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Aúnan esfuerzos para salvar los bosques que quedan en el norte de Etiopía

El Piñero

 

Sacerdotes, científicos y comunidades locales colaboran para preservar el casi cinco por ciento de bosques que se encuentran amenazados

 

Cuando Alemayehu Wassie Eshete era niño, iba a la iglesia todos los domingos. Caminaba por los secos y polvorientos caminos entre los campos de trigo de su provincia natal en el norte de Etiopía. Y al final del viaje estaba el premio: era literalmente un paso hacia otro mundo.

 

La mayoría de los templos de la Iglesia Unitaria Ortodoxa etíope, el grupo religioso dominante en Etiopía con casi 50 millones de miembros, casi siempre estaban acurrucados entre bosques vibrantes que proporcionaban sombra. Los bosques, según esta creencia religiosa, eran como ropa que rodeaba a la iglesia que se encontraba en el centro. Y eran parte del espacio religioso, así como lo era el edificio de la iglesia. Wassie salía del sol agobiante y se adentraba en un hermoso y refrescante mundo repleto de aves parlanchinas y plantas aromáticas, un pequeño foco tanto para la biodiversidad como para la espiritualidad.

 

“Desde una perspectiva ecológica, es como pasar del infierno al cielo”, señala. “Vas de los campos secos y calurosos a un hermoso bosque. Cualquiera lo vería como algo hermoso, pero para mí, el bosque es más que eso. Es también un lugar espiritual donde la naturaleza es perfecta, y le rezas a Dios”.

 

Pero cuando Wassie creció y comenzó a estudiar biología y ciencias, se dio cuenta de que los bosques que amaba eran pocos y estaban alejados unos de otros. En la universidad, estaba aprendiendo cuán importantes eran los bosques para la salud ecológica de las diferentes partes del mundo; entonces, se preguntó: ¿Dónde están nuestros bosques, aquí en el norte de Etiopía? ¿Por qué quedan solo unas parcelas?

 

Durante el último siglo, casi la totalidad de los bosques nativos de la provincia de Debub Gondar ha desaparecido; los bosques han sido talados para construir campos de trigo y pastoreo—iniciativas agrícolas que respaldan a la población en constante crecimiento de la región. No obstante, muchos de los bosques de las iglesias de Etiopía permanecen protegidos por los encargados religiosos y las comunidades que se encuentran a su alrededor. Son pequeños fragmentos de un pasado perdido y el centro de esperanza para la conservación y la futura recuperación.

 

Las iglesias y sus envolventes bosques han servido como centros vitales para las comunidades locales, y han sido partes integrales tanto de la vida religiosa como secular desde el siglo IV d. C.. Los bosques brindan un tipo de “revestimiento respetuoso” para las iglesias que están en su centro y para las riquezas que poseen. Se estima que algunos de ellos tienen 1500 años— pequeñas islas antiguas de hábitats históricos en un paisaje diferente.

 

A principios de 1900, se estimaba que los árboles cubrían aproximadamente el 40 por ciento de Etiopía. Pero durante el siglo pasado, a medida que las poblaciones crecían, la demanda de comida se disparó.

 

Se remplazaron acres de bosques por campos agrícolas. Poco a poco, con el correr de las décadas, la cantidad total de tierra cubierta por árboles se redujo: hoy en día, ronda alrededor del cuatro por ciento del país. En Debub Gondar, los fragmentos de bosques están desparramados en alrededor de 1500 pequeñas parcelas.

 

Estas parcelas de bosque restantes—lugares clave para la biodiversidad— están amenazadas. Los arboles invasivos como el eucalipto, altamente valioso porque crece rápido y es bueno para leña, están avanzando sobre algunos de ellos. El ganado, que deambula en busca de bosques fríos y con sombra, pisotea las blandas y jóvenes plantas, y arruina los árboles más antiguos.

 

Defensores del bosque

En un principio, Wassie enfocó su investigación en comprender qué vivía en los bosques y cómo podían servir como lugares clave para preservar lo que quedaba de los hábitats que estaban despareciendo en los bosques del norte de Etiopía. Como parte de sus estudios doctorales, consideró flora y fauna diferente. Cuantificó qué semillas estaban presentes en los suelos, las cuales le dirían si los bosques podían ser recuperados y si era posible que germinaran nuevos árboles en un futuro. Primero, averiguó si había árboles nuevos germinando. Y registró exactamente cuánto ganado estaba deambulando y arruinando el delicado sotobosque.

 

 

Luego, en un momento dado, Wassie decidió que quería concentrar sus energías en proteger los bosques, no solo estudiarlos y ver cómo iban desapareciendo. Quería ayudar a las comunidades que amaban y respetaban a los bosques a protegerlos, recuperarlos y, tal vez, ampliarlos. Se había ganado la confianza de los sacerdotes y de las comunidades que cuidaban de los bosques que había estudiado, y se dio cuenta de que podían trabajar juntos para preservar los espacios de vida silvestre.

 

Con información de https://www.nationalgeographicla.com/medio-ambiente/2019/01/aunan-esfuerzos-para-salvar-los-bosques-que-quedan-en-el-norte-de-etiopia

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