Por: Ignacio Martínez Platas
SANTIAGO AMOLTEPEC, Oax.- Dolor, indignación, temor, impotencia y sed de venganza, es lo que impera en Santiago Amoltepec, después de la masacre del pasado 14 de febrero en que cinco personas fueron prácticamente emboscadas por pistoleros y policías municipales. Aquí la población vive y se siente en el total desamparo ante la ausencia de los cuerpos de seguridad estatal y federal.
El clamor popular en esta comunidad de la Sierra Sur de Oaxaca, es que el presidente municipal Mario Hernández García, es un mentiroso, al desvirtuar, según ellos, la información real de los hechos y evadir la acción de la justicia, tratando de engañar de esa forma a su pueblo y al propio gobernador Salomón Jara Cruz.
Los propios familiares del edil Mario Hernández, confirman que este recibió el pasado uno de enero la presidencia municipal de Amoltepec de manos de su cuñado, Abel García Santiago, padre de los tres jóvenes masacrados en la explanada municipal, Rubén Arturo, Jesús y Pablo García García.
La hermana de Abel, Rosa García Santiago, esta casada con Mario, el actual edil, ambos, tíos de los tres hermanos acribillados el pasado martes.
De acuerdo al testimonio de los pobladores, el móvil del quíntuple crimen aparentemente se debió que horas antes de los hechos, seguidores del actual munícipe provocaron y agredieron verbalmente a los tres hermanos, quienes corrieron a su domicilio por sus armas y en el camino se les unieron sus amigos Higinio Hernández Torres y Rodrigo Torres Roque, para dirigirse al palacio municipal.
En el edificio municipal se encontraba el edil con su cabildo en una reunión con el presidente de Bienes Comunales de Santiago Textitlán, Benito Vásquez, e integrantes de su Consejo de Vigilancia, para acordar sobre el permiso correspondiente por el uso del camino que Amoltepec utiliza para su ruta a la capital del estado.
Hay un video de los hechos, dicen los familiares de las víctimas, el cual cuidan celosamente, donde se puede observar cuando los cinco supuestos agresores arriban al palacio municipal empuñando fusiles automáticos, al parecer R-15, y le piden al presidente municipal salir inmediatamente a resolver el “asunto pendiente”.
Enseguida, señalan los familiares, se escuchan los primeros disparos de ambas partes, tanto de los policías municipales que resguardaban el interior del palacio, como el de los presuntos agresores, aunque minutos después arriba al lugar otro grupo de civiles portando fusiles de asalto que abrieron fuego por la espalda contra los hermanos y acompañantes que estaban parapetados en una camioneta Toyota color azul.
También se puede ver a uno de los hijos de Abel tirado en el suelo, mientras que el segundo tira su arma y levanta las manos en señal de rendición y otro más se arrodilla levantando las manos, sin embargo, el grupo de civiles que se encontraba en la retaguardia los acribilla a mansalva y los remata, expresan.
Posteriormente, se ve salir a los policías municipales de la presidencia y atrás de ellos el presidente municipal junto con las autoridades comunales de Textitlán, quienes se retiraron inmediatamente del lugar escoltados por una patrulla y otro vehículo para abandonar la población. “No iba el presidente municipal de Textitlán, porque el no estaba en la reunión”, señalan.
Sin embargo, muchos de los habitantes entrevistados por Cuarplana.com, denuncian que aprovechando la inexperiencia e incapacidad de los funcionarios de la 4T, el edil hizo circular su versión a modo para evadir la acción de la justicia y declarándose inocente de los sangrientos hechos y para los pobladores de Amoltepec, “solo abrió la llave de la violencia y en cualquier momento iniciará una cascada sangrienta de venganzas”.
La presencia de la fuerza pública que se prometió desde la propia Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, al igual que del Secretario de Gobierno, Jesús Romero López, y la titular del Secretariado Ejecutiva, Karina Barón, solo quedó en declaraciones, señalan los pobladores.
A lo largo del accidentado camino para llegar a Santiago Amoltepec, no se observa ninguna retén o puesto de revisión o tan siquiera alguna patrulla de la Policía Estatal, mucho menos de la Guardia Nacional, lo que deja en total indefensión a los pobladores ante cualquier agresión armada y mantiene en un ambiente de tensión y temor a la población, y lo más preocupante, a merced de los grupos armados que se disputan el poder en esa parte de la Sierra Sur de Oaxaca. En el pueblo, tampoco se observan algún elemento de seguridad, ya sea estatal o federal. Tampoco efectivos del Ejército. Esto durante el tiempo que estuvo este reportero en la comunidad.
Las clases se suspendieron desde el pasado miércoles después de que fueron sepultados los cinco cuerpos en el panteón municipal, al que asistió casi la totalidad de la población, aunque se informó que el próximo lunes se reanudarán las actividades escolares.
Así mismo, las festividades del carnaval quedaron suspendidas según lo dieron a conocer el comité de festejos y los mayordomos.
Las calles se encuentran desiertas y sólo las mujeres salen a comprar a los comercios locales lo básico para la alimentación del día.
Durante el recorrido realizado, los familiares de las víctimas y pobladores no permitieron tomar imágenes por “seguridad”, además recomendaron omitir la identidad de los entrevistados e informantes para no poner en peligro sus vidas, que aquí en la Sierra Sur, depende de un hilo, máxime que no hay un destacamento permanente de seguridad.