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Barandal: Alcaldes contra Yunes

El Piñero

 

Luis Velázquez

02 de diciembre de 2017

 

ESCALERAS: Los políticos se desangran en la plaza pública.

Bastó una palabra del gobernador Yunes para acalambrar a unos alcaldes.

Dirán que Miguel Ángel Yunes Linares infunde miedo para que todos estén bien con él, y/o como en el caso de los duartistas, para huir unos y azorrillarse y arrodillarse otros.

Pero los ediles salieron respondones y cada quien se santificó en su nicho.

Las partes debatiendo sobre la política de seguridad y la población mirando el paisaje urbano, suburbano y rural, río de sangre, valle de la muerte, y en donde están matando hasta a los empresarios y juristas que andan con escoltas, como el martes 28 de noviembre a Luis Ernesto Gamundi Gutiérrez en la autopista Totomoxtle-Poza Rica.

Hubo, entonces, intercambio de espadazos y cada parte aclarando paradas.

Las palabras de los políticos volando como cuchillos filosos y amotinados en un largo y extenso discurso de la confrontación.

El lunes 27 fue el rafagueo. Provino del góber azul. Se encorajinó porque varios alcaldes (electos y en funciones) lo plantaron, dijo, en una cumbre de seguridad para continuar soñando con el mejor de los mundos, casi casi la utopía social.

Y en las horas siguientes, los ediles, electos también por la voluntad popular, rompieron el silencio y se sublevaron.

 

PASAMANOS: El góber azul, cuyo triunfo electoral del año anterior sólo ha sido, un año después, una alternancia en el poder sin rozar la transición democrática, dijo que los alcaldes electos de Coatzacoalcos, Poza Rica y Xalapa, todos de MORENA (la MORENA de AMLO al que tanto odia y le tiene, dice, expediente negro) lo plantaron en su cumbre de seguridad.

También dijo que los alcaldes en funciones de Cosoleacaque, Minatitlán y Xalapa, lo desairearon.

El, dando flores, y ellos, revirando espinas y cardos.

Entonces, Américo Zúñiga, de Xalapa, la capital, brincó. “A todos, dijo, nos interesa la seguridad”.

Ponciano Vázquez Parissi, de Cosoleacaque, lo dejó claro: Tenía, dijo, agenda de trabajo establecida desde días anteriores. Nunca, precisó, he faltado. Pero su hermano, Cirilo Vázquez Parissi, ex diputado federal, alcalde electo, fue en su lugar.

Brenda Esther Manzanilla Rico, alcaldesa de Nanchital, puso las íes en las letras que faltaban: De pronto, zas, desde el mismito palacio de gobierno de Yunes le informaron que la reunión había sido cancelada. “Ya no tuvimos confirmación”.

Hipólito Rodríguez Herrero, alcalde electo de Xalapa, fue lacónico. Estaba enfermo, dijo, con una operación quirúrgica inaplazable. “Nos preocupa que el gobernador esté enojado. Eso lo llevó a decir cosas que no pueden proceder. Hay que apelar a la serenidad y a la buena para tener una relación de cooperación productiva. Su disgusto lo lleva a decir cosas que no pueden ser”.

El alcalde electo de Coatzacoalcos, Víctor Carranza Rosaldo, dijo: “El gobernador es un irresponsable. Yo me excusé con anticipación”.

El edil electo Poza Rica, de MORENA, calló. También calló el alcalde en funciones de Minatitlán, pues en todo caso, “cada quien tiene su estrategia para matar pulgas”.

CASCAJO: Estamos en el tiempo político y social de la confrontación. Toda su vida, el góber ha sido así. “Genes son genes y vísceras son vísceras” dice el sicólogo. Bragado, impetuoso, tal cual la vida le ha funcionado, y si en tres ocasiones anteriores perdió la gubernatura, persistió una y otra vez y ahora es el inquilino principal del palacio de gobierno de Xalapa.

Y ni modo que ahora cuando tiene las llaves del cielo en la mano… cambie.

Por eso, incluso, el rafagueo volcánico en contra de Javier Duarte y los duartistas como vaso comunicante y eje central de los secretarios del gabinete legal en la primera comparecencia ante la LXIV Legislatura.

Por eso la Fiscalía ha sido denominada la Fiscalía del resentimiento, el odio y la venganza.

Por eso, semanas antes de morir, el gurú magisterial, Juan Nicolás Callejas Arroyo, 5 veces diputado local y federal, pidió que pararan “la persecución política” y “la cacería de brujas”.

Por eso, la noche del martes 29, en el noticiero de Milenio Televisión, una mujer embravecida de los 400 Pueblos fue lacónica y contundente: “Ya, Yunes, bájale de güevos”, ahora, cuando en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, Javier Duarte aseguró estarse mordiendo “uno y otro”.

Los alcaldes levantaron la voz, lo que resulta indicativo y significativo en un Veracruz donde la mayoría de las elites priistas están silenciadas, temerosas de dormir en el penal de Pacho Viejo.

 

RODAPIÉ: En un Veracruz ensangrentado está la creación del Mando Único, aquella policía que en otro sexenio fueran desaparecidas por sus raras y extrañas amistades, como la voz oficial llama a la relación con los carteles y cartelitos.

Y unas policías como un inventito más en el tiempo cuando está el manifiesto fracaso, incapacidad, impotencia, principio de Peter, de las corporaciones federales, estatales y municipales.

Y lo peor: la fama pública de que en el sexenio anterior incurrieron en “el delito de lesa humanidad” como la desaparición forzada y que simple y llanamente consiste en la alianza de policías y narcos para desaparecer personas.

Cada profesor y cada gobernador tienen su librito. El resultado en Veracruz ha sido que seguimos viviendo y padeciendo la noche más larga y extensa de “los cuchillos largos”, la peor noche de San Bartolomé, tiempo cuando ni siquiera andar escoltado es una garantía para salvar la vida.

Y tiempo cuando la población integra guardas comunitarias, vive un Estado de Sitio y ha estado a punto de linchar a ladrones y asaltantes, sin que una lucecita tenue alumbre el largo y penoso túnel de la violencia y la inseguridad.

En nombre de la población, los políticos pueden seguir desangrándose en la plaza pública. Huitzilopochitl ha reencarnado en el Golfo de México.

Entre dimes y diretes, fuego cruzado, los días y las noches caminan sórdidas en Veracruz.

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