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Un almirante salva al PRI de Veracruz; más que valiente, temerario

Staff El Piñero

Luis Velázquez Escenarios

Veracruz.-25 de abril de 2017 Uno. Un marino para Boca del Río.-El almirante Sergio Javier Lara Montellano (50 años de servicio en la Armada) es un hombre valiente. Incluso, el más valiente de los priistas. Está listo para enfrentar la batalla más importante de su vida. Es candidato del PRI a la presidencia municipal de Boca del Río, el feudo de los Yunes azules.

El feudo que por ningún concepto están dispuestos a ceder.

Pero, bueno, si la vida consiste en luchar por los ideales, los sueños y las utopías, el almirante, “nacido para perder”, se entretiene.

Por vez primera un marino se lanza a conquistar, digamos, la tierra. En el caso, la alcaldía. Otros, sus antecesores, han ganado la batalla. Pero ha sido por la diputación federal.

El primero fue el capitán Rafael García Anaya, pero quien llegó al Congreso de la Unión gracias a un civil. Fidel Velázquez Sánchez, el dueño que fuera de la CTM en el siglo pasado. Su padrino a quien solía pasear en el café de “La Parroquia” del brazo.

El segundo fue Américo Flores Nava, elegido diputado federal, tiempo aquel de Luis Antonio “El pollo” Pérez Fraga, uno y otro amiguitos que paseaban su juventud en el Congreso federal.

Y el tercero, Fernando Flores Gómez, vicealmirante, también diputado federal.

Ahora, con Lara Montellano, los marinos cambian la curul por la silla embrujada del palacio que Eufemio Zapata, el hermano de Emiliano, confundiera con una silla de montar porque a todos, sin excepción, suele enloquecer.

¡Vaya sorpresas que la vida suele dar!

Nadie, ni siquiera el delegado regional del CDE del PRI, Mario Tejeda Tejeda, pudo imaginar.

Raúl Zarrabal Ferat declinó la nominación. Más le vale estarse quietecito en la Yunicidad con su paso por la secretaría de Comunicaciones.

Armando López Rosado, ex alcalde boqueño, también rechazó la candidatura cuando los priistas desesperados se la ofrecieron.

El cacique bigotón, Ramón Ferrari Pardiño, también se hundió en su asiento con su gente dado su paso oscuro por la secretaría de Desarrollo Agropecuario en el duartazgo que bien el Yunicidio podría resucitarle.

Vaya, hasta la misma Yolanda Gutiérrez Carlín, eterna aspirante, se abstuvo de levantar la mano.

El priismo de Renato Alarcón y la delegada del CEN, Lorena Martínez, salvando al PRI con un marino jubilado.

 

Dos. Pelea estelar

 

Miguel Ángel Yunes Linares quiso vivir en Boca del Río a la orilla del río Jamapa en su desembocadura en el Golfo de México y poco a poco, pian pianito, se fue adueñando del pueblo hasta lanzar al ostracismo al viejo cacique, Ramón Ferrari Pardiño.

Hoy, la capital de la política en Veracruz está en Boca del Río.

Y aun cuando un priista, Salvador Manzur Díaz, les ganó una jugada edilicia, la dinastía Kennedy de Boca recuperó la plaza con Miguel Ángel junior.

Y ahora cuando el padre gobierna y ejercer el poder en el territorio jarocho, ni modo que pierda la plaza… que, claro, en política, como en la vida, nada está escrito.

Quizá en la cancha roja estarán pensando que si la secretaría de Marina, con la Defensa Nacional, han defendido tanto a Veracruz ante los carteles y cartelitos, la Yunicidad está en deuda con los marinos y les habrían, digamos, de pagar con la alcaldía.

Pero, bueno, una cosita es lo macro y otra lo micro.

Además, las decisiones de Yunes Linares las toma hoy sopesando el punto de vista de los hijos.

De ñapa, sería inverosímil que Miguel Ángel junior entregara el palacio municipal a un priista, así sea un marino tricolor.

Y más, porque el alcalde boqueño sueña con la candidatura panista a gobernador el año entrante.

Y en todo caso, la derrota el 4 de junio con su candidato lo desacreditaría.

Y más, si en el puerto de Veracruz su hermano Fernando ganara la presidencia municipal.

Sólo resta, entonces, la pelea estelar en las urnas, frente a frente, cara a cara.

Tres. Masacre electoral

El PRI es partido de oposición en Veracruz. Y su fuente tradicional de billete fresco, la secretaría de Finanzas y Planeación, fue cerrada desde el primero de diciembre del año anterior.

Así, el almirante ha sido lanzado a la guerra y sin fusil, y lo peor, aunque tiene fusil (digamos, la candidatura), pero sin cartuchos.

Y de ñapa, y alrededor, puros cartuchos quemados.

Se ignora, por ejemplo, y solo como mera hipótesis, si la secretaría de Marina le lanzaría un bote financiero a la mitad del océano tormentoso para financiar parte de la campaña electoral.

Y/o en todo caso, si Los Pinos se pondrían bellos con los marinos para, digamos, levantar el ánimo ante la inminente derrota, con riesgo de una nueva masacre electoral como aquella infligida a Carolina Gudiño Corro cuando mesiánica se soñó diputada federal por el distrito.

Pero con todo, el almirante es demasiado valiente, digamos, audaz y temerario.

Y más, porque nadie entra a una batalla para perder.

Y más, porque a todas leguas fue elegido candidato cuando todos los civiles boqueños militantes del PRI y el PVEM… bajaron la guardia.

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