Luis Velázquez /Escenarios
22 de mayo de 2019
UNO. Electoreros programas sociales
La reforma educativa de AMLO fue aprobada. Pero miles de profesores quedaron irritados. Por ejemplo, la orden fulminante de que los niños de escuela primaria sean aprobados cuando, caray, en la infancia se forman los hábitos y moldean las costumbres y se desarrolla la inteligencia y se crea y recrea la disciplina en la vida.
La orden por decreto tiene un mensaje electoral. El objetivo de los Morenos es amarrar desde ahora la buena voluntad de los padres de familia de cara al año 2021 cuando serán elegidos los nuevos diputados federales y varios gobernadores de aquí para entonces.
Además, y como en el caso de Veracruz, los 50 diputados locales y los 212 presidentes municipales y mil síndicos y regidores.
La estrategia, digamos, educativa, populista cien por ciento, ramplona y barata, gravísimo daño a los niños, alterna con los programas sociales.
Los ni-nis, con becas. Los viejitos, con más subsidio. Los abuelitos que cuiden a los nietos, con otra ayudadita. 5 mil pesos para los campesinos que cuiden los bosques. Y de ñapa, chambita para los migrantes de América Central.
AMLO está jugando el todo por el todo.
DOS. Profesores desconcertados
Un número incalculable de profesores de primaria están, cierto, asombrados con el nuevo apostolado pedagógico de aprobar a todos los niños por decreto superior, pero al mismo tiempo, encorajinados.
Los niños, y sus padres, enterados quedaron de que en automático, con el simple hecho de asistir a clases, sus hijos pasarán año con año los seis de la educación básica.
Pero sin ningún esfuerzo adicional. Sin ninguna disciplina sistemática para estudiar todos los días. Sin ningún aliciente para esmerarse y ser los mejores.
Tiempos aquellos, caray, cuando los niños más aplicados figuraban en el cuadro de honor.
Felices los obradoristas de que ninguna coma quedó de la Reforma Educativa de Enrique Peña Nieto.
Más felices porque según ellos descubrieron el paraíso terrenal cuando el kínder y la primaria, y hasta la secundaria, son el tiempo para el conocimiento, cierto, de los niños y adolescentes, pero más aún, el tiempo de la formación humana.
La vieja y fracasada ideología socialista, comunista, troskista, de que en la sociedad ideal todos son iguales y sin ninguna competencia interna todos, sin excepción, tenían garantizado el derecho a vivir y vivir lo mejor posible. La meritocracia, a un lado.
TRES. Educación ramplona
Además, la fama pública de que los profesores han fallado en el sistema de enseñanza en materias básicas, como por ejemplo, matemáticas, historia, gramática y geografía.
Y más, porque si los alumnos tienen grandes deficiencias (históricas, míticas, legendarias), en el otro extremo está la realidad avasallante con los estudiantes que rechazan equis materias porque el sistema educativo del profe falló.
Y en vez de inducir a los niños en el goce del aprendizaje aprendieron a odiar algunas materias.
Con la nueva reforma, todo indica, se llegó al populismo. Y algún día, los padres de familia (ahora los maestros) tomarán conciencia del grave daño a los hijos cuando de pronto, enfrenten y confronten la realidad avasallante donde la competencia es feroz y atroz, dura y cruel, pues simple y llanamente, la vida, la vida real, es así.
Los legisladores federales festinaron la nueva reforma educativa. Pero ninguno volteó al salón de clases ni tampoco, digamos, consultó las encuestas nacionales sobre el deterioro en la calidad educativa en el país y en las naciones del mundo con el más alto desarrollo.