Escenarios / Luis Velázquez
Uno. Atrás de la silla edilicia
Caído su partido, el PRI, en desgracia, un dueto de priistas mostró el puño. Y el músculo. Y aun cuando su grupo perdió la presidencia del CDE, usaron, digamos, su poder político para imponerse. Uno, Raúl Díaz, juega para presidente suplente, con todo y que Fernando López Arias decía que “suplente ni de Dios”. Y el otro, Marlon Ramírez, juega para regidor primero, y aun cuando el candidato a alcalde, Fidel Kuri, pierda, él tendrá su silla edilicia.
El currículo de Marlon es más amplia. En dos ocasiones, con Fidel Herrera (gracias a Gustavo Sousa) y con Javier Duarte (gracias a Jorge Carvallo) fue subsecretario de Gobierno. Pero su biografía fue insuficiente, primero, para desbarrancar a Renato Alarcón, y segundo, para quedarse con la candidatura que el dueño de los Tiburones Rojos, muy fregón, le ganó.
Díaz Diez sólo fue regidor cuando el panista Julen Rementería era alcalde. Y desde hace ratito, presidente del comité municipal del expartidazo. Va de suplente. Y si ganaran, sería, digamos, como ahora con Ramón Poo Gil, un ministro sin cartera. Atrás del trono.
El padrino político de Marlon es, quizá, Jorge Carvallo Delfín, clasificado por su padre “el hijo más ruin que he tenido”. También, claro, deberá la regiduría a Fidel Herrera Beltrán, amigo, con José Murat y Enrique Jackson, de la delegada del CEN, Lorena Martínez.
La madrina de Raúl Díaz es Beatriz Paredes, la embajadora de Enrique Peña Nieto y amiga de Lorena Martínez, de igual manera que Elizabeth Morales García, Leticia Perlasca y Bertha Hernández. Su fuerza, sin embargo, apenas, apenitas, habría alcanzado para la suplencia del candidato a alcalde.
En el escaso y limitado grupo privilegiado también entra Nino Baxzi, el ex diputado local, rey de la basura jarocha, el “Rey Lopitos” de Veracruz, quien soñaba con la alcaldía vía el PVEM, pero que terminó feliz con que su hijita fuera incluida como candidata a síndica.
Nino y Fidel Kuri, el candidato a la alcaldía, representando el billete, la lana, ahora cuando el tricolor perdió la gubernatura y la llave de SEFIPLAN fue cerrada en automático.
Marlon y Díaz, digamos, el aval político y político electoral. Los ganones.
Poder político y poder financiero, juntos, para lograr, digamos, un milagro. Y más, después del mal gobierno, pésimo gobierno de Poo. Y más, después de la doble derrota del PRI el año anterior. Y más, luego de que el góber azul lanzó a su hijo Fernando para la alcaldía y por quien meterá “hacha, calabaza y miel” en el juego electoral de la ruleta rusa.
En el otro extremo, una cara nueva y con partido nuevo. Ricardo Exsome, el contratista heredero del linaje de sus tíos Elías y Antonio Exsome, el par de árabes que comenzaron su imperio y emporio vendiendo telas, y fiadas, en Veracruz.
Dos. La militancia priista, jodida
Muy poderoso Renato Alarcón en el CDE del PRI gracias a su amigo y antiguo jefe, Roberto Campa Cifrián, subsecretario de Gobernación, pero fue doblado por el dueto Marlon Ramírez y Raúl Díaz y el grupo denominado “G50”, 50 priistas, aun cuando hay quienes aseguran que ni a la mitad llegan.
Muy poderosa Lorena Martínez, la delegada, pero aun cuando al principio jugueteó con el corazón y las neuronas de Marlon para la candidatura a la alcaldía, hacia el final del cabildeo le abrió la puerta para la regiduría primera, la más cotizada en estos tiempos revolcados, turbulentos y adversos.
El PRI, luego de la derrota de la gubernatura y la mayoría en el Congreso, y después de la cacería azul de priistas, sin un líder natural en Veracruz.
Entonces, cada parte mostrando el puño y el músculo.
En medio de todo, los ganones fueron tres. Marlon, Díaz y Nino. Mejor dicho, cuatro, con Fidel Kuri Grajales, el socio en los Tiburones Rojos y los casinos de Víctor Flores Morales, el cacique eterno del gremio ferrocarrilero, apodado “El Rey Midas”, porque su fortuna se calcula en millones de dólares.
En contraparte, la militancia igual de jodida. Utilizada, como siempre, según el oleaje. Resultado canijo: el puerto jarocho en el primer lugar estatal de la pobreza, la miseria y la jodidez según el CONEVAL.
Y de ñapa, con la peor fosa clandestina del Golfo de México en el terreno paralelo al Frac. “Colinas de Santa Fe”.
Todavía peor, y aunque parezca churrigueresco: en el Cementerio Particular viven unos cien gatos que todos los días se tragan 16 kilos de croquetas donados por animalistas y lo que habla del valemadrismo en la tarea de gobernar.
Por un lado, los pobres. Y por el otro, los animalitos callejeros viviendo en el panteón.
Las elites políticas, disputando como perros y gatos el poder público. El presupuesto municipal más alto de las 212 demarcaciones. La posibilidad de ser reelegidos por seis años más. Y de postre, presidir los 500 años de la fundación de Veracruz.
Tres. A la sombra del poder
Fidel Kuri, millonario a la sombra del poder. Nino Baxzi, millonario, al cobijo sindical en que de recolector de basura mudó en empresario. Marlon Ramírez, dueño de un ranchito. Raúl Díaz, dueño de otro ranchito, dice él, herencia de su abuelo porque era el único nieto, o el nieto más cariñoso.
Los alcaldes antecesores, igual de ricos. Ramón Poo, millonario. Carolina Gudiño Corro, rica. Jon Rementería, rico. Julen Rementería, millonario. José Ramón Gutiérrez de Velasco, millonario. Etecé. Etecé.
La cofradía del poder.
Ha de revisarse si todos ellos tienen atrás, ¿tuvieron?, una fuerza popular fuera de serie y de duda.
Nino Baxzi, con los recolectores de basura, un poder, digamos, cautivo, hasta que por ahí aparezca un disidente. Pero mucho, demasiado se duda, de los otros, más que, digamos con optimismo, la despensita que compra lealtades, claro, efímeras. Me das, estoy contigo. Me dejas de dar, me voy con otro.
Además, con el pasado político de todos ellos, inmolándose en la hoguera pública, bastaría referir que el mayor número de migrantes paisanos en Estados Unidos son originarios de la región Veracruz.
Y de ñapa, la zona Veracruz-Boca del Río aporta el mayor número de cortesanas a la estadística nacional.
Pero, bueno, tengamos fe. Fidel Kuri, Nino Baxzi, Marlon Ramírez y Raúl Díaz sueñan transfigurarse en los mesías jarochos en el peor momento de alto riesgo político para el tricolor.