Escenarios
Veracruz.- 1
La mala fama de los políticos ha aflorado. Entre otras cosas, porque son políticos automáticos, definidos así porque apenas toman protesta de un cargo público están pensando en el siguiente.
Por ejemplo, el diputado federal por el distrito de Poza Rica, Leonardo Amador Rodríguez, revelado como un político chapulín, en contra de quienes él mismo renegaba en campaña.
Leonardo Amador ha renunciado a la curul en el Congreso de la Unión. Ha sido para buscar la candidatura a la alcaldía de 4 años de Poza Rica, en donde, oh paradoja, un ex presidente municipal, Juan Alfredo Gándara Andrade, dejara inconcluso (igual que Alberto Silva Ramos en Tuxpan) el trono imperial y faraónico de su pueblo para irse de diputado local.
Igual que el panista Francisco Gutiérrez, quien renunciara y/o solicitara permiso (por si fracasa) a la curul federal para buscar la candidatura a presidente municipal de Veracruz, luego (sorpresas que da la vida) de que fuera alcalde en Boca del Río.
Igual que el senador Fernando Yunes Márquez, quien ya se destapó como candidato del PAN a la alcaldía jarocha, y que de ser así, entonces, la suplente, Rosario Guzmán Avilés, dejaría inconclusa la diputación local para brincar a la curul senatorial.
Igual que el doctor Pablo Anaya Rivera, quien dejara inconclusa la alcaldía de Poza Rica para irse de diputado local y en donde sólo permaneciera 20 días para asumir la secretaría de Salud del duartazgo, tan ríspida que le saliera, pues apenas, apenitas, duró unos meses, y siempre, de principio a fin, con una camisa de fuerza.
Igual, por ejemplo, que la duartista Anilú Ingram Vallines, que dejara la curul local para ir por la federal y en donde fuera derrotada en las urnas, incluso, hasta con “enanos”
siniestros y perversos que se le atravesaron según dijera el prófugo de la justicia desde hace 106 días, Javier Duarte.
Y todavía, como si se tratara de un logro sensacional, Leonardo Amador lo ha cacareado con boletines pagados en parte de la prensa en que, claro, él mismo “se tira incienso”.
Empresario exitoso urgido de “un baño de pueblo”, sólo un año estuvo en el cargo. Y por tanto, resulta peor.
Más peor, porque en campaña tronaba en contra de los políticos “chapulines” que dejaban un cargo para buscar otro, y ahora él mismo lo escenifica.
Atrás de él, otros políticos, diputados locales y federales y funcionarios públicos, seguirán su modelito.
En todos los casos, argumentando que “el pueblo reclama” su gran, inalterable, vocación social y que en automático el CONEVAL ha descarrilado a partir, entre otras cositas, de que seis de cada 10 habitantes de Veracruz están en la miseria, la pobreza y la jodidez.
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Una de ellas sería Anilú Ingram. Pero por fortuna, dicen sus fans, ya desistió de buscar la alcaldía jarocha y ahora sueña, en nombre de MAO, con la candidatura al Senado.
Y si MAO fuera candidato presidencial del PRI y ganara, y también Anilú la curul senatorial, entonces, el paso siguiente, como es la posibilidad de convertirse en la primera gobernadora de Veracruz en el año 2024.
Unos dirán que tal cual se trata de una política que planea el presente y el futuro y hasta lo fuerza, incluso, y más ahora cuando su exprotector, el prófugo, anda “a salto de mata”.
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En repetidas ocasiones han fallado las intentonas en el Congreso de la Unión y en el Congreso local para los amarres constitucionales que pongan un alto a “los políticos chapulines”.
Los intereses de los mismos políticos y sus partidos se han atravesado, de igual manera, como por ejemplo, acaba de suceder con la iniciativa de ley de la bancada panista para quitar el fuero al gobernador, a los diputados locales y a los presidentes municipales, síndicos y regidores, y en donde (lo peor) se registrara una alianza entre el PRI y MORENA, háganos favor.
Y es que en cada político “chapulín” se concita varios fraudes, el más canijo, el gasto millonario, por lo regular con cargo al erario, de cada uno para su campaña electoral, además de que ni siquiera calientan la silla y están buscando el cargo siguiente.
Además, y en el caso de los legisladores, de la estafa a la población electoral.
Leonardo Amador es perredista y ninguna duda hay de que el secretario General de Gobierno, gurú del PRD, Rogelio Franco Castán, lo esté empujando, pues son cuasi paisanos.
Perredistas, priistas y panistas, y anexos, conexos y similares, todos son iguales. Botan el cargo público para seguir ascendiendo.
Así, afirma Giovanni Sartorius, se obstrucciona la vida democrática, de igual manera como ocurre con los políticos tránsfugas de los partidos que emberrinchados “tiran la toalla” y se cobijan en otro, mesiánicos como suelen creerse.
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La desbandada ya empezó con Leonardo Amador Rodríguez, el primer mesiánico de este año.
En unas horas vencerá la fecha para que los funcionarios públicos que sientan el llamado de un destino superior renuncien al cargo desempeñado.
Más renuncias, entonces, han de esperarse. Y la política seguirá entrampándose en el descrédito.
Y lo peor, el ciudadano común que vive con sencillez todos los días, una vez más utilizado como “carne de cañón” electoral, sin ningún pudor político, a cambio, y dada la pobreza y la miseria, de una despensita, una torta, una cachucha, y la promesa de una vida mejor siempre incumplida.
Terrible porque en el caso, Leonardo Amador es empresario y alardea de tener el respaldo de los dirigentes de la CANACO, CANIRAC y hoteleros y demás.
Es decir, que políticos y canacos y compañía son iguales de mesiánicos.
