- Pan y circo
Luis Velázquez/ Escenarios
Veracruz.- UNO. Festín para ricos
Se cumplirán los 500 años de la fundación del primer Ayuntamiento creado en tierra firme en el continente. Y hay festines anunciados.
Desde la llegada de los Reyes de España hasta, digamos, la resurrección del festival de salsa en Boca del Río y del festival Tajín de Papantla y del festival del Son Jarocho en Jáltipan y del festival del zacahuixtle en el norte indígena de Veracruz.
Pero la fiesta sólo será para las elites políticas y ricardas, los dueños de la vida pública y del billete, porque nunca, jamás, a excepción del carnaval y con grandes limitaciones, la población participa.
Menos, mucho menos, claro, el millón de indígenas, los dos millones de campesinos y los tres millones de obreros que viven en la miseria y la pobreza.
Se entiende el mal fario:
Hernán Cortés arrasó con los indígenas. Y más cuando Moctezuma II le envió un montón de burros cargados de oro y veinte doncellas, todas vírgenes, para el consumo sexual, como si fuera la ofrenda, más que a Quetzalcóatl, a Huitzilopochtli, el sediento dios de la guerra.
76 gobernadores después en Veracruz, el millón de indígenas viven en la más oscura jodidez y sólo son usados para purificar a los tlatoanis y príncipes del palacio imperial y faraónico, pero sin mayor trascendencia social.
Así, la ciudad que conmemorará los 500 años está habitada por más de cien colonias populares, donde se asientan decenas, cientos de familias que sólo hacen dos comidas al día, y mal comidas, por la precariedad en que viven.
El norte de la ciudad, habitado por mujeres y hombres que todos los días al despertar, antes de las 6 de la mañana, se levantan presurosos para arreglarse, tomar el autobús urbano y trasladarse a su centro de trabajo, por lo regular, en el lado sur, donde perciben apenas, apenitas, el salario mínimo que con todo y el incremento de AMLO para llegar a cien pesos diarios resulta insuficiente.
DOS. El norte y el sur de la ciudad
La ciudad que festinará los 500 años es famosa en el país por los socavones en las colonias proletarias, donde al paso del autobús urbano la tierra se hunde, por fortuna, hasta ahora, sin un muerto.
Y también es la ciudad donde la fama pública registra que hay casitas habilitadas como changarros donde suelen vender de todo, hasta droga.
Y en donde la vida es más peligrosa que en la zona urbana, porque allá se concentran los sicarios y pistoleros de los carteles y cartelitos.
Y en donde y en contraparte, la desigualdad educativa se expresa en su dimensión trágica, considerando la divisa de Víctor Hugo, el autor de “Los miserables” de que un niño pobre tiene el mismo legítimo derecho a ser educado que un niño rico con unos maestros y unas escuelas de primera.
El norte de la ciudad es la parte que produce las decenas, cientos de trabajadoras domésticas para servir en la zona sur, además, claro, de las empleadas de los comercios y negocios y quizá, acaso, hasta de parte de la burocracia municipal y estatal.
Es la parte de la ciudad donde se concentra el peor servicio de agua, pero también, de alumbrado público, con calles y avenidas polvorientas y con lámparas apagadas, con focos fundidos, inservibles.
TRES. Las buenas conciencias, la gente VIP
De fiesta en fiesta, los políticos y la gente VIP, las buenas conciencias, suelen caminar.
Los titulares mediáticos son para ellos. Las páginas de sociales se repletan de sus fotos sonriendo, festivos y felices. Los grandes eventos culturales sólo tienen a ellos como beneficiarios.
Y sin embargo, “se rasgan las vestiduras” por los pobres y los llamados “pobres entre los pobres”, evocando a Luis Buñuel con “Los olvidados”, y a Franz Fanon con “Los condenados de la tierra”, y a Albert Camus con “Los excluidos”.
Y el resultado es demoledor:
Veracruz, como entidad federativa, llega a los 500 años de la Conquista con un millón de indígenas en la jodidez total en las ocho regiones étnicas.
Un millón de paisanos como migrantes sin papeles en Estados Unidos.
Uno de cada tres jefes de familia llevando el itacate y la torta a casa con el ingresito derivado del changarro en la vía pública vendiendo picadas, gordas, tacos, garnachas, tamales y totopos.
Y como dice la investigadora Patricia Ponce, Veracruz, en el primer lugar nacional en la producción y exportación de trabajadoras sexuales que han de vender su cuerpo para alimentar a sus hijos.
CUATRO. Veracruz rico, con gente pobre
Fue la Conquista con Hernán Cortés el mundo nuevo revelado.
Los dioses de barro sustituido por los Cristos, las Vírgenes y los Santos.
La espada demoledora matando indígenas con la Cruz para salvar las almas.
El fin de los reyes aztecas para el dominio de los reyes españoles y príncipes peninsulares y que terminara hasta con un emperador, Maximiliano de Habsburgo.
¿Y?
Y el resultado social es un Veracruz pródigo en recursos naturales, habitado por gente jodida, igual, igualito que el resto de la nación.
El norte de la ciudad de Veracruz, la ciudad donde Hernán Cortés desembarcó en las playas de Chalchihuecan, con su pobreza, y el sur, con su desarrollo social más elevado.
Y para olvidar la exclusión social, los festivales Tajín, Salsero y Sonero, reproduciendo a la vieja Roma con pan y circo para el pueblo.
Lo decía Salvador Díaz Mirón:
“Nadie tiene derecho a lo superfluo mientras alguien carezca de lo necesario”.