• Mientras menos horizontes de futuro haya para los jóvenes, mayor posibilidad hay de que se adhieran a las filas del crimen organizado, señaló.
Isaac Rosales | Astillero Informa
Ante la proliferación y encanto de letras tan violentas como explícitas de algunos corridos en ciertos sectores de la juventud mexicana, como es el caso de Sanguinarios del M1, correspondiente al denominado Movimiento Alterado, José Manuel Valenzuela, profesor investigador emérito de El Colegio de la Frontera Norte y autor de libros como Jefe de jefes. Corridos y narcocultura en México, afirmó que es necesario cambiar el contexto de violencia y muerte que ha envuelto a nuestra sociedad para pensar en desmontar esos gustos.
“Ese no debe ser el tipo de cantos con los cuales las y los jóvenes de nuestro país se familiaricen. Debemos de optar por cantos a la vida […]. Pero, para lograr eso, tenemos que cambiar esa realidad que no solo nutre de este tipo de escenas a los cantos, sino también que frustra, corta, limita y mutila los proyectos de vida de las y los jóvenes”, manifestó en una entrevista para Astillero Informa.
“Para poder transformar esas narrativas, tenemos que transformar esa realidad”.
Según el autor de Las morras tumbadas (UdeG, 2024), el factor de la impunidad también contribuye a que las y los jóvenes crean que el mundo del crimen organizado es una opción real para mejorar sus condiciones de vida.
“La impunidad es la base del crecimiento de estas narrativas que vuelven creíble para muchos jóvenes que, desde esos elevadores del crimen, pueden construir condiciones de vida que los equiparan a lo que es el proyecto del capitalismo contemporáneo, en donde el éxito está inscrito como una mercancía de consumo“.
“En la medida en que se amplían las condiciones de desprotección y se desdibujan los horizontes de futuro, las condiciones de certeza en la construcción de proyectos de vida, se acrecientan las posibilidades de que las y los jóvenes opten por estos senderos que, como dice la presenta, son de muerte“, sentenció el académico.
Por otra parte, precisó que las letras de los corridos “no necesariamente tienen una relación vis a vis con la convicción y con las prácticas sociales de las personas“, sino que el gusto que han generado responde a los ritmos pegajosos que los caracterizan.