Ciudad de México.- En 2014, Ángeles Ortíz se encontraba muy cerca de culminar sus estudios en la licenciatura de comercio internacional. Alumna excelsa, ya se veía trabajando la aduana marítima de su amado puerto de Veracruz… pero todo cambió en un abrir y cerrar de ojos.
Tras estar bebiendo toda la noche en su fiesta de graduación de la preparatoria, un joven de 18 años arrolló a Ángeles con el lujoso auto deportivo que sus papás le habían prestado. Irresponsabilidad total que cambió por completo la vida de una mujer que tenía planes muy ambiciosos.
“Tenía 31 años y me tuvieron que amputar la pierna. No pasó nada, lo detuvieron (al culpable) ese día los vecinos, pero resultó que era hijo del subdirector de la clínica pública donde me fueron a meter, donde además intentaron dejarme morir porque no me dieron la atención, su mamá era la subadministradora de la misma clínica y era sobrino de un subprocurador de justicia de ese entonces, era 2004, imagínate qué le hicieron… ¡nada!”, relata con impotencia Ángeles Ortíz en entrevista con As México.
La tabasqueña de nacimiento, pero veracruzana de corazón, vio cómo su castillo de sueños se derrumbaba. Y es que la tragedia arrastró a todos, no solo a ella: “En el momento que mi padre se entera que me cortan la pierna, le da un infarto y le tuvieron que poner un marcapaso; a mi hermana le da una parálisis facial y mi hija, que en ese entonces tenía 11 años, tardó dos años y medio en terapia psicológica. A mi abuelita, con la que yo me críe, le dijeron tres meses después, y cuando le dicen fallece… fueron muchas pérdidas y no valía la pena que mi vida se arruinara más y por eso preferí reestructurarme”, señala.
A casi seis años de este episodio negro, Ángeles encontró paz y decidió perdonar al joven que la atropelló, aunque la justicia nunca le llegó. “Cuando dictan el veredicto ya final del proceso, a él le dan una condena menor a tres años para que alcance fianza y a mí me dan 32 mil pesos, ese fue el valor de mi pierna para la ley, fue cuando dije ‘Angie, ha llegado el momento de reestructurar tu vida, de pensar en ti y en tu familia”.
Lo perdoné porque al final era un joven de 18 años manejando un coche deportivo último modelo, que venía de beber toda la noche festejando su graduación, la pregunta es ¿dónde están los papás antes de eso? para meterle valores, enseñarle límites, no te puedes pasar la vida odiando”, asegura.
CHARLAS A JÓVENES
Parte fundamental del proceso que sostuvo Ángeles para sanar heridas del alma fue desahogar, escribir, y dar a conocer su caso. Sin proponérselo, eso la llevó a compartir su experiencia y convertirse en un puente con los jóvenes para hablar de los peligros de la fórmula alcohol/volante.
“Se me ocurrió escribir mi historia de vida porque me sentí impotente con la justicia legal, y se hizo una carambola de reenvíos y llego a un organismo que se llama ‘No Crash, jóvenes contra la velocidad y el alcohol’ y después a un grupo cervecero que apoyaba el no alcohol y velocidad y entonces me invitaron a dar mi testimonio… así empecé. El primero fue en el Auditorio Nacional, que estaba lleno, y de ahí llevábamos el mensaje de concientización social”, apunta.
LA MEJOR DEL MUNDO
Ortíz retomó su vida, culminó sus estudios, y aunque ya no pudo consumar su sueño de trabajar en la aduana marítima, se convirtió en docente. A la par, abrazó al deporte como su pilar de vida. Y lo hizo con tal fuerza, con tal ímpetu, que se convirtió en la mejor lanzadora de bala del mundo.
“Ha sido una gran bendición el deporte adaptado, renací, me reconstruí, recogí mis pedacitos y, todo gracias al lanzamiento de bala que había entrenado desde los ocho años en Tabasco, donde nací y crecí.
“Soy tetracampeona panamericana, cuatro veces ya en el número 1 de los parapanamericanos, iniciando con Río 2017, con récord del mundo además, después Beijing, mis primeros juegos paraolímpicos, mi primera medalla de plata y, luego, Londres con oro y doble récord del mundo, después vino Río 2016, también con oro y ahorita ya calificamos a Tokio en el pasado mundial en Dubai, fuimos la única medalla de oro en lanzamiento bala”, cuenta.
Ángeles no solo es una atleta excelsa, sino también un ser humano ejemplar: “por este deporte adaptado he fortalecido mucho mi vida y me ha permitido salir adelante y demostrarle a los jóvenes que se puede, que no eres una adversidad, que no eres una pierna, sino que eres las ganas que inyectas para salir adelante y que puedes rescatar siempre de una situación de adversidad, algo bueno”.