Un tragedia se registró en la ciudad de Torreón, Coahuila cuando una abuelita mató por error a su nieto. La mujer a cargo del menor de un solo año de edad confundió veneno con jarabe para la tos.
Debido a que el padre del menor requirió el acompañamiento médico de su madre, el bebé fue puesto al cuidado de su abuelita. Sin embargo, el problema se presentó cuando el pequeño comenzó a toser.
A causa del malestar de su nieto, la abuelita buscó entre las medicinas de su casa y le dio un jarabe para la tos al niño de un año. Sin embargo, la mujer no se dio cuenta que envenenó a su nieto con garrapaticida.
Luis Eduardo, el nombre del bebé, comenzó a convulsionarse y la abuelita pidió auxilio para llevarlo al hospital, donde murió. La Fiscalía General del Estado de Coahuila (FGEC) determinará la situación de la mujer, quien se presume inocente.
Sin embargo, no se trata del único hecho atípico que sucede con un menor de edad en la ciudad de Torreón, Coahuila. Iker, un niño de 5 años, mordió una pila Triple A y terminó con parálisis cerebral.
La madre del menor cuenta que todo comenzó cuando se percató que Iker vomitó una sustancia negra y notó la boca y manos de su hijo del mismo color. Sin embargo, la mujer descartó el asunto como algo grave.
Más tarde, el hijo mayor de la señora le explicó que Iker mordió una pila Triple A que él dejó en el suelo. Desde entonces, Iker sufre una parálisis cerebral por la que su familia lamenta el estado físico del menor y su ausencia.
De acuerdo con las opiniones médicas, morder una pila es sumamente peligroso porque las baterías contienen elementos tóxicos, tales como el dióxido de manganeso, amonio, hidróxido de sodio, de potasio e incluso litio y mercurio.
En ese sentido, morder una batería puede desencadenar una disminución de la capacidad mental, irritación o quemaduras en la boca, calambres musculares y “dislalia”, es decir, la mala pronunciación de las palabras.
Con información de Fernando Palacios |SDP Noticias