Redacción El Piñero
Veracruz, México.- En la zona urbana de Xalapa, la noche del viernes dejó tras de sí un sombrío rastro de abuso policial y violencia desatada. Dos escenarios, aparentemente ajenos entre sí, revelaron la cruda realidad que se esconde tras el uniforme y la autoridad.
La urbe, testigo de sus propias sombras, observó cómo la Fuerza Civil de Seguridad Pública y la Policía Municipal de Xalapa se desbordaban en actos de brutalidad que eclipsaban la misma noche.
En el primer acto de este drama urbano, la avenida Fernando Gutiérrez Barrios de la Luz del Barrio fue el improvisado escenario de un enfrentamiento entre una madre, indefensa al volante de su vehículo azul, y los implacables moto-patrulleros de la Fuerza Civil. En un despliegue coreografiado de violencia, la mujer fue forzada a abandonar su auto, mientras sus gritos de auxilio resonaban en la desgastada arquitectura de la zona.
El hijo de la conductora emergió como un héroe accidental, saliendo en defensa de su progenitora. La noche se tiñó de caos cuando los vecinos, conmocionados por el drama, se unieron al coro de voces exigiendo explicaciones. En un giro digno de una obra de teatro macabra, los elementos de la Fuerza Civil, lejos de disuadirse, buscaron refuerzos y respondieron a los ciudadanos con la contundencia de sus armas. Sin piedad, el hijo de la conductora fue detenido, su crimen aparentemente sería el de alzar la voz contra la arbitrariedad policial.
Mientras en un rincón oscuro de Xalapa se desarrollaba este drama, en la colonia Mártires de Xalapa otro acto atroz se desarrollaba casi en simetría temporal. Vecinos, armados con sus celulares como cámaras improvisadas, documentaron cómo la Policía Municipal irrumpía en una vivienda sin orden judicial, arrancando a un joven de su refugio con una violencia desmedida.
Las imágenes capturaron la brutalidad policial en su estado más puro, dejando al descubierto la desmesurada fuerza empleada contra un individuo ya esposado. Un agente, en su afán de evitar testigos, corrió a un taxista que observaba atónito la escena, mientras el joven era sometido a golpes y patadas. La patrulla se convirtió en la escena de un acto teatral macabro, donde el joven, maltrecho y vulnerado, fue abandonado unas cuadras más adelante, liberado pero marcado por las secuelas físicas y emocionales.
El clamor de auxilio se insiste en las calles de Xalapa, ciudadanos atónitos piden al gobernador Cuitláhuac García y al alcalde Ricardo Ahued que intervengan para poner fin a esta ola de violencia institucional.