- Mil auditorías del Orfis
- Más papistas que el Papa
Luis Velázquez/ Escenarios
Veracruz.- UNO. Espada desenvainada de Cuitlamanía
La profecía bíblica de que “¡Muerto el Rey, viva el Rey!” se está cumpliendo de nuevo en Veracruz.
Sucedió, con todo y que se puso de pechito, con Javier Duarte y Miguel Ángel Yunes Linares.
Ahora, la Cuitlamanía con “espada desenvainada” en contra del Yunes azul.
Por ejemplo, y además del consabido pleito vecindario con el Fiscal Jorge Wínckler Ortiz, las más de mil auditorías anunciadas por el ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, en contra de la yunicidad.
Y de entrada, y salvo lo percibido y sentido por los químicos contables, se antoja un exceso.
Por ejemplo, el gobierno de Veracruz tendrá unas diecinueve, veinte secretarías, más dependencias descentralizadas y que harían, digamos, fideicomisos, incluidos, unos cincuenta.
De ser así, entonces más de mil auditorías a todas ellas significan unas veinte por cada dependencia, cuando, caray, la ley contempla una por cada una.
Pero si se incluyen los 212 municipios, entonces, el espectro aumenta y llegaría, digamos, a unas 250.
Y 250 dependencias auditadas significarían cuatro por cada una si se consideran las más de mil anunciadas por el ORFIS.
Simple y llanamente, crear y recrear un terrible escenario de corrupción en la yunicidad, el bienio del que nadie duda “ordeñaron la vaca”, pero, caray, al mismo tiempo, se repite el mismo libreto panista y priista del ajuste de cuentas para hacer, digamos, funcionable la democracia en el tiempo de “la honestidad valiente” y la Constitución Moral, con todo y república amorosa.
Justicia y gracia para los amigos, decía Benito Juárez, y justicia a secas para los otros.
¡Viva Juárez! ¡Viva Juárez! ¡Viva Juárez!
DOS. ORFIS, tapete de MORENA
La ley establece dos auditorías al año en dependencias públicas. Una, hacia el final del año, el balance, y otra, interna, que puede aplicarse a discrecionalidad.
Y por lo regular se trata de una auditoría por ente fiscalizable… que así suelen denominar (y demonizar) a cada secretaría de Estado, organismos descentralizados (como los fideicomisos, famosos porque son una tapadera, y más en el tiempo de las empresas fantasmas) y Ayuntamientos.
Por eso, digamos, si la LXV Legislatura con mayoría simple de MORENA, más diez diputados opositores en el camino de la reconversión ideológica hacia el partido de AMLO (39 que votaron contra el Fiscal, por ejemplo), revisarán otra vez la Cuenta Pública del año 2017 habría de rastrear el número de auditorías y su autenticidad y rectitud y honestidad para dictaminar que las cosas salieron impecables, incluidos los presidentes municipales palomeados.
Además de que, claro, se trata de cosa juzgada.
Pero en el año 2017, el titular del ORFIS era Antonio Lorenzo Portilla y en el año 2018 que terminará esta semana, de igual manera.
Y si en su oportunidad, el titular del ORFIS aprobó la Cuenta Pública del Yunes azul y la Cuenta Pública de Javier Duarte, y ahora pareciera quedar bien con la Cuitlamanía, caray, habría de mirarse si estaría buscando la reelección.
Y por eso mismo se pone de tapete a MORENA en Veracruz, y más cuando la fama pública registra que los cuatro despachos contables del secretario Ejecutivo del Sistema Estatal Anticorrupción que auditan las Cuentas Públicas es su amigo, su cuate, dicen, su aliado y socio.
Jugada, en todo caso, con chanfle hablar de más mil auditorías al último año de Yunes Linares levantando la mano para que nadie lo de por muerto.
Y más, cuando él mismo ha advertido a la mitad de la población política de Veracruz y a la otra mitad que puede reelegirse.
Reelegirse, claro, si el gobernador, el político más poderoso del sexenio, lo aprueba, de igual manera, digamos, como palomeará a los trece nuevos magistrados del Tribunal Superior de Justicia de una lista inmensa y gigantesca de 433 abogados y litigantes y académicos y políticos aspirantes.
TRES. Cuitlamanía, atrás de yunistas
Mauricio Audirac Murillo, por ejemplo, fue titular del ORFIS, Contralor y secretario de Finanzas y Planeación.
Pero de los tres cargos públicos desempeñados, el último que lo llevara al penal de Pacho Viejo, el más importante y jugoso fue el ORFIS, pues desde ahí pueden maniobrarse negocios múltiples, el más común, despachos contables externos para auditar a los entes fiscalizables, además de concesión de obra pública tanto del gobierno del estado como de los municipios.
Pero, bueno, el corazón humano también suele alimentarse de vanidades y ni hablar, siguió para adelante escalando dimensiones superiores y terminó mal.
Por el contrario, el sucesor, Lorenzo Portilla prefiere, todo indica, reelegirse en el ORFIS y por eso sirvió a Javier Duarte, sirvió a Yunes Linares y ahora desea servir a la Cuitlamanía desacreditando en la cancha pública al equipo de Finanzas y Planeación de Yunes, integrado por su secretario, Guillermo Moreno Chazzarini, un genio maquiavélico en materia contable y química.
Tan es así que, por ejemplo, el ORFIS ha divertido que concluyen por ahora la planeación de las auditorías “donde incluirán temas polémicos o que incluso hayan difundido los medios, como una presunta irregularidad para trasparentar” la vida pública.
Por lo pronto, los yunistas están viviendo el camino al Gólgota en este mes de diciembre en que vence el plazo para su declaración patrimonial del año luego de dos años de funcionarios públicos y en donde la Contralora los estará revisando, más que con lupa, con microscopio, pues la orden superior es sentar al mayor número posible en el banquillo de los acusados.
Es decir, el mismo terrorismo de Yunes Linares contra los duartistas, ahora de la Cuitlamanía contra los yunistas.