Luis Velázquez
13 de enero de 2018
ESCALERAS: En el llamado “Cuarto de guerra”, laboratorio de estrategia política de Pepe Yunes Zorrilla, participan, por ahora, los siguientes personajes:
Uno. Ranulfo Márquez Hernández.
Ex diputado federal, ex secretario y ex delegado federal de la secretaría de Desarrollo Social, su eficacia electoral se calibra así:
En 1998, Carlos Salinas era candidato presidencial del PRI. Salinas nombró a Patricio Chirinos Calero su representante en el Instituto Federal Electoral. Y Chirinos, quien pasaba la vida en otros mundos, descargó en su entonces amigo Fidel Herrera Beltrán. Y Fidel, a su vez, en Ranulfo.
Ranulfo cargó con aquella losa tan pesada, pues en el otro lado de la cancha el candidato era Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Amigo de Fidel, en el año 2010, “El tío” prefirió lanzar a su hijo putativo, Javier Duarte, como candidato.
Y Ranulfo, ni hablar, se disciplinó, pero igual que Antonio Benítez Lucho, delegado federal del IMSS, quedó lastimado. Mejor dicho, desencantado, aun cuando ambos reconocen en el hijo pródigo de Nopaltepec a un gran operador electoral, que nunca en su vida ha perdido un volado.
Carolina Gudiño Corro fue la candidata fidelista a la presidencia municipal. Jugó ante el panista Julio Saldaña Morán. El panista derrotó a la priista en las urnas. Pero en la noche/madrugada de la elección, la priista salió ganadora. Atrás de la negociación estuvo Ranulfo Márquez, vía el otro operador electoral, Zeferino Tejeda Uscanga, quien tampoco, jamás, ha perdido una elección.
PASAMANOS: Dos. Américo Zúñiga Martínez es el otro priista del “Cuarto de guerra” del pre/candidato a gobernador.
Américo y Pepe crecieron juntos. Con ellos se repitió la misma historia, por ejemplo, de los hijos de Raúl Salinas Lozano y Carlos Alberto Madrazo, el llamado “Huracán del sureste”. Los hijos de ambos los llamaban tíos.
Los padres de Pepe y Américo, don Pepe Yunes Suárez y Guillermo Zúñiga Martínez, fueron amigos. Compadres. Compañeros de viaje en la aventura política.
Américo apenas acaba de terminar su periodo constitucional como presidente municipal de Xalapa. Fue diputado local y secretario de Trabajo y Previsión Social. Es, sin duda, el amigo número uno de Pepe Yunes.
Tanto que, por ejemplo, las hermanas de Pepe son madrinas de los hijos de Américo.
Es más, si Pepe gana la gubernatura en las urnas o en el Tribunal Electoral, Américo será el secretario General de Gobierno.
Pepe y Américo enfrentaron el autoritarismo de Javier Duarte. Incluso, Américo interpuso controversia constitucional en contra de Duarte. Y de paso, hasta una caminata de alcaldes efectuó en la avenida Reforma de la Ciudad de México.
CASCAJO: Tres. Bertha Hernández. A los 25 años, sexenio de Rafael Hernández Ochoa, 1974/1980 (el padre putativo de Miguel Ángel Yunes Linares) fue presidenta municipal de Emiliano Zapata.
Después, diputada local y luego presidenta de la Liga de Comunidades Agrarias.
En el fidelato marcó su raya. Más, en el duartazgo. Los vientos eran desfavorables.
Entre Bertha y Pepe hay un vaso comunicante. Se llama Beatriz Paredes Rangel, ex gobernadora de Tlaxcala, ex secretaria de la Reforma Agraria, ex subsecretario de Gobernación, ex embajadora de México en Cuba y Brasil, y ex presidenta del CEN del PRI cuando Fidel Herrera le jugó las contras con Enrique Jackson Sosa, el súper asesor de Duarte que cobraba un millón de pesos mensuales por asesorar, ajá, al político preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México.
Beatriz es su fuerte. Pepe, por ejemplo, se refugió con ella en el CEN del partido tricolor luego de perder la Senaduría de la República en el Fidelato y en donde “El tío” lo dejó solo.
RODAPIÉ: El cuarto y último miembro del “Cuarto de guerra” es Marcelo Montiel Montiel. Dos veces presidente municipal de Coatzacoalcos. Dos veces diputado local. Ex secretario y ex delegado federal de Desarrollo Social, igual, digamos, que Ranulfo Márquez.
En su tiempo de la alcaldía, su químico contable fue Mauricio Audirac Murillo, el ex titular del ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, ex Contralor y ex secretario de Finanzas y Planeación (tiempo de Fidel Herrera a Javier Duarte) al que la yunicidad tiene hospedado en el penal de Pacho Viejo.
En su viaje legislativo trabó y afianzó amistad con su colega, el panista Miguel Ángel Yunes Márquez, inminente candidato del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, MC, a la gubernatura, para en caso de ganar, heredar la silla embrujada del palacio de su padre y lo que significará un antecedente nacional, “el orgullo de mi nepotismo” le llamaba José López Portillo.
POSTES: El cuarteto integra, digamos, el Consejo Consultivo del PRI de Pepe Yunes. Y comparten “el pan y la sal” con el delegado del CEN, Fernando Moreno Peña, ex líder estudiantil y sindical del magisterio, ex rector de la Universidad de Colima y ex gobernador y delegado priista en dieciocho entidades federativas.
Por lo pronto, además de la estrategia política, son un filtro para la elección de los candidatos a diputados federales y locales y senadores.
Todos tienen una sola consigna: ningún político priista ligado a la corrupción y/o bajo sospecha y/o vulnerable pasará.
Y la lámpara de Diógenes se reduce a un estigma: nadie que haya sido, o sea, fidelista o duartista, recibirá “el dedazo” para las nominaciones.
Según las versiones, ya dieron el primer manotazo. Y fue con Juan Carlos Molina Palacios, presidente de la Liga de Comunidades Agrarias, CNC, a quien habrían tumbado de la candidatura al Senado de la República, con todo y que “El compayito” suele organizar mitines de hasta treinta mil personas y en un dos por tres, como ningún otro priista, panista, perredista o pejista.
El manotazo va en serio.