•Aunque hay un detenido en el penal “La Toma”, el crimen del reportero no se ha esclarecido
•Periodistas recordaban el hecho cuando se sobresaltaron por un nuevo caso, el de Leobardo Vázquez Atzin, en Gutiérrez Zamora
Por Antonio Osorio
Zona Centro.- Ni el transcurrir del tiempo, ni los reconocimientos, menos el actuar de las autoridades han compensado el vacío que siente la familia del periodista Ricardo Monluí Cabrera, asesinado hace un año, en la cabecera municipal de Yanga, y cuyo crimen hasta hoy es un misterio.
El homicidio del reportero ocurrió en medio de la “ola” de violencia que se desató en los últimos años, y con unas semanas de diferencia de la ejecución de importantes líderes cañeros de la zona centro.
“Monluí” como era conocido en el medio periodístico es uno de los cinco periodistas que han sido asesinados durante la presente administración estatal del panista Miguel Ángel Yunes Linares, y también forma parte de los 22 comunicadores acallados desde el gobierno anterior, del priista Javier Duarte de Ochoa, a quien en una ocasión, durante una entrevista realizada por Monluí, el hoy extinto dirigente nacional del sindicato azucarero Adrián Sánchez Vargas, hiciera un llamado para sacar de la debacle financiera al estado y en particular al sector obrero de la agroindustria del azúcar.
Hasta el momento y tras las investigaciones de la Fiscalía, un sujeto fue detenido y permanece bajo proceso penal en el reclusorio de “La Toma”, sin embargo, nada se sabe sobre los motivos que mediaron para privar de la vida al comunicador, dueño y director del periódico “El Político” y autor de la columna “Crisol”, publicada en el diario “El Sol de Córdoba”.
Incluso, con motivo del primer aniversario luctuoso de Monluí Cabrera, la Comisión Estatal para la Atención y Protección de los Periodistas (CEAPP) dio a conocer que se encuentra pendiente del total esclarecimiento del asunto.
La muerte de este periodista cobra importancia con nuevas ejecuciones de reporteros, como el de Leobardo Vázquez Atzin, en Gutiérrez Zamora, de quien el Gobierno aseguró que no era reportero, sino que se dedicaba a la venta de tacos.
LA HISTORIA DEL HOMICIDIO
Ricardo Monluí fue asesinado la mañana del domingo 19 de marzo de 2017, cuando junto con su esposa Rosalba Ruíz Bautista y su hijo Jonathan Rodolfo Monluí, salían de la fonda de gorditas “Doña Herme”, de la calle 2, entre avenidas 3 y 5, de Yanga, a donde cada domingo llegaba a desayunar con su familia.
Antes de subir a automóvil, un Nissan, Tsuru, color blanco,
fueron alcanzados por un sujeto que aparentemente le disparó por la espalda, dándole dos balazos en la cabeza, ante la mirada de su esposa e hijo, quienes también fueron amenazados por el asesino.
Ricardo fue ayudado por sus familiares, quienes le ayudaron a sentarse y recargarse de una barda, mientras pedían auxilio, pero antes de que llegara la ayuda médica falleció.
“Yo me estaba terminando de bañar, cuando sonó el teléfono, me hablaba mi hijo, y me dijo ¿dónde estás? y le contesté que me estaba acabando de bañar, cuando me dice salte rápido y vámonos que acaban de matar al jefe”, relató Manuel Coello, uno de los colaboradores de Ricardo.
Con tristeza, agregó que “todavía en la mañana subió sus notas a su página, él siempre se levantaba a las cinco de la mañana para escribir”.
Una semana antes del crimen, había fallecido un hijo de Ricardo, un joven de unos 38 o 40 años, avecindado en la zona de Tezonapa, y quien llevaba también por nombre Ricardo Monluí, por lo que amigos del periodista comentaron que “el chamaco” se lo había llevado.
También un mes antes, en Córdoba, habían sido ejecutados los dirigentes cañeros de la CNC de los ingenios Central Motzorongo y Central La Providencia, Norberto Echevarría Ortiz y Fernando Maza Muñoz, respectivamente.
SIEMPRE LE GUSTÓ EL OFICIO DE REPORTERO
Aparte de escribir en varios medios, Ricardo también era secretario de Prensa y Propaganda de la Unión Nacional de Productores de Caña de Azúcar, de la Confederación Nacional Campesina (CNC), donde trabajó con líderes como Isidro Pulido Reyes, Manuel Pérez Bonilla, Francisco Castro González y con el que también fuera su compadre, Daniel Pérez Valdés, a quien estimaba tanto que hasta publicaba notas sobre los logros deportivos que alcanzaba un hijo del dirigente.
Además de redactar las notas del día y su columna “Crisol”, Monluí tenía una agencia de elaboración de encuestas, que por estos tiempos electorales ofrecía a distintos personajes políticos o alcaldes, para medir la aceptación de la gente.
De sus hazañas periodísticas de Monluí se recuerda que entrevistó al extinto pistolero Toribio Gargallo Peralta, quien se hacía llamar Juan Zavaleta y tenía su imperio en la región de Omealca y Tezonapa. El artículo fue publicado eI 28 de agosto de 1984 en los diarios El Sol de Córdoba y El Sol de México, y posteriormente una parte de la entrevista fue retomada por eI periodista Ignacio Ramírez
en la columna “Parientes del Gobernador, miembros de Familias”, de la revista Proceso.
Lo cuestionó sobre el terror que infundía en la zona, con sus ejecuciones, y por qué lo hacía.
La publicación fue la siguiente:
“Una semana después, Gargallo respondió en la única entrevista periodística que ha concedido, publicada el 28 de agosto en El Sol de Córdoba. El autor de la nota, Ricardo Monluí Cabrera, refirió en la misma: “Toribio Gargallo quería hablar con este reportero por la buena relación que existe entre ambos y con este diario”.
