Eran los tiempos más prolíficos de la era Peña Nieto. Las instancias que revisaban la corrupción estaban silenciadas o no tenían titulares. En el 2010, México veía cómo se incrementaban radcalmente los precios de las gasolinas, el dólar tundía al peso mexicano y la petrolera nacional se hundía en una crisis financiera histórica.
Al frente de Pemex estaba Emilio Lozoya y tenía a un gran aliado en la secretaría de energía: José Antonio Meade.
Ya con varias acusaciones de corrupción encima, Emilio Lozoya seguía lanzando proyectos para Pemex que terminaría por hundir a la empresa hasta convertirla en la petrolera más endeudada del planeta. En 2010, el priista soltó una idea: un contrato para suministrar etanol a la petrolera, en donde se vería favorecida la empresa extranjera Braskem (una filial de Odebrecht).
El acuerdo, adivitieron expertos en ese momento, traería daños a Pemex por al menos 2,000 millones de pesos.
La idea de Lozoya era similar a la Fertinal, en donde se tejió toda una estrategia para hacerle fraude a la petrolera mexicana. En esta ocasión, José Antonio Meade era también el presidente del consejo administrativo de Pemex, por lo que debía evaluar toda esta idea de Lozoya y evaluar sus posibles aportes o daños a la empresa. Dos consejeros adviertieron en documentos del desastre que significaría este contrato. Meade los ignoró completamente y aprobó el trato, beneficiando directamente a Odebrecht y hundiendo a Pemex.
El fraude no hubiera sido posible sin la firma de Meade
El contrato se aprobó, con la iniciativa de Lozoya y el visto bueno económico de Antonio Meade. En pocos meses, el desastre fue evidente: sí se registraron pérdidas por 2,000 millones de pesos y también la empresa petrolera se quedó sin etanol para funcionar correctamente. Mientras tanto, la filial de Odebrecht se hacía millonaria. Con esto, queda claro que Antonio Meade ayudó a que la empresa carioca, al aprobar las ideas de Lozoya.
El priista luego fue premiado con la candidatura presidencial. Antonio Meade se intentó vender como el gran hombre sin partido, una pésima estrategia que le quitó al PRI la presidencial actual y los hundió al tercer lugar nacional. Meade asegura que siempre actuó con honestidad (ya que Felipe Calderón lo tuvo también como ministro), pero la evidencia lo señala completamente. En la cacería de corruptos, su nombre siempre aparece.
Con información de Proceso. | www.proceso.com.mx