- Destino de créditos oficiales
Barandal
Luis Velázquez
Veracruz.- ESCALERAS: El jueves 12 de enero del año azul que corre fue un día feliz para el gobernador. La LXIV Legislatura creó una cosita llamada “Comisión Especial para la Verdad sobre la Deuda Pública de Veracruz, 1998/2016” y que significaba sentar en el paredón de la rendición de cuentas a Miguel Alemán Velasco, Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte.
Treinta y ocho de los 50 diputados votaron a favor, entre ellos, legisladores del PAN y PRD, como era lógico, pero también de MORENA, el PRI y el PVEM.
Uno de los clausulados era que “tendrían un plazo no mayor a cinco meses para determinar las responsabilidades del trío de ex gobernadores en la utilización de créditos”.
El 12 de junio, fecha del plazo, nunca, jamás, se conoció el resultado, con lo que se reafirmó la práctica institucional en el país de que si el gobernante en uno desea dar largas a un asunto lo ideal es crear una comisión… para, digamos, apaciguar protestas sociales.
Aquella comisión estuvo integrada, entre otros, por el diputado del PRD, Sergio Rodríguez Cortés, quien fue lanzado de la presidencia de la Comisión de Hacienda luego de descubrir que la llamada “Operación licuadora” de Javier Duarte para el desvío de recursos federales y estatales seguía funcionando en el reino de yunilandia.
Otros más eran Manuel Francisco Martínez Martínez, Juan Manuel de Unanue Abascal y Rocío Pérez Pérez.
Al momento, nadie conoce el resultado de la dichosa comisión.
Incluso, se estaría dando el caso de que ni siquiera, vaya, alguna vez operara.
Y más porque el mismo Miguel Ángel Yunes Linares ha sido una especie de Agente del Ministerio Público y/o ha usufructuado la tarea de la Fiscalía y él mismo ha dado seguimiento, por un lado, a las tropelías de Javier Duarte, y por otro, a la posibilidad de llevar a proceso penal a Fidel Herrera Beltrán.
Por el contrario, si en el casi sexenio, Duarte solicitó veintiún préstamos sin nunca, jamás, rendir cuentas claras al Congreso ni al ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, ni a la Contraloría ni a SEFIPLAN, Yunes Linares ya recibió el aval legislativo para nuevos empréstitos, en tanto hasta unos treinta alcaldes, que van de salida, también fueron bendecidos con la autorización de más créditos.
PASAMANOS: La mística de la Comisión para la Verdad sobre la Deuda Pública era, entre otras cositas, abrir las cuentas para conocer y saber el destino de los créditos utilizados por el trío de ex gobernadores.
El crédito de Miguel Alemán Velasco al cuarto para las doce de fin del sexenio (3,500 millones de pesos) y del que el ciudadano común y sencillo aseguraba (vox populi, vox Deis, voy brutus) que una parte había terminado en Interjet y otra parte en la campaña electoral de Fidel Herrera para gobernador.
Y los veintiún empréstitos de Javier Duarte que así como están las cosas con el peor saqueo en la historia del país y con un trío de duartistas prófugos de la justicia (Carlos Aguirre Morales, Juan Antonio Nemi Dib y Leonel Bustos) y con un par de diputados federales en la antesala del desafuero (Alberto Silva Ramos y Tarek Abdalá) y con otra barbie amparada (Corintia Cruz) y con diez familiares de Karime Macías en la mira, nadie dudaría, entonces, el oscuro, sórdido y siniestro destino de tales créditos.
Claro, sin necesidad de la dichosa Comisión de la Verdad, mucha, demasiada información proporcionaría el titular del ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, Antonio Lorenzo Portilla, con todo y que en el duartazgo, todo, absolutamente todo toleró, dejó hacer y dejó pasar, y ahora, de pronto, zas, se volvió un ángel de la rendición de cuentas.
Siete meses después del parto de la Comisión de la Verdad, ni fu ni fa.
Puro reality-show. Faramallas y patrañas. Tomaduras de pelo. Ganar los titulares para expresarse como el paladín de la honestidad, la transparencia, la legalidad y la justicia.
CASCAJO: El doce de enero, seis días después del día de reyes, quedó establecido que el cuarteto de legisladores sería apoyado por un comité técnico integrado por cinco ciudadanos de indiscutible solvencia moral y amplios conocimiento en finanzas, auditoría, contabilidad y derecho propuesto por los integrantes de la Comisión y que contarán con voz, pero no tendrán derecho a voz” (La Jornada, Jair García).
Incluso, tan afilada tenían la guillotina de la pureza que vetaron al diputado Rodrigo García Escalante, porque su padre, el cacique huasteco, Ricardo García Guzmán, fue Contralor con Miguel Alemán y Javier Duarte.
Siete meses más tarde, nunca, jamás, se conocieron los nombres de los cinco notables ciudadanos que garantizarían el trabajo íntegro de la dichosa comisioncita.
Es más, también precisaron que el cuarteto de diputados “presentarían denuncias por la probable comisión de ilícitos cometidos por los responsables del quebranto financiero”.
Tal cual, la demagogia. Populismo barato y ramplón. El rollo.
El gobierno de Veracruz sigue endeudándose, sin rendir cuentas a nadie, de igual manera como los presidentes municipales y que dado el año de Hidalgo el crédito otorgado hasta pudiera considerarse una especie de bono de salida.
Todo, con el visto bueno de la LXIV Legislatura.
Y es que, ni hablar, si el coordinador de la bancada panista, He Man Sergio Hernández, gasta el erario “en borracheras, drogas, mujeres y orgías” y los diputados se reparten el presupuesto de comunicación social entre sus medios favoritos, entonces, tierra fértil para que la yunicidad y los ediles sigan endrogando las arcas, pues en todo caso, “el que sigue… paga”.
El bienestar social (un millón de indígenas y dos millones de campesinos y 800 mil ancianos) valen un carajo.