Dos caravanas de migrantes que se dirigían a la frontera con Estados Unidos fueron disueltas por autoridades mexicanas en los estados de Oaxaca y Chiapas. Activistas y organizaciones señalaron que estas acciones responden a un acuerdo reciente entre México y el presidente electo de EE. UU., Donald Trump, quien amenazó con imponer aranceles del 25% a productos mexicanos si no se frena el flujo migratorio hacia el norte.
La primera caravana, integrada por unas 2,500 personas, partió el 5 de noviembre desde Tapachula, Chiapas, tras la elección de Trump. Recorrió aproximadamente 430 kilómetros hasta llegar a Tehuantepec, Oaxaca, donde las autoridades ofrecieron a los migrantes viajes gratuitos en autobuses hacia ciudades del sur y centro del país, como medida para evitar que continuaran avanzando hacia la frontera. Según testimonios, algunos migrantes optaron por continuar su trayecto de manera independiente hacia la Ciudad de México.
La segunda caravana, más pequeña, partió el 20 de noviembre con alrededor de 1,500 personas y recorrió unos 225 kilómetros hasta Tonalá, Chiapas. En este punto, funcionarios del Instituto Nacional de Migración ofrecieron documentos de tránsito que permiten a los migrantes desplazarse legalmente por México durante 20 días, una estrategia que busca evitar que las caravanas lleguen a las zonas fronterizas con EE. UU.
El activista Luis García Villagrán, defensor de los derechos de los migrantes, calificó estas acciones como parte de un “acuerdo no oficial” entre la presidenta Claudia Sheinbaum y el presidente electo Donald Trump. Aunque Sheinbaum afirmó en redes sociales que su administración trabaja para atender las necesidades de los migrantes y evitar tensiones comerciales, no quedó claro qué condiciones fueron pactadas durante una reciente llamada telefónica entre ambos líderes.
Desde 2018, las caravanas de migrantes han enfrentado mayores restricciones en su paso por México. A diferencia de las movilizaciones masivas de ese año, cuando se facilitó transporte hacia el norte, las caravanas más recientes han sido bloqueadas, hostigadas o disueltas por la policía y agentes migratorios. Aunque algunos migrantes logran llegar a la frontera por su cuenta, la mayoría son detenidos o regresados a regiones cercanas a Guatemala.
La situación refleja los desafíos de México para equilibrar su papel como país de tránsito y cumplir con las presiones diplomáticas de Estados Unidos, mientras miles de personas continúan buscando mejores oportunidades a pesar de los riesgos en su camino.