- Aprueba el Congreso local designar cada 15 de octubre como el Día Estatal del Amaranto.
- Se trabaja con el Congreso federal para crear el Día Nacional de esta planta: Othón Cuevas.
San Raymundo Jalpan, Oaxaca-El Congreso local aprobó, mediante decreto, designar el 15 de octubre de cada año, como el Día Estatal del Amaranto. Su impulsor, el diputado Othón Cuevas Córdova, destacó que la importancia de esta semilla, trasciende su enorme aporte alimenticio. También puede ser punta de lanza para una nueva economía solidaria, entre varios beneficios que puede aportar, además de su herencia ancestral.
La relevancia de este decreto, aprobado a principios de año por esta soberanía, coloca a Oaxaca como entidad impulsora del desarrollo de la siembra. Y aunque no es el primer estado de la República, en cuanto al volumen de producción de esta planta, existen organizaciones de la sociedad civil, como el Centro de Desarrollo Comunitario “Centeótl”, que han pugnado por convertir su producción, industrialización y venta del producto en una nueva forma de economía regional y solidaria.
El Día Estatal del Amaranto, se inscribe en la celebración del 16 de octubre como el Día Mundial de la Alimentación, lo cual sucede en todos los países desde 1979. Adelantó que actualmente existe un trabajo coordinado con diputados federales, de la Comisión de Gobernación, para que ellos presenten un dictamen con proyecto de decreto, para que México cuente con un Día Nacional del Amaranto.
Esta es la idea para reconocer al amaranto y colocarlo en un lugar preponderante como ya lo hizo el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador al incluir por primera vez en la historia dicha semilla dentro de la Canasta Básica.
Además de sus múltiples beneficios económicos y nutricionales, el amaranto es un cultivo muy resistente a la sequía, una característica de gran valor, ya que en Oaxaca la mayor parte de los terrenos son de temporal.
Por último, señaló que su uso ha llamado el interés del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia para incorporarlo en los comedores que atiende. Y al adquirirlos a las empresas sociales, se contribuye a convertir este tipo de emprendimientos “en una opción distinta al neoliberalismo”.
Cuevas Córdova apuntó que el cultivo del amaranto en territorio mesoamericano se remonta a más de 500 años. Cuando los españoles llegaron, la semilla era el alimento principal de los aztecas, pero sobre todo de los guerreros. Cuando los habitantes de Tenochtitlan sometían a un pueblo, imponían, entre otros productos como el frijol y maíz, un tributo especial de amaranto. Esto era particularmente importante porque era la comida principal de los combatientes.
Tras la invasión española, se crearon mitos alrededor de esta planta que llevó a la prohibición de su siembra y consumo, posiblemente, señaló el legislador, fue una estrategia para evitar que las fuerzas aztecas consumieran el producto.
En la actualidad, con el soporte de extensos estudios científicos, se descubrió que el amaranto posee una combinación casi perfecta de aminoácidos -sobre todo de lisina, que participa en la construcción de todas las proteínas del organismo- además de tener una participación importante, en el sistema inmune del organismo y en la absorción del calcio.
Según investigaciones, la lisina es una proteína prácticamente inexistente en el mundo vegetal. Solo está en el mundo animal. Pero el amaranto y su combinación de aminoácidos resulta prácticamente perfecta; supera en proteína a los lácteos y la carne. Dichas propiedades, le han permitido al amaranto ser considerado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la FAO, como el mejor alimento del mundo.