•La palabra de Andrea Yunes
Escenarios
Luis Velázquez
Veracruz.- UNO. Una mujer en el carril electoral
Andrea Yunes Yunes puso en el carril electoral la pesadilla de Veracruz. Lo resumió así:
“Los ladrones ya no tienen temor de la autoridad. Ya nadie está seguro ni en las plazas comerciales donde, se entiende, hay seguridad pública y privada. Hay asaltos y asesinatos a plena luz del día. No podemos seguir viviendo con miedo. Tenemos derecho a vivir en un lugar digno para todas las familias”.
La candidata del PRI y PVEM a diputada local por el distrito de Boca del Río, el feudo de los Yunes azules, puso el índice en la llaga purulenta.
Más allá de los graves pendientes de desempleo, baja calidad educativa, pésima calidad de salud y cuestionable procuración de justicia, el número uno es la inseguridad, la zozobra, la incertidumbre en el diario vivir.
El miércoles 6 de junio, por ejemplo, el cadáver de una mujer, y de una mujer decapitada, flotó en el río Jamapa a la altura de Paso del Macho.
Fue a las 8 y media de la mañana. Y tenía entre 15 a 17 años. Un tatuaje en su brazo derecho. “Yeremy”. Otro tatuaje, más bien, un dibujo, en el brazo izquierdo.
Desconocida.
Sabrá el chamán el lugar donde su cabeza fue separada.
Y en la plaza comercial de “El dorado”, en Boca del Río, asaltaron la filial del café de “La Parroquia”. Se llevaron cien mil pesos. La yunicidad ofrece un millón de pesos por la cabeza del asaltante.
Y, bueno, planteó Andrea Yunes como hipótesis universal, si en una plaza pública hay vigilancia ya podrá el ciudadano visualizar el estado de cosas en las colonias populares y en la periferia de cada municipio.
Es el mismo grito (infructífero, por cierto, muerto en el silencio y el vacío) de norte a sur y de este a oeste de Veracruz.
“Todos los días hay ejecuciones” han dicho el arzobispo Hipólito Reyes y el obispo de Córdoba, Eduardo Patiño Leal.
DOS. Falló estrategia yunista
Igual que la candidata uni del PRI y PVEM a diputada y candidata pluri a la curul local, muchas voces se han levantado en los días, semanas y meses polvorientos y huracanados de la yunicidad sobre la creciente, inevitable, fuera de control, inseguridad.
Y por desgracia, de nada ha valido.
Cada ocho días, por ejemplo, la yunicidad azul efectúa juntas estelares para analizar la efectividad de la política de seguridad en la semana correspondiente.
Y dieciocho meses después está visto y comprobado que la estrategia ha fracasado.
Y por añañdidura, es hora de reinventarse y/o en todo caso, fortalecer el camino andado, pulirlo y volverlo a pulirlo, para ver si así hay resultados… por más y más que desde el lado oficial digan que el índice delictivo va en caída libre… hacia abajo.
Falso.
En la percepción y la sensación ciudadana hay la absoluta certeza de que nadie está a salvo.
Y nadie puede alardear que ya la libró.
Ni siquiera, vaya, los ricos y pudientes con sus escoltas particulares.
Ningún caso tiene, entonces, recordar que el gobernador Yunes como candidato en el año 2016 ofreció y garantizó, con la fama pública que le precedía, que en el primer semestre acabaría con la zozobra.
Han transcurrido tres semestres y nada de nada.
Por el contrario, de los cuatro carteles que operaban con Javier Duarte gobernador ahora son siete.
Más los cartelitos.
Más la delincuencia común.
Tan es así que un grupo local comandado por “El bukanas”, originario de Acultzingo, se volvió en un dos por tres en el azote de los trenes descarrilados y la yunicidad ofrece un millón de pesos por su cabeza.
Ni la experiencia policiaca de Miguel Ángel Yunes Linares…
Ni la (presunta) asesoría del súper policía de Felipe Calderón Hinojosa, Genardo García Luna…
Ni la asesoría permanente de los israelitas…
Ni los súper policías Jaime Téllez y Mario Marín…, han frenado la incertidumbre en el diario vivir.
Andrea Yunes Yunes lo dijo con firmeza:
“No podemos seguir viviendo con miedo”.
Y con firmeza, porque el 90, 95 por ciento de los candidatos a gobernador y a diputados locales y federales y a senadores han omitido referirse a esta avasallante pesadilla.
TRES. Diputados de espaldas a la realidad
La voz de la candidata del PRI y PVEM a la curul local se dimensiona más por lo siguiente:
Si por ejemplo, vamos a la LXIV Legislatura, ahora cuando en un semestre entregarán la curul queda claro que en su tiempo parlamentario al 99 por ciento de los diputados locales les ha valido un cero a la izquierda la pesadilla cotidiana de los 8 millones de habitantes de Veracruz como es la incertidumbre.
La mayoría se creó y creó un mundo color de rosa a su medida.
La reelección, la deserción de unos partidos políticos a otros (PRI y MORENA, sobre todo, al PAN), la lealtad perruna al gobernador Yunes y al primogénito, el reparto de las mieles de la comunicación social, la aparición de portales digitales propiedad de panistas y el tiradero de incienso a la yunicidad para beneficios adicionales han sido y son la constante.
Pero ninguna voz se ha levantado ni porfiado en la política de seguridad ni tampoco en su hermana gemela como es la procuración de justicia.
Más, mucho más ha logrado, por ejemplo, el Solecito de la vocera Lucy Díaz Genao, poniendo bajo las cuerdas, primero, al exfiscal Luis Ángel Bravo Contreras, luego a Javier Duarte, y después al ex procurador Felipe Amadeo Flores Espinoza.
Andrea Yunes Yunes, sin embargo, es una candidata con sensibilidad social y lo más importante, sin ataduras, rodeos ni ambages, como cuando en uno de sus recorridos, con todo y que es candidata priista, dijo que “Javier Duarte es un desgraciado”.
Simple y llanamente, un des/gra/cia/do.
Y eso que algunas elites tricolores lo están defendiendo ante, digamos, la nueva denuncia penal por desaparición forzada y la orden de aprehensión contra Karime Macías y su señora madre.
“Vengo a escucharlos y a conocer sus necesidades y carencias. Y como diputada voy a gestionar desde el Congreso local los recursos necesarios para que sus condiciones de vida mejoren” ha venido cacareando en su recorrido distrital.
Andrea será diputada. Por la vía uni o la pluri. Y está convencida de su profesión de fe social al lado de los precaristas.