Por Raúl Briones
Guamúchil, Sinaloa.- La muerte y el temor aún se respiraban durante la tarde de ayer en la comunidad Terrero de los Pacheco, pueblo ubicado en la sierra de Mocorito que quedó casi fantasma, ya que de las 25 familias que habitaban solo quedaron siete.
Este municipio y lugar limita con Badiraguato y cuando autoridades llegaron, fue escalofriante como que no se observaron a personas caminando en las angostas calles del poblado, ya que tras los violentos hechos registrados desde el pasado martes y que, según se dice, continuaron hasta el miércoles, las personas permanecían resguardadas dentro de su casa o habían tenido que abandonar lo que tenían para ir a otro sitio más seguro.
Víctima
Al subir a la zona más alta del lugar, elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Policía Estatal y Policía Municipal resguardaron la zona y la recorrieron en busca de evidencias.
En el suelo había cientos de casquillos percutidos de diferentes calibres que quedaron como si fueran marcando el camino, y, al final de este, colgado de cabeza en un árbol, fue localizado el cuerpo sin vida de un joven, quien fue identificado como Sergio Omar N., de 18 años de edad, vecino de esta localidad.
El hoy occiso fue atado de los pies y tenía el torso desnudo; su cabeza tocaba el suelo y se le podían apreciar golpes en el cuerpo, así como heridas de bala. Debido a su posición, enredada entre sus manos y la cabeza quedó la camiseta que vestía, así como una cachucha.
Peritos y agentes de la Policía de Investigación de la Fiscalía General del Estado (FGE) realizaron las diligencias correspondientes.
La vivienda ubicada a unos metros de donde se encontró el cadáver quedó totalmente destrozada, fue incendiada y en el patio había ramas de los árboles por doquier, mismas que se desprendieron a consecuencia de los disparos, los cuales también eran visibles en los troncos de los árboles.
En la entrada a la vivienda, bajo un techo de lámina galvanizada, había diversos alimentos aún sin abrir, como frascos de mayonesa, paquetes de harina y latas de atún; mientras que en el predio se encontraban dos perros pequeños y dos grandes, los cuales quedaron solos ahí luego del violento enfrentamiento. Los animales adultos de repente se sentaban viendo hacia el camino, esperando tal vez que sus dueños regresaran.
En casi toda la comunidad la imagen es muy similar: además de la desolación, animales domésticos, como perros y gatos, cruzan de un lado a otro, y en algunos patios se ven otras especies, como burros.
Ataque
Cabe señalar que varios metros antes de llegar al sitio donde fue encontrado el cuerpo del joven, otra vivienda también fue atacada, ahí fue localizada una camioneta totalmente calcinada.
Al parecer, desde lo alto del cerro fue donde se consumó el ataque el pasado martes y que, según se dice, se extendió hasta el miércoles, pues en la búsqueda que se realizó, en la parte alta también fueron encontrados un gran número de casquillos percutidos.
Además de la gran cantidad de estos regados por todos lados, en el patio de una de las viviendas siniestradas también fue encontrada una granada sin detonar, de la que se hicieron cargo elementos militares para evitar que ocurriera un incidente lamentable.
Camino
El camino para llegar hasta la comunidad de Terrero de los Pacheco es largo, en algunos tramos difícil de transitar, pero las huellas de la violencia se pueden apreciar incluso varios kilómetros antes de llegar al poblado.
En un tramo del camino, a la orilla, se encuentra un vehículo quemado, mientras que más adelante, ya a punto de llegar, en la orilla del camino se ven prendas y cobijas.
En las viviendas atacadas también hay diversos objetos regados por el suelo, como ropa y calzado de adultos y de niños, muebles destrozados, incluso una pequeña estatua de un santo que todavía tenía una cadena puesta.
Hacia el arroyo que pasa por un costado de la localidad, elementos de las diversas corporaciones se dieron a la tarea de emprender trabajos de búsqueda, pero hasta el cierre de esta edición no se reportó hallazgo alguno, pues —según se dijo— por esa zona también se escucharon detonaciones durante los enfrentamientos.
La noche de ayer, algunas familias aprovecharon el regreso del convoy de militares y policías para salir de la comunidad y buscar refugio en otro sitio, huyendo de la violencia. De las 25 familias que habitaban Terrero de los Pacheco antes de los violentos hechos, solo quedaron siete, pero se desconoce si seguirán ahí o buscarán otro lugar donde vivir.