➡️ Ni Luciano Sánchez ni Salomón Jara atendieron la petición de auxilio de los pueblos lomabonitenses
Por: Eugenio GONZÁLEZ | El Piñero
Loma Bonita, Oaxaca.– “Aquí no tenemos gobierno”. Mientras las nubes cargadas de lluvia se ciernen amenazadoras, lomabonitenses se arremangan, dispuestos a construir un nuevo destino, un paso provisional sobre la carretera que los conecta con Playa Vicente.
Las autoridades, tanto locales como estatales, se han desvanecido en el aire, dejando tras de sí un vacío que los habitantes no están dispuestos a dejar que se profundice. Luciano Sánchez y Salomón Jara, nombres que alguna vez prometieron apoyo, hoy son ecos lejanos en la mente de quienes cargan costales de tierra y empujan carretillas. La burocracia, en su fría indiferencia, ha olvidado a este pueblo, y la frustración se transforma en acción.
Así, en un acto de resistencia cotidiana, el pueblo piñero se une. Con palas y picos en mano, se convierten en los arquitectos de su propia salvación. Aquí no hay líderes, solo manos que trabajan.
En cada golpe de pala, se siente una chispa de dignidad. La lluvia puede amenazar, pero la voluntad de estos ciudadanos brilla más intensamente. “No necesitamos que nos digan cómo hacerlo”, afirman con determinación. Aquí, en esta improvisada obra colectiva, la solidaridad es el puente más fuerte que cualquier estructura de concreto. Y aunque el gobierno haya decidido mirar hacia otro lado, el verdadero poder reside en quienes, sin más armas que su valor y unidad, se niegan a dejar que la indiferencia les arrebate su futuro.