Llevado el amigo reportero hasta la casa del “patrón” —no se precisa dónde— Toribio Gargallo, también conocido como Juan Zavaleta y apodado “el Toro” —en su muñeca izquierda siempre lleva una esclava de oro con la figura de un toro— hizo la siguientes declaraciones:
“De ese asesinato, yo no sé nada Es necesario dar a conocer que me dedico a trabajar en forma honrada. No soy secuestrador, ni pistolero a sueldo. Trabajo como muchos, tengo algunos camiones y un bonito rancho cuando alguien me la debe, me la paga y no importa quien se encuentre presente. Si un sujeto baleó mi hogar y lo encuentro en la esquina, ahí mismo lo mato. Vamos a descubrir quién mató a ese periodista para que dejen de involucrarme”.
—Señor Gargallo, ¿por qué se le involucra en forma constante en hechos de sangre?, se le pregunta.
Y responde:
“Muchos me tienen envidia, yo no tengo necesidad de estas madres, que sólo me perjudican”.
José Luis Mejías en ningún momento involucró ni relacionó a Gargallo con el asesinato de Juárez Vázquez. Simplemente dijo que dos de sus matones había sido contratados para ello”.
Sus últimos años fue reportero crítico, publicaba por igual notas del día que columnas donde resaltaba las irregularidades, por ejemplo, de algunos dirigentes.
Todavía ese domingo, se levantó como siempre, a las 5 de la mañana, para empezar a escribir y subir sus notas a su página El Político de Córdoba, así como a las redes sociales. Entre su material informativo se encontraba una nota donde abordaba el tema de los conflictos internos y la desbandada de Morena, en Fortín.
Luego, salió con su familia para ir a desayunar a Yanga, como cada ocho días, sin saber que era para no regresar vivo.
A su velorio, en una conocida funeraria de Córdoba, asistieron familiares, conocidos, amigos, compañeros de trabajo, alcaldes de la zona y también recibió la visita del Gobernador, Miguel Ángel Yunes Linares, quien habló con los deudos, para ofrecerles todo el respaldo. Luego dio una entrevista donde señaló que se trabajaba para investigar los hechos y llevar a los responsables ante la justicia.
Meses después el gobernador volvió a reunirse con los dolientes, para informarles los avances de la investigación, y después el entonces alcalde Tomás Ríos Bernal, les entregó un reconocimiento en memoria del periodista.
A MONLUÍ TAMBIEN LO TIENE PRESENTE LA CEAPP
El homicidio del reportero Ricardo Monluí no ha sido olvidado, al menos por la Comisión Estatal para la Atención y Protección a Periodistas (CEAPP), que preside la periodista Ana Laura Pérez Mendoza.
El pasado martes, al cumplirse un año del homicidio, el organismo informó que se espera el total esclarecimiento del asunto.
En un cartel que tiene de fondo su imagen y en la parte inferior el hastag #NiUnoMás, y que fue difundido las redes sociales, el organismo estableció: “Ricardo Monluí Cabrera, a un año de su homicidio, la CEAPP reitera y exhorta a las autoridades correspondientes al esclarecimiento de los hechos, y que el o los responsables sean castigados conforme a derecho”.
Agrega el informe que “en septiembre del 2017 detienen a Ángel “N”, alias “La Paloma”, probable responsable del asesinato del periodista; hasta el momento no se ha esclarecido el hecho”.
PIDEN CONSIDERAR TRABAJO PERIODÍSTICO DE LEOBARDO
La Red Veracruzana de Periodistas exhortó a la Fiscalía General del Estado (FGE) a considerar, dentro de la carpeta de investigación correspondiente, el trabajo periodístico de nuestro compañero Leobardo Vázquez Atzin, asesinado la noche del pasado miércoles 21 de marzo.
Acusó que “la FGE minimizó su labor como reportero, debido a que al momento de los hechos se encontraba a unos metros del local de tacos que administraba como actividad secundaria, en su propio domicilio”.
La organización denunció que el informe oficial “se mencionó lo siguiente: De acuerdo con los indicios recabados, en el momento de los hechos en que perdiera la vida, el hoy occiso se encontraba desarrollando actividades propias de su negocio de elaboración y venta de tacos, el cual se ubica en su domicilio, cuando fue lesionado por personas desconocidas, con proyectiles de arma de fuego, según confirmó la cónyuge”.
Leobardo Vázquez, citó la RVP, “actualmente desarrollaba su actividad como reportero a través del portal de Internet Enlace Informativo Regional, lo que provocó amenazas por abordar temas como invasión de predios en el municipio de Tecolutla, dentro de sus notas periodísticas. Exigimos condiciones para informar”.
Vázquez Atzin fue editor y diagramador en el diario Noreste, así como en el periódico Realidades.
También fue co-fundador de la Revista El Portal, director de Comunicación Social en el Ayuntamiento de Papantla,
reportero del diario La Opinión, así como del diario Vanguardia, y fundador del portal web Enlace Informativo Regional.
Debido a las bajas percepciones que obtenía del quehacer periodístico, tenía un negocio de tacos que instaló en su domicilio, en la colonia Renacimiento de Gutiérrez Zamora, para obtener otro ingreso que le permitiera solventar los gastos familiares, pero la noche del miércoles fue asesinado a balazos por desconocidos.
Su cuerpo fue velado en la capilla 2 de Funerales Espejo, en la ciudad de Papantla, de donde era originario y este viernes 23, a las 15:00 horas, fue acompañado por cientos de familiares, amigo, conocidos y compañeros periodistas hasta su última morada, en el panteón de la “Santísima Trinidad”, en el mismo municipio.