Luis Velázquez | Barandal
02 de julio de 2021
ESCALERAS: El 2 de julio de 1961, a la edad de 62 años, Ernest Hemingway despertó a las 6 de la mañana hace sesenta años en su casa Estados Unidos… Llovía, estaba nublado y hacía frío… Su quinta esposa, Mary Walsh, dormía… Entonces, se puso de pie y acomodó los pies en las pantuflas y vestido con la bata se fue caminando al sótano, donde guardaba las pistolas y las escopetas utilizadas para cazar leones, tigres, elefantes y palomas en África…
PASAMANOS: En el sótano buscó su escopeta preferida… Se sentó en la única silla y acomodó la escopeta en medio de las piernas… Y a las 6 y dos minutos de la mañana se pegó un tiro en la boca… El destino trágico de la familia había metido un jonrón más… El padre, suicida… Un hermano, suicida… Un tío, suicida… Una sobrina, suicida… Su esposa despertó sobresaltada y halló el cadáver de Hemingway encimado y con la escopeta en la boca… A las 7 de la mañana, los noticieros radiofónicos daban la noticia…
CORREDORES: Dos días antes, el escritor Gabriel García Márquez había llegado a México, desempleado, invitado por el escritor y paisano, el poeta Álvaro Mutis… En México, el Gabo tenía un solo amigo… Era el escritor Juan García Ponce… García Ponce le habló por teléfono pasadas las 7 de la mañana y le informó que Hemingway se había suicidado… Y se lo dijo porque Hemigway era su ídolo… Lo había conocido en París una tarde lluviosa cuando caminaba en el bulevar del río Sena acompañado de su esposa… Entonces, y desde lejos, el Gabo le gritó… “Adiós, maestro”… Y Hemingway levantando la mano le respondió… Adiós, amigo”…
BALCONES: Durante unos minutos aquella mañana del dos julio, el Gabo asimiló la información de García Ponce y luego le contestó de la siguiente manera… “No hagas caso. Los periodistas son muy mentirosos”… Quizá García Márquez recordaba así el diálogo de Hemingway con su tercera esposa, Martha Gelhorn, cuando cubrían la guerra civil española y por vez primera hicieron el amor y el sexo, incluso, en medio de las balas que resonaban en la ciudad… “Los mejores escritores y reporteros, le dijo Hemingway, son muy mentirosos”…
PASILLOS: Hace 60 años, a los 62 años, en 1961, y a las 6 de la mañana, Hemingway se derrotó y destruyó a sí mismo… El cazador de leones en África, el pescador en La Habana, el torero en España, el boxeador en Estados Unidos, el chofer de ambulancias en la Primera Guerra Mundial, el cronista de la Segunda Guerra Mundial y la guerra civil española, el autor de unos 25 libros traducidos en el mundo, cinco veces casado, padre de dos hijos, veinte años viviendo en la Finca Vigía, egocéntrico y celoso, petulante y engreído, se había quitado la vida con la misma intensidad volcánica de sus días y noches…
VENTANAS: Y la leyenda se agigantó… El niño a quien su mamá vestía de niña y con bucles… El reportero que a las 18 años de edad inició en el periodismo cubriendo la nota policiaca… El dueño de un yate en Cuba al que cambiaba de nombre de mujer cada vez que una nueva llegaba a su vida… El galán parisino… El hombre que a los 55 años de edad enamoró de una chica italiana de veinte años y como lo rechazara se puso a llorar y luego le dijo: “Te voy a pedir un favor… Nunca digas que viste llorar a Ernest Hemingway”…
