La realidad en México es que ningún partido escapa de tener al menos un muerto en sus listas con ataques callejeros, sobre sus vehículos, en lugares de trabajo y en la casa. Siempre a quemarropa. La inédita ola de ejecuciones en 2017– el año más violento en la historia moderna del país– ha sido condenada por la sociedad civil, empresarios, políticos, activistas, investigadores y líderes católicos, que consideran que sí influirá en las próximas elecciones.
Por Redacción / Sin Embargo
Ciudad de México (ElSur/LaOpinión/SinEmbargo).- México enfrentará este año unas elecciones reñidas no sólo por la polarización del voto, también al estar precedidas por el asesinato de siete políticos en los últimos días, que se suman a la lista de 19 ediles ejecutados en 2017.
La violencia en 2017 se extendió en todos los estados y no le importó condición social ni partido político alguno. La última víctima fue Adolfo Serna Nogueda, empresario y aspirante del Revolucionario Institucional (PRI) a la Alcaldía de Atoyac, Guerrero, mismo estado en el que dos días antes (29 de diciembre) fue ejecutado el perredista Arturo Gómez Pérez, Edil de Petatlán.
El 31 de diciembre también fue hallado sin vida Gabriel Hernández Arias, regidor perredista en Jalapa, Tabasco. Ese mismo día, Luis Fernando Flores, del Partido Acción Nacional (PAN) y funcionario de la Secretaría del Trabajo de Chihuahua fue asesinado en un supuesto asalto. A la lista de asesinatos durante el cierre de año se suma el de Juan José Castro Crespo, ex candidato a Diputado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), ejecutado en Mexicali, Baja California.
El 28 de diciembre, otro miembro del PRD fue asesinado a tiros. Se trata de Saúl Galindo Plazola, quien era presidente de la Comisión de Justicia del Congreso de Jalisco y tres días antes de su ejecución se había registrado como precandidato la Alcaldía de Tomatlán. El 25 de diciembre, en el mismo estado, el activista y coordinador de Movimiento Ciudadano (MC) en el municipio de La Huerta, Salvador Magaña Martínez, fue hallado muerto.
La inédita ola de ejecuciones en 2017– considerado el año más violento en la historia moderna del país– ha sido condenada por la sociedad civil, empresarios, políticos, activistas, investigadores y líderes católicos.
El Obispo de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, manifestó que 2017 fue el peor año para Guerrero porque en lugar de haber progreso sólo se incrementaron los homicidio dolosos y los secuestros. Adelantó que 2018 será un “año difícil” ante el aumento de la gasolina y los productos de la canasta básica, así como por las elecciones, porque han matado a varios políticos.
“No sé por qué insiste el Gobierno en que vamos mejorando si estos índices están atacando la canasta básica”, dijo el Obispo en su homilía del domingo.
“Están asesinando a políticos, y aquí en Guerrero llevamos varios. Se van a ir calentando poco a poco […]. Dios y la virgen nos den la serenidad, y la sabiduría para poder actuar y llevar nuestro México, nuestro Guerrero; darnos cuenta que la violencia sólo producirá más violencia, tenemos que buscar los caminos de la paz”, expresó.
Rangel instó a los ciudadanos a “escoger bien a los candidatos que verdaderamente van a ayudar al pueblo, que no van a defender los intereses personales o de algún partido político. Aquí vamos a poner en juego la inteligencia y sabiduría del pueblo mexicano”.
AMLO Y MORENA, A LA CABEZA, PERO NO BASTA
El precandidato presidencial del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Andrés Manuel López Obrador, encabeza las preferencias del electorado, de acuerdo con las recientes encuestas publicadas por diferentes medios nacionales. Sin embargo, eso no es suficiente. Miembros de ese partido también han sido víctimas de la violencia que azota al país.
La realidad es que ningún partido escapa de tener al menos un muerto en sus listas con ataques callejeros, sobre sus vehículos, en lugares de trabajo y en la casa. Siempre a quemarropa.
López Obrador y sus simpatizantes promueven un cambio de política con enfrentamientos abiertos verbales y de denuncia pública, a los que se atribuyen parte de las 20 ejecuciones a gente de sus filas en los últimos dos años: de aspirantes a presidentes municipales a síndicos, regidores, activistas y promotores de voto en Oaxaca, Tabasco, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Zacatecas y Jalisco, estados donde tiene alta popularidad.
Nicolás Loza, analista político de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), consideró que “la polarización social se dará en la medida en que haya al menos dos candidatos en condiciones de ganar la elección, porque si uno solo toma delantera sin contendientes de peligro, los ataques que le propinen serán poco relevantes’’.
El especialista prevé dos escenarios: el primero es que los votos se fraccionen por la derecha entre el PRI (con José Antonio Meade al frente), “Por México al Frente” (coalición encabezada por el panista Ricardo Anaya) y algún independiente como Jaime Rodriguez “El Bronco‘‘ o Margarita Zavala, y esto favorezca a AMLO, como se le conoce popularmente a López Obrador.
El segundo es que alguno de los candidatos de derecha logre pronto (antes de mayo o incluso junio) una intención de voto por arriba de 25 por ciento, y los otros dos, vayan a la baja, aunque sea moderadamente, para dejar un escenario de disputa entre AMLO y el más popular de los otros.
“Podría ser que algunos panistas antipriístas, o priístas antipanistas, tengan que elegir entre dos sopas amargas y elijan la menos amarga entre las dos. Este es un escenario de polarización, nada improbable’’, resaltó Loza.
Este último caso, con sus respectivos matices, ocurrió en las elecciones presidenciales previas y trajo consigo un ambiente hostil entre la sociedad de todo el país con sus respectivos costos mortales y económicos , una situación que, a ojos de los politólogos, debería evitarse. Más aún, en tiempos de internet, donde las campañas negativas crecen.
Jorge Javier Romero, analista de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), detalló que los pros y contra de los candidatos son los mismos: anuncian combate a la corrupción, mejoras económicas, acabar con la inseguridad pero no presentan proyectos de reformas que combatan de manera institucional los problemas, sino meras promesa personales, “si yo no soy corrupto la corrupción se acabará en cascada’’.
“[López Obrador] dice que va a ser honrado pero no hay una propuesta de desarrollo social o de respeto a derechos universales o contra la impunidad y ni siquiera se sabe que va a hacer exactamente con la inseguridad, más bien, responde con ocurrencias”, señaló Romero. Meade, por su parte, “es claro que no va acabar con los pactos de impunidad’’ y Anaya, “es un listo, un astuto’’ que supo llevarse la candidatura pero nada más, dijo.
“Lo que hace falta es una sociedad más organizada que exijan proyectos de reforma serios en lugar de consentir a partidos que en el fondo quieren lo mismo: ganar para responder a sus clientelas y gente, llámense sindicatos, patrocinadores corporativos o grupos de poder’’, advirtió.
http://www.sinembargo.mx/02-01-2018/3369140