Luis Velázquez
12 de mayo de 2018
ESCALERAS: Los dos son políticos. Ella, Anilú Ingram, milita en el PRI. Y el otro, Rogelio Franco Castán, en el PRD. Ella es candidata pluri a diputada federal. Él despacha como secretario General de Gobierno. Y ambos tienen vasos comunicantes que los identifican.
Ella, por ejemplo, fue cacareada en las redes sociales (y las que significan el detonador social para informarse) con un resbalón político cuando, a su mejor estilo de moverse en las sombras, se reunió y/o se habría reunido con el alcalde Fernando Yunes Márquez, a través del regidor Marlon Ramírez.
Y según su biógrafo, Rogelio Franco está desencantado de la alianza con el PAN, pues pocas, excepcionales cositas le ha cumplido el gobernador Yunes.
Una de ellas, claro, la nominación al Senado.
De acuerdo con las versiones, ya la tenía amarrada. Pero de pronto, se le atravesó la diputada local, Jazmín Copete, y lo tumbaron.
Terrible, porque el espacio de liderazgo político de la Copete es tan minúsculo que apenas, apenitas puede medirse con una lupa.
Por ejemplo, en Santiago Tuxtla, donde con su fuerza social impuso a su hijo como presidente municipal en la expresión más alta del nepotismo.
Pero de ahí para adelante, mucho se duda. Y no obstante, descarriló a Franco Castán.
PASAMANOS: En diecisiete meses de yunicidad, el titular de la SEGOB jarocha está hecho polvo. Casi casi, reducido a la nada.
Figura decorativa, solo tuvo una ligera, ligerísima probadita de gloria una vez en una reunión con las madres de los desaparecidos.
Mero consuelo, pues nada, absolutamente nada pactaron.
Y, bueno, tiene por ahí alguna otra posición, como por ejemplo, la dirección del Instituto de Pensiones, pero en todo caso, más, mucho más logró Dante Delgado Rannauro, el tótem del Movimiento Ciudadano, pues quedó con trece candidaturas a diputados locales y federales.
Más fuerza política tuvo, por ejemplo, el ex panista Gerardo Buganza Salmerón en la secretaría General de Gobierno de Javier Duarte.
Más fuerza también Flavino Ríos Alvarado, quien de la SEGOB pasó a la gubernatura, aunque interina y por 40 días; suficientes para que su foto fuera incorporada a la galería de mandatarios ubicada en el palacio.
Mejor le fue al presidente del CDE del PAN, Pepe Mancha, quien logró imponer, ni más ni menos que a su esposa de candidata pluri al Congreso local.
Así, y de cara al primero de julio, la alianza PAN y PRD en Veracruz se convertiría en un foco rojo, a menos, claro, que la capacidad de aguante y benevolencia y tolerancia y prudencia de Rogelio Franco sea bíblica.
CORREDORES: Mucha, demasiada, fue la inversión pública del gobierno en Anilú Ingram.
“La estampida de búfalos” en el duartazgo cuando fue candidata a diputada local.
El oro y el incienso cuando fue candidata a diputada federal y perdió por culpa, decía su protector, Duarte, “de los enanos del tapanco”, entre ellos, el dirigente priista Daniel Galindo.
“Mucho ruido y pocas nueces” sociales cuando fue nombrada, por dedazo, delegada federal de la secretaría de Desarrollo Social.
Y en la SEDESOL federal toda la inversión del mundo para proyectarse como la mesías senatorial y que hacia el final del día y de la noche perdiera ante Clara Pinete Vargas, a quien resucitaran para la candidatura.
Y no obstante su profesión de fe y lealtad a Fidel Herrera Beltrán, Javier Herrera Borunda, Javier Duarte, César Camacho Quiroz y Miguel Ángel Osorio Chong, ahora, se afirma en el carril priista y también en las redes sociales, su cabildeo con el panista presidente municipal, hijo del gobernador Yunes.
Se ignora si sea cierto. Pero sus colegas tricolores así lo aseguran, seducida que habría sido por el regidor Marlon Ramírez, el cabildero priista del PAN en el puerto jarocho.
RODAPIÉ: El PRI y el PRD se van achicando en Veracruz. De por sí, el partido del sol azteca es un cascarón. Su alianza con el PAN en el año 2016 fue proyectada para crecer. Y aun cuando al principio solo creció Rogelio Franco con la SEGOB, la codicia lo descarriló. En el organigrama es el segundo del gobernador, pero reducido a una figura de paja.
Y el PRI, ya se sabe, hace agua. Mejor dicho, flota. Y al momento, unos veinte jefes tribales han desertado del tricolor y pasado a la cancha del PAN.
Y como el topo de Carlos Marx que se asomaba al ras del suelo para olfatear los vientos favorables o huracanados, Anilú Ingram estaría o está buscando salvarse, como siempre lo ha aplicado desde hace casi quince años, de Fidel Herrera a Miguel Angel Yunes padre.
Y más, cuando Osorio Chong, su gran padrino ante Yunes Linares, perdió la candidatura presidencial (que ya tenía amarrada) y se resignó al Senado por la vía pluri.
BALAUSTRES: En todo caso, tanto Anilú como Franco son políticos pragmáticos.
Y el pragmatismo consiste, entre otras cositas, en salvarse cuando los otros se están hundiendo.
Y más, porque las ideologías y los partidos políticos y los principios y demás chivas, anexas, conexas y paralelas, sirven para nada ante la realidad avasallante.
Además, y en el caso de Anilú, Javier Duarte está preso en el Reclusorio Norte. Y Gabriel Deantes, el otro amigo de Anilú, está en medio de las cuerdas, doblegado, se afirma, al gobernador. Y César Camacho, pronto terminará su tiempo como diputado federal. Y Osorio Chong, anda, de pleno, en lucha para redimirse a sí mismo.
Y en el caso de Rogelio Franco, humillado por Jazmín Copete, sin que Yunes lo pudiera rescatar, tronada la alianza electoral, solo le restan seis meses y medio en la SEGOB, y si el primogénito del gobernador gana, el junior tiene su equipo, y más para una dependencia clave y fundamental.
Es la hora política de salvarse.