Luis Velázquez / Barandal
PASAMANOS: En Tamaulipas fue asesinada una activista que busca justicia por los desaparecidos. Miriam Rodríguez fue acribillada en su vivienda en San Fernando, donde, por cierto, fueron ejecutados 72 migrantes. Ella logró hallar en una fosa clandestina a su hija secuestrada. Y sin que parezcan alucinaciones, pero nada quisiera que a las madres integrantes de los diecisiete Colectivos y el Solecito de Veracruz sufrieran un ataque de caspa.
Apenas en el mes de abril, Miriam recibió amenazas de muerte. Y según las versiones, la autoridad, el gobierno de Tamaulipas y el Peñismo, la dejaron sola. Más solas parecen las madres de los hijos desaparecidos aquí en Veracruz.
Y lo peor, tratadas como si fueran enemigas del Fiscal, trepado como está en su desdén a todas ellas.
Peor si se considera lo siguiente:
Por un lado, el apapacho populista y mesiánico con la medalla “Adolfo Ruiz Cortines”, otorgada en el Congreso local, y la medallita de la Universidad Veracruzana, con Sara Ladrón, quien se prestó al juego del bienio azul.
Y por el otro, el tema de los desaparecidos… politizado, pues la autoridad azul ya logró lograron a las ONG. Unos, con los Colectivos, y otros, con el Solecito, apostando a neutralizar la protesta.
Con todo, la vida de todas ellas está en peligro. Y si Miriam Rodríguez fue asesinada, el Solecito, por ejemplo, descubrió, sin la ayuda oficial, la fosa clandestina a un lado del fraccionamiento “Colinas de Santa Fe”, considerada, al momento, la más grande del Golfo de México.
Más aún si se considera que el Solecito puso en la bitácora nacional e internacional la inseguridad, pero todavía más, la impunidad.
Peor aún, porque todas ellas siguen buscando a sus hijos. Y si en su momento enfrentaron a Javier Duarte, ahora a Miguel Ángel Yunes Linares, a quien solo importa ganar las elecciones, una para un hijo y otra, el año entrante, para el otro hijo, el nepotismo en su dimensión estelar.
Los carteles y carteles siguen adueñados del territorio jarocho, y a mayor activismo social de las ONG, más furia y cólera de la delincuencia organizada, y de paso, también de los narco/policías, y por añadidura, las madres de Veracruz con hijos desaparecidos igual de expuestas que Miriam Rodríguez.
BALAUSTRADAS: El duartazgo se pitorreó del dolor y el sufrimiento de todas las madres con hijos desaparecidos. Pero la Yunicidad salió peor, pues en público las apapacha, pero sin ningún resultado lacónico.
Por eso, todas ellas siguen expresándose en la vía pública. Tan solo el diez de mayo, marcharon. Y advirtieron que nada había de celebrar el día de la madre, atrapadas en una tristeza galopante, pues a la fecha, desconocen el destino de sus hijos, y aun cuando muchas temen de sus muertes, tampoco tienen el cadáver para la cristiana sepultura y llevarles flores y oraciones.
Más aún: todavía hoy, cinco meses y 13 días después, solo claman el derecho de audiencia a la Fiscalía para dar seguimiento a la búsqueda.
Y claman audiencia al Fiscal, ya con un día al mes, o un día para cada una de las diecisiete ONG, en un debate de dimes y diretes entre las partes y en que unos diputados locales han tomado partido.
Y ni se digan “los golpes de pecho” del Fiscal de que por culpa de Javier Duarte “no hay dinero” para los exámenes de ADN y el análisis de los cadáveres para su identificación.
Y si los carteles y cartelitos siguen paseando en Veracruz como en su casa (los seis cadáveres tirados en Boca del Río y Veracruz), al ratito la historia de Miriam Rodríguez podría reproducirse en el territorio jarocho.
ESCALERAS: Los malosos iniciaron en el sexenio de Patricio Chirinos Calero, cuando uno solo, José Albino Quintero Meraz, ex convicto del penal de Almoloya, era dueño del día y de la noche.
Con Miguel Alemán, Quintero Meraz siguió tan campante hasta que lo detuvieron los soldados del cuartel de La Boticaria. El reportero asesinado en Yanga. El niño de 5 años y la maestra asesinados en Tantoyuca. El último feminicidio en Jilotepec. Y ni modo que ellos sean anotados en el llamado ajuste de cuentas entre malosos… y que, por cierto, así justificaba Duarte, así justifica Yunes.
En el Fidelato aterrizaron los Zetas que han continuado al momento, en abierta y feroz competencia con otros carteles, entre ellos, se afirma, el Cartel Jalisco Nueva Generación, CJNG, exitoso en Estados Unidos y Europa.
Todos ellos entraron al norte de Veracruz, procedentes de Tamaulipas, donde Miriam fue asesinada.
Fueron imborrables y memorables los cadáveres tirados en varias comarcas norteñas, como Pánuco. Jamás podrá olvidarse que en la carretera de Tempoal a Pánuco dos autobuses de pasajeros fueron acribillados para multiplicar el miedo y el terror. Los cadáveres tirados en el puente que une a Veracruz y Tamaulipas.
Según versiones, en el norte hay familias identificadas con los malandros y a quienes nadie toca.
Y si es así, entonces, todo (el horror, el miedo, la incertidumbre y la zozobra) serán posible.
Las activistas, en peligro. Y han de cuidarse, porque está claro que el bienio azul ha sido rebasado. No ha podido y no puede.
