Correo Ilustrado| La Jornada
México.– Recordaba la canción de José Alfredo El peor de los caminos, pues columnistas e intelectuales escribían alarmados por la expropiación
de Ferrosur a Germán Larrea, pero es una concesión que se recupera en beneficio de la nación, y es más: se dispone a pagar lo justo y no la excesiva cifra de 9 mil 500 millones de pesos por una línea férrea que el mismo Estado construyó y que cedió para su explotación de manera discrecional cuando el capitalismo de cuates (diría Dresser) estaba en su desarrollo.
Equiparar estas acciones con Chávez o la Cuba revolucionaria no tiene comparación más que alarmar un horizonte que está lejos, igualarlo con dictaduras militares como la de Videla o Pinochet es lo opuesto, no se va a construir un capitalismo salvaje como sí es la muerte cruzada de Lasso en Ecuador.
En todo caso, dicen que escogemos el peor de los caminos del mundo; el de asumir el Estado y luchar contra los intereses de una minoría capitalista rapaz como la que personifica el dueño de Grupo México, que tiene cuentas pendientes por la contaminación de los ríos Bacanuchi y Sonora, que alimentan la presa El Molinito. A casi nueve años el señor se llama atacado cuando la vida y la salud de las mayorías fue violentada con la contaminación del vital líquido. Que no se nos olvide y defendamos el medio ambiente y decisiones en virtud del interés de la nación y las mayorías.
Con información de La Jornada https://www.jornada.com.mx/2023/05/25/correo/002a2cor