Veracruz, 26 de diciembre de 2016.-1 Un alcalde de Veracruz está dispuesto a “no arrodillarse” ante el gobernador. Es Américo Zúñiga, de Xalapa, soñando con el movimiento municipalista. El artículo 115 Constitucional a plenitud.
Y su lucha en ningún momento es con los guantes puestos, sino con el diálogo, mejor dicho, con la ley. En todo caso, los libros en la facultad de Leyes lo establecen. “Justicia es la constante y perpetua voluntad de dar a cada quien lo suyo”.
Y con tales ejes rectores, el cabildeo, el consenso, la negociación, incluso, que tal significa la política.
Así, en el tercer informe, Américo dijo que seguirán cabildeando la entrega de participaciones federales, aportaciones y convenios ante la secretaría de Hacienda y Crédito Público en forma directa a los alcaldes, y a los ediles de todo Veracruz, pero también, del país, pues también lidera a sus homólogos de la nación.
Con todo, incluso, que desde la trinchera azul lo están rafagueando para, digamos, coartar su libertad.
La misma libertad que enfrentara a otro gobernador, Agustín Acosta Lagunes, con otro alcalde, y de Xalapa, Carlos Padilla Becerra, y quien fue obligado a renunciar.
Y la misma libertad que conflictuara a otro gobernador, Miguel Alemán Velasco, con otro presidente municipal, y de Xalapa, Rafael Hernández Villalpando, también desaforado.
Y, bueno, si el góber azul prohijó la insumisión de los alcaldes del PAN y PRD y durante 18 días tomaron el palacio principal de Xalapa en contra del duartismo sin Javier Duarte que se viviera, ahora sólo se espera civilidad.
Quizá ya se concitó un barrunto. “Una golondrina, digamos, anunciando el verano”.
Fue en el tercer informe de Américo, donde el góber azul asistió con los suyos. Y tomó la palabra. Y recordó al profe Guillermo Zúñiga Martínez (recién resucitado por la diputada Dunyaska).
Y el Yunes azul dijo, por ejemplo, que con Memo Zúñiga coincidieron en el gobierno del Estado con el mismo maestro, refiriéndose a Rafael Hernández Ochoa.
Y aun cuando omitió que Memo Zúñiga, QEPD, fue su ángel de la guarda que lo acercó con don Rafael (cinco cargos públicos en menos del sexenio), la gentileza fue agradecida por Américo.
Pero el alcalde de la capital está firme. Acaso inspirado en Ricardo Flores Magón, cuando aseguraba que “la rebeldía es la vida y la sumisión es la muerte”.
En todo caso, y como afirmaba Albert Camus, de que lo más importante en la vida es recuperar “un poco de la dignidad perdida”, digamos, para que nunca, jamás, se pierda, ni siquiera, vaya, en el tiempo nublado y tormentoso.
“Xalapa confía en usted” le dijo el presidente municipal al gobernador, lo que nunca, por ejemplo, dijeron Carlos Padilla Becerra y Rafael Hernández Villapando.
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En la lucha municipalista “por un Federalismo más equitativo”, Américo ha tocado puertas, y desde antes, en el Senado, en el Congreso de la Unión, en las secretarías de Gobernación y Hacienda y Crédito Público y en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, SCJN.
Y de paso, caminando con un montón de ediles en la avenida Reforma en la Ciudad de México.
De 38 años de edad, político mesurado, prudente y tolerante, jamás peleador callejero ni fajador de cantina, pero con firmeza en los principios y valores, interpuso una controversia constitucional en la SCJN y la ha ganado para que Hacienda le deposite las participaciones federales y demás apoyos y subsidios en forma directa.
“La corrupción de un gobierno estatal” (Javier Duarte y los duartistas), dijo en el tercer informe, desvió más de tres mil millones de pesos que pertenecían a los gobernados”.
Y por eso mismo ahora cacarea la reforma a la Ley de Coordinación Fiscal empujando la carreta por “un municipalismo que fortalezca a los gobiernos locales”.
Y, se insiste, de Veracruz, pero al mismo tiempo, de los Ayuntamientos del país, que lidera, y lo ha puesto, incluso, en el centro del huracán político.
3
En las horas que corren en que el PRI se ha vuelto partido de oposición, hay quienes miran en el alcalde de Xalapa, ya al nuevo presidente del CDE en el tiempo borrascoso, y/o al futuro candidato al Senado en el año 2018, incluso, hasta la posibilidad más fresca para la candidatura a gobernador.
Pero Américo vive su tiempo. “No nos daremos por vencidos” en la lucha municipalista, dice y remata y remacha, sin “escuchar el canto de las sirenas” en lo que por regular suele descarrilar el hombre público cuando los rodeólogos (búfalos, hordas, bufones y barbies) endulzan los días.
Hay todavía muchos pendientes, el pago de 279 millones de pesos al municipio de Xalapa, y de los cuales apenas, apenitas un abonito de 4.5 millones.
El pago de varios fondos federales y que, incluso, llevaron a la cancelación de obra pública.
El pago de los 400 millones de pesos que ofreciera el góber azul y que al momento sigue atrapado y sin salida en la esperanza.
Incluso, hasta los 12 millones de pesos que en los 48 días del interinato de Flavino Ríos recibiera del gobierno central y siguiendo la filosofía de Javier Duarte tampoco los entregara.
Ex diputado local y ex secretario de Trabajo y Previsión Social, el alcalde de Xalapa sigue como el flechador “tirando a la luna”, consciente y seguro de que nunca la alcanzará pero al mismo tiempo con la lucha municipalista llegará más lejos que todos…
