Redacción / Sin Embargo
Veracruz/Ciudad de México (BlogExpediente/SinEmbargo).- En una imagen, el Gobernador en funciones, el panista-perredista, Miguel Ángel Yunes Linares, observa tendencias electorales en el teléfono móvil, un brazo lo recarga en una silla ejecutiva y la otra se la lleva a la frente. Está solo en Palacio de Gobierno, la imagen delata pesadumbre, preocupación y pesimismo; en una segunda toma, el mismo Yunes, de espaldas a la cámara toma el llamado teléfono rojo, con una mano sostiene el auricular con firmeza. Faltan escasos 45 minutos para que el Organismo Público Local Electoral (OPLE) confirme que su hijo, el candidato a gobernador de la coalición “Por Veracruz al Frente”, Miguel Ángel Yunes Márquez va abajo en las encuestas por siete puntos sobre el eventual ganador de los comicios, Cuitláhuac García.
La oficina luce vacía, ni un solo asistente, secretaria o asesor, sólo las luminarias prendidas y la sombra de quien batalló 30 años para ser gobernador por un periodo de 24 meses y que deseó perpetuarse seis años más, mimetizándose en la figura de su hijo y que hoy tiene que empezar a digerir la derrota.
Varias imágenes que valen más que mil palabras. Son las lentes de Miguel Ángel Carmona, de Carlos Hernández y Yerenia Rolón, quienes por separado esperan agazapados, como cazadores furtivos el momento de “disparar”, están en penumbras, camuflados entre jardineras, bancas y a sabiendas que el gobernador olvidó cerrar las cortinas.
En la oficina de comunicación social del Gobernador y del candidato panista, en ambos Yunes hay una sinergia y una coordinación fluida, pero todos están en silencio, en el hotel Holiday Inn.
La gente de Yunes Márquez anda con el rostro desencajado, ojos vidriosos, salen a decir que “porque el PREP va lento” se cancela la rueda de prensa de media noche. En Palacio, subordinados ríen a sus espaldas, empleados de la oficina de prensa disfrutan la derrota yunista, justificando los “malos tratos” y “prepotencia”.
En la oficina del OPLE, reporteros afines al gobierno de Yunes casi derraman lágrimas, cuando el consejero presidente, Alejandro Bonilla, marcó 45.9 por ciento de intención de voto para el candidato de la coalición, “Juntos Haremos Historia”, Cuitláhuac García.
En el búnker de MORENA, Cuitláhuac García lucía un tanto incrédulo, dudoso de su triunfo, incluso hizo un llamado a esperar los resultados del miércoles, temeroso -dijo- de que el hijo del Gobernador pudiera hacer fraude.
En Boca del Río, recinto vacío y caras largas, Miguel Yunes Márquez se retiró cerca de la media noche. Salió entre aplausos de su staff, no hubo mensaje, ni medio palabra, salió con la cara en alto, aunque el gesto adusto.
En donde todo era fiesta, alegría, besos, abrazos, toqueteos y gritos de euforia, era la Plaza Lerdo, militantes de Morena gritaban al unísono: “Ya se van los Yunes, ya se van los Yunes”. Mientras entonaban el “Cielito Lindo”, imágenes de cartón-caricaturizadas de Cuitláhuac García ya le daban la vuelta al Palacio de Gobierno. El intento de monarquía azul yunista, programada para 14 años, quedaba fragmentada en su primer intento.
En la esquina de Palacio de Gobierno, el ex panista, Víctor Alejandro Vazquez Cuevas (seis años líder de Acción Nacional), y el ex priista, Ricardo Ahued (una década en el PRI y futuro Senador, ahora por Morena) se daban un efusivo abrazo. “Estoy a la orden”, replicó Ahued a Vázquez, mientras el ex Alcalde de Xalapa caminaba irguiendo el pecho por todo el pasillo de Palacio de Gobierno.
Sobre las 2 de la mañana, los aires de euforia y celebración se fueron apagando, los Policías Estatales de la Fuerza Civil destinados al resguardo del inmueble electoral de la avenida Juárez bromeaban a su comandante: ¿Tons qué jefe, ya ganó la Morena (sic), a dónde nos vamos a celebrar el triunfo de López Obrador?
http://www.sinembargo.mx/03-07-2018/3437141