Redacción El Piñero
Oaxaca, México.- La ira de los elementos ha confinado a una serie de comunidades en las entrañas de Rincón Alto de la Sierra Juárez, sumiendo a los lugareños en una desolación que solo la naturaleza es capaz de urdir. Las persistentes lluvias han engendrado deslaves que, con implacable arbitrariedad, han cerrado las carreteras que llevan la esperanza hacia y desde estas aldeas empapadas.
Los pueblos de San Juan Tepanzacoalco, San Pedro Yaneri, Santa María Zoogochi, Santa Cruz Yagavila, Santiago Teotlasco y San Juan Yagila, como víctimas indefensas en un teatro cósmico, claman por auxilio. A medida que los aludes de tierra han sellado sus conexiones con el mundo exterior, estos enclaves montañosos han quedado suspendidos en una soledad angustiante.
“¡No más aislamiento! ¡Exigimos una senda hacia la vida!” es el grito que resuena en los corazones de los habitantes que han visto sus destinos atados a la tierra por fuerzas que escapan a su control. La comunión de voces se levanta como un ritual, invocando a las instancias locales, estatales y federales para romper las cadenas impuestas por la naturaleza y volver a tejer el tapiz de comunicación que, por generaciones, ha mantenido a estas poblaciones entrelazadas con el resto de la civilización.
Los líderes de estas comunidades han alzado su voz con una mezcla de urgencia y resignación, conscientes de que su destino está entrelazado con el latir del cielo.
Mientras la lluvia persiste, y las arterias de acceso y egreso permanecen obstruidas, estas comunidades empapadas siguen aguardando el despertar de una respuesta.