestos en la historia local son los siguientes:
En primer lugar, Manuel Alpino Caldelas, tiempo de Fernando López Arias.
En segundo lugar, Juan Maldonado Pereda, transición de Rafael Murillo Vidal a Rafael Hernández Ochoa.
Y en tercer lugar, Francisco Ávila Camberos.
Y pare de contar.
Cada quien en su tiempo y época, Ávila Camberos fue, y es, la integridad total.
Nunca, jamás, “metió las manos al cajón”.
Y cuando detectó las irregularidades de su tesorero municipal, José Ramón Gutiérrez de Velasco, se deslindó por completo.
A tal grado que la relación amical y partidista se rompió, de igual manera, como todo indica, con Julen Rementería del Puerto, candidato panista al Senado de la República, famoso en la cancha por sus negocios con el ex panista, ahora priista, constructor Rafael Acosta Croda, y quien antes coqueteara con AMLO, de cuyo caballo fue bajado a mitad del Río, luego de que su pasado brotara en la cancha de MORENA.
Con “Dios en la boca” en cada momento de sus días y noches, Ávila Camberos fue un oasis en medio de la corrupción política que ha ubicado al país en el primer lugar mundial de corrupción de políticos, funcionarios y servidores públicos, como también les llaman.
TRES. Plena autoridad moral
Frecuentes son los casos de políticos que se vuelven articulistas. También de empresarios y líderes y activistas y académicos, etcétera.
En la historia del país, por ejemplo, el periodismo con la más alta investidura moral y ética se concitó en la Reforma, tiempo aquel de Ignacio Ramírez, Ignacio Manuel Altamirano, Francisco Zarco, Payno, Ricardo Flores Magón, Filomeno Mata y Riva Palacios, entre otros.
Y si Ávila Camberos es articulista ahora, y que desde hace rato viene compareciendo, uno de sus más sólidos y elevados atributos es la autoridad moral como empresario, pero más como político, y más, mucho más, como ciudadano.
Desde luego, son casos excepcionales.
Y aun cuando pudiera, como los hombres de la Reforma, soñar con un país libre y justo, sin jamás lograrlo, de cualquier forma, como él mismo dice, siembra “su granito de arena”, su testimonio, su visión, su punto de vista.
Lo decía don Manuel Buendía, asesinado por la espalda en el segundo año de Miguel de la Madrid:
El reportero escribe y escribe soñando con la utopía social, y todo sigue igual. O peor.
Peor, claro, resulta “cruzarse de brazos”.
CUATRO. Tiempo del nepotismo
En el PAN, igual que en los otros partidos, hay políticos metidos a constructores y que trafican influencias para avenirse de obra pública.
También hay políticos que convierten los cargos públicos en su propiedad e imponen a los hijos.
Julen Rementería, por ejemplo, a su hijo Bingen para diputado y ahora en la reelección.
Pepe Mancha, a su esposita, para la curul local pluri.
Joaquín Guzmán Avilés, secretario de Desarrollo Agropecuario, a casi toda su familia. Uno de sus hermanos, presidente municipal. Otro, candidato a diputado. Su hermana, la senadora, para diputada federal pluri. Los hijos y sobrinos, en cargos públicos en el norte de Veracruz.
Leticia López Landero, alcaldesa de Córdoba, a su hijita para diputada local.
El panista Renato Tronco, candidato a diputado federal. Y un hermano, a diputado local. Y una sobrina, a diputada local en el sur de Veracruz.
El panista Ricardo García Guzmán, un hijo, para diputado federal. Y el otro hijo, para reelegirse como diputado local.
Francisco Ávila nunca, jamás, cayó en la tentación imperial y faraónica. Ni para los negocios ni para el nepotismo.
¡Y vaya que pudo!
Fue el tiempo aquel cuando, y por ejemplo, José Ramón Gutiérrez, presidente municipal de Veracruz, impuso a su esposita, por el lado del PAN, como diputada local.
La honradez “a prueba de bomba” de Ávila Camberos, además de sus capacidades como ingeniero (también fue académico en la Universidad Veracruzana) honran la vida pública.