Fue de en la victoria de Deportivo Táchira sobre Independiente en la Copa Libertadores 1987.
En San Cristóbal llovía y la cancha era un pantano. Deportivo Táchira se preparaba para debutar en la Copa Libertadores después de una semana complicada, que incluyó una advertencia a los dirigentes de no presentarse por una diferencia económica. Y como si fuera poco, enfrente estaba Independiente, un equipo con mística copera que tenía en el plantel cuatro campeones del mundo: Islas, Clausen, Giusti y Bochini.
Frente a este oscuro panorama se encontró el conjunto venezolano el domingo 19 de julio de 1987. “Independiente era el claro favorito y el papelón estaba anunciado”, contó una vez Daniel Francovig, el arquero uruguayo que desembarcó en Venezuela en 1979 para jugar en el ignoto Atlético Falcón y no se imaginaba que aquella tarde se convertiría en héroe.
La primera sorpresa se dio a los 20 minutos, cuando el ídolo local Carlos Maldonado le sacó el jugo a un error defensivo y se la pinchó a Islas. Un gol que no estaba en los planes de nadie. Sin embargo, faltaba lo mejor.
Después de una oportunidad desperdiciada por Independiente, Adrián Paenza relató: “Se juegan 21 minutos, casi 22 de este primer tiempo. Está ganando el Deportivo Táchira por 1 a 0”. Entonces se mezclaron esos siete segundos de silencio de Paenza, con los festejos de los hinchas de fondo. Entonces, sí, el periodista continúo: “Ustedes acaban de advertir una cosa insólita: hubo un gol del arquero. De Francovig que sacó del arco, la pelota pico y le paso por encima a Islas. Este gol, naturalmente, vale. No hubiera valido si era de saque de arco”.
Seis segundos duró el viaje de la pelota desde que la impactó Francovig. Seis segundos que lo catapultaron a la gloria eterna. Seis segundos que le sirvieron para que Deportivo Armenio lo contrate al año siguiente para jugar en la máxima categoría del fútbol argentino.
Pero hubo más. Porque Francovig tuvo la mejor actuación de su carrera. Porque Independiente alcanzó el transitorio empate y acorraló al Táchira. “Comenzó a generar situaciones de gol. Fueron muchas, más de diez durante todo el encuentro y hubo para todos los gustos: tiros por elevación, mano a mano, Francovig las desbarataba una a una”, dice la crónica de Clarín, que puso al arquero como figura con un 9.
Es verdad que el gol de Pedro Febles para el 3-2 de Táchira sirvió para decretar la primera victoria de un equipo venezolano frente a un club argentino, que se habían impuesto en 16 de 17 partidos por Copa Libertadores.
Luego de la victoria, y ante una decena de periodistas, Francovig apeló al humor. “Calculé fríamente el remate y le pegué”, dijo, entre risas. “La realidad es que busqué a Febles, la pelota picó y entró. Lo que pasó me sorprendió como a cualquiera. Me arrodillé y lo festejé con mis compañeros. No lo podía creer”, agregó.
En el otro vestuario, Islas no tenía consuelo. El arquero que había sido suplente de Nery Pumpido en el Mundial 1986 dio su versión. “Vi que venía con fuerza, pero nunca me imaginé que iba a picar como lo hizo”, explicó. No lo pudo digerir y cuando se cruzó a Francovig, en la mitad de la cancha, ni lo saludó.
El tiempo cura las heridas y ahora Islas hasta se ríe de aquel gol histórico. “Casi me muero… Le grité a Villaverde para que la deje, pero entre el viento y la lluvia, picó y chau. Fue terrible”, recordó en una entrevista en Arroban. “Después le hicimos cinco goles en Avellaneda, vino a Armenio y jugó 12 minutos…”, replicó Islas.
con información de https://www.clarin.com/deportes/futbol/independiente/arco-arco-inolvidable-gol-hoy-cumple-30-anos_0_HyhuN6nrZ.html