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Barandal: Gladiador jarocho

El Piñero

 

Luis Velázquez

06 de diciembre de 2017

ESCALERAS: El gobernador Yunes es un gladiador político. Por todos lados tiene frentes abiertos. Es el jefe, y el jefe, siempre manda. Incluso, el sicólogo jura y perjura que a un fajador de cantina, peleador callejero, entre más tenga el mundo en contra más se recicla. Veinte años después y tres derrotas de esperar la silla embrujada de palacio, ni modo que le baje a la bilirrubina. Así llegó. Y tal cual se mantiene y mantendrá.

Se fue a la yugular de Javier Duarte y los duartistas y muchos están presos.

Vive obsesionado con encarcelar tanto a Karime Macías como a Fidel Herrera Beltrán.

Enfrenta y confronta a los diputados locales de oposición. Y a uno que otro federal lo tiene amenazado con el desafuero, y como con dos solicitudes (Tarek Abdalá y Alberto Silva) el cabildeo fue un revés, ya les advirtió que “los espera a la salida”, no de la escuela como se estila entre los alumnos bravucones, sino “a la salida” del Congreso de la Unión cuando terminen de legisladores.

También ha disparado en contra de algunos presidentes municipales en funciones y otros electos quienes lo plantaron con la cumbre de seguridad para el Mando Unico.

A los proveedores y prestadores de servicios en el tiempo duartiano los ha traído vendiendo esperanzas, y como la esperanza es una virtud cristiana que significa resignarse, ni modo, los tiene en el limbo.

Encarceló en el penal de Pacho Viejo a un empresario constructor (César Augusto Morando) en abierto mensaje a sus colegas.

Tiene en el penal a una dirigente de colonia popular de Xalapa, la priista Topacio, y a otro priista convencional, César del Ángel, del Movimiento de los 400 Pueblos, y que ahora, luego de los tomatazos y las pedradas en la campaña electoral del año anterior afuera del Palacio Legislativo, le envía cartitas pidiendo clemencia, y de ñapa, se encuera y toma la foto en el celular y la circula en las redes sociales.

 

PASAMANOS: Gladiador, también es un seductor. Por ejemplo, unos diputados locales de MORENA del PRI y de MORENA escucharon su cántico de las sirenas y desertaron de sus partidos y afiliado a su PAN.

Otros panistas, sin embargo (Ana Míriam Ferráez, Domingo Bahena Corbalá, Rafael Acosta Croda y Marcos Salas Contreras, entre otros), partieron a MORENA y ya, ya, ya, militan en las filas del partido de AMLO, y en donde se toparon con otros priistas irredentos, entre ellos, Ricardo Ahued, feliz de que sopesan su candidatura a una curul senatorial.

La última dentellada fue con la diputada Miriam Judith González, de MORENA, quien repitiera como estribillo el mismo discurso de Sebastián Reyes en contra de Rocío Nahle (diputada federal), y Amado Cruz Malpica (coordinador de la bancada de MORENA en la LXIV Legislatura) y sin pudor alguno se afiliaran al PAN.

Con los guantes siempre puestos, trepado en el ring político, sello de casa, el gobernador Yunes está jugando la batalla política estelar de su vida para que luego de que coronó a su hijo Fernando como alcalde electo de Veracruz (mil cien millones de pesos de presupuesto anual y con derecho a reelegirse), también corone a su primogénito y le entregue el trono imperial y faráonico, destapado por Pepe Mancha, presidente del CDE del PAN, como el único, el único, el único tótem.

 

CASCAJO: Su círculo íntