• Doña Mirna, dueña de funeraria, le pedía a Dios que ya acabara con ese sufrimiento
Redacción El Piñero
Loma Bonita, Oaxaca. – Mirna Lulú Rodríguez Cuellar, dueña de la funeraria ERSA con más de 12 años de experiencia en Loma Bonita, confirmó que durante la pandemia su trabajo aumentó en un 700%.
La empresaria funeraria precisa que en esta temporada pandémica hubo ocasiones en que en un día se registraban hasta ocho decesos, y en un mismo hogar morían entre tres y cuatro personas. Incluso hubo familias en donde solo una persona sobrevivió al mortal virus.
Durante el es de julio del presente año, el COVID-19 le arrebató la vida a 98 personas, de las cuales su funeraria prestó el servicio a 54.
ESTRICTO PROTOCOLO
“Nos exigieron una carroza apropiada para un traslado de COVID-19, la cual debe cumplir con las siguientes características: cerrada completamente, separación entre el área donde va el cuerpo y el conductor, uniforme completamente sellado, sino no se realiza la entrega del cuerpo”. Y añadió que en su sucursal adaptaron una para COVID-19 y tuvieron que compraron una.
El manejo de los cuerpos era marcado por la secretaria de salud y era el siguiente:
“Llegaban al hospital y tenían que tener puesto el traje EPP (El Equipo de Protección Personal o EPP son equipos, piezas o dispositivos que evitan que una persona tenga contacto directo con los peligros de ambientes riesgosos, los cuales pueden generar lesiones y enfermedades”.
Tras inspeccionar que van bien protegidos, “el personal médico entregaba el cadáver envuelto en una sábana y la funeraria tenía que llevar una bolsa para cadáver y subían el cierre y de ahí se mete a otra bolsa, tiene que ser doble bolsa, posteriormente se mete el cadáver en el ataúd y se emplalla”, detalló.
Posteriormente, comenzaba un camino solitario al panteón por una ruta marcada por la autoridad, “Se va directamente del hospital al panteón, no pasa por domicilio para protección de la familia, con un recorrido de siete minutos”.
Las muertes eran tantas, que incluso las carrozas fúnebres se cruzaban, platica doña Mirna.
Pese a estar familiarizada con la muerte, Doña Mirna relata que le pedía mucho a Dios que esto ya se terminara porque era un sufrimiento bastante fuerte.
Aclara que los muertos por COVID-19 en hospital se tenían que trasladar en horario de panteón, ya que no había velorio, sin embargo, en otras circunstancias, los enfermos no llegaban al hospital y fallecían en sus hogares.
Doña Mirna refiere que las personas que morían en casa por COVID-19, era lo más triste, el mismo protocolo, pero más cercano a la familia; el velorio duraba las horas en que llegaba a la apertura del panteón, pero en soledad.
Los costos de los servicios funerarios no aumentaron en Loma Bonita, y el precio variaba dependiendo de los requerimientos de la familia.