Redacción El Piñero | Corresponsalía
Oaxaca, Oax.- María de Dios es una adulta mayor de aproximadamente 80 años de edad, falleció a consecuencia de la pandemia del COVID-19 en la agencia municipal San Martín Mexicapan de Oaxaca de Juárez; a más de 10 horas de morir ninguna autoridad municipal, estatal o federal quieren hacerse cargo del cadáver.
El deceso de la mujer se dio el rededor de las 06:30 horas de este viernes, en una vecindad marcada con el número 112 de la calle Tlaxiaco, en la colonia Estado de Oaxaca. Hace 15 días su esposo también murió por COVID-19.
La mujer habitada en la vecindad desde hace 8 meses, los demás inquilinos colocaron cal en la entrada y en los pasillos para sanitizar, toda vez que han hecho múltiples llamados a las autoridades para que acudan a levantar el cuerpo y sanitizar pero éstas se niegan.
Doña María de Dios empezó a presentar síntomas desde el pasado viernes, uno de sus vecinos habló con las autoridades que solamente solicitaron datos de la señora y su domicilio, pero jamás acudieron a brindarle atención médica cuando aún tenía vida.
También se pidió apoyo a la Cruz Roja Mexicana y el número de emergencia 911 pero ignoraron el llamado, lo mismo sucedió con el sector salud de Oaxaca, quienes en lugar de ir en auxilio de la mujer pidieron a los vecinos que la llevaran a un hospital, sin embargo, nadie quiso apoyar a la señora toda vez que tenían miedo de contagiarse, ya que se necesitaba equipo especial para el traslado porque la señora ya no caminaba.
Además de que los vecinos que habitan en la vecindad no tienen los medios económicos, ni equipo necesario para realizar el traslado, las autoridades dejaron pasar una semana y lamentablemente la mañana de este viernes perdió la vida Doña María de Dios.
Los vecinos desde las 07:00 horas han acudido con las autoridades como Control Sanitario, la Fiscalía de Oaxaca, el DIF Estatal, el Agente Municipal de San Martín Mexicapan y el municipio de Oaxaca de Juárez, pero ninguna autoridad se quiere hacer cargo de levantar el cuerpo.
Cabe señalar que en la vecindad viven aproximadamente otras 12 personas, entre ellos tres menores de edad, personas de la tercera edad y jóvenes que temen por su salud ante la apatía del gobierno en no levantar el cadáver que representa un foco de infección y propagación del COVID-19.