Se le revertirá…
Luis Velázquez/ Escenarios
Veracruz.- UNO. Peor error de AMLO
Andrés Manuel López Obrador, AMLO, ganó la presidencia de la república porque la población está harta, hartísima, de la corrupción política.
Los treinta millones de mexicanos votaron por el candidato presidencial de MORENA, PT y PES, esperando justicia en contra de los políticos pillos y ladrones.
Pero más aún, justicia en contra de los ex presidentes de la república que han empobrecido al país donde 6 de cada 10 habitantes están en la pobreza y la miseria y once millones de paisanos como migrantes en Estados Unidos en la fatídica era de Donald Trump.
Ahora, AMLO ha recibido una encomienda celestial, a partir de que el cura José Alejandro Solalinde Guerra, dijo que “se parece mucho a Dios”, y ha anunciado la amnistía política para los siguientes ex presidentes de la república que en nombre del liberalismo que sembraron la jodidez:
Uno, Enrique Peña Nieto. Dos, Felipe Calderón Hinojosa. Tres, Vicente Fox. Cuatro, Ernesto Zedillo. Y cinco, Carlos Salinas de Gortari.
En la entrevista con Imagen Televisión, al reportero Ciro Gómez Leyva le faltó preguntar qué pasaría con Luis Echeverría Álvarez, arraigado en la prisión domiciliaria por la matanza de Tlatelolco el 21 de octubre de 1968.
Pero, bueno, el pueblo, simplemente y llanamente, quiere justicia, justicia, justicia, en un país empobrecido por culpa de las políticas sociales y económicas de los ex presidentes que con todo y sus remedios liberales fracasaron.
Por eso, la amnistía política de AMLO a sus cinco antecesores que porque las cárceles son insuficientes para tanto político pillo y porque de ser llevados a juicio penal habría confrontación innecesaria significa un error.
Y un error que tarde o temprano, la población electoral cobrará en las urnas.
El primer tabasqueño que gobernará el país está equivocado.
Lo peor, se está traicionando a sí mismo porque en su oportunidad levantó demasiadas expectativas para castigar a tantos culpables de la miseria y la pobreza nacional.
Pero, bueno, el sacerdote José Alejandro Solalinde Guerra ha descubierto que AMLO “tiene mucho parecido a Dios”.
Y Dios, el Dios de Solalinde, el dios presidencial, el tlatoani, el gurú, el tótem, si se equivoca vuelve a mandar.
Ya se verá en las urnas…
DOS. Inseguridad, grave pendiente
Tantito peor si se considera lo siguiente:
Podrá existir un Tren Maya.
Y un nuevo aeropuerto de la Ciudad de México en Santa Lucía.
Y un nuevo Tratado de Libre Comercio gracias a la mano de AMLO.
Y Los Pinos podrán convertirse en un museo nacional, mejor dicho, latinoamericano.
Y el país podrá sembrarse con árboles frutales para, de paso, ofrecer empleo (empleo temporal) a indígenas y campesinos.
Y podrán construir más refinerías.
Etcétera, etcétera.
Pero si el grave pendiente de la inseguridad, la zozobra y la incertidumbre en el diario vivir queda irresuelto en el primer año de AMLO y en el segundo y en el tercero, entonces, la llamada Cuarta Transformación del País (4T) será una vacilada, “una tomadura de pelo”, un reality-show.
Nada más importante en un país convertido en un río de sangre y un valle de la muerte más que detener el tsunami de violencia donde los carteles siguen ganando la guerra al Estado e imponiendo su Estado Delincuencial por encima del Estado de Derecho.
Y en tanto existan hogares con hijos secuestrados, desaparecidos, asesinados y sepultados en fosas clandestinas, todo lo que AMLO y sus gobernadores, entre ellos, Cuitláhuac García Jiménez, de Veracruz, festinen y alardeen sobre el nuevo México valdrá cero.
TRES. El pueblo exige justicia
La población electoral (treinta millones de mexicanos, se recuerda) se desbordó por AMLO en las urnas porque se la pasó anunciando la cárcel para “la mafia en el poder”.
Ahora, presidente electo, sale con el chorizo de la amnistía política y lo que equivale tanto, y por ejemplo, a que Javier Duarte y Karime Macías y los suyos políticos presos en el penal de Pacho Viejo fueran perdonados y dejados en libertad.
El pueblo, sin embargo, quiere castigo. Espera el castigo. Mejor dicho, justicia.
Y si la justicia incluye llevar a un proceso penal a Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón, Vicente Fox, Ernesto Zedillo, Carlos Salinas y Luis Echeverría Álvarez, así ha de ser.
AMLO dijo a Gómez Leyva que “espero que el pueblo me comprenda, porque no quiero confrontación”.
Pero dejó la pelota en la cancha popular y aseguró que si el pueblo se lo pide… procederá contra los cinco expresidentes.
Desde luego, el pueblo, cada padre de familia, atrapado y sin salida con la obligación moral y social de llevar el itacate y la torta a casa vive los días y noches en otros menesteres.
Y será más difícil que de norte a sur y de este a oeste, la población se apodere de las calles y avenidas en marchas y caminatas reclamando la cárcel para los ex presidentes.
AMLO olvida que si ganó la contienda presidencial se debe a que ofreció cárcel para los políticos corruptos.
Ahora, el señor, ungido ya presidente electo, quiere amnistía política.
¡Vaya cuento!
Ahora, y por fortuna, y luego de sus comparecencias con los reporteros de Televisa (Tercer Grado) y de Imagen TV (Gómez Leyva), también estuvo con Carmen Aristegui, a quien reveló que llevará a consulta popular (el sexenio de las consultas) si desean sentar “en el banquillo de los acusados” a los expresidentes.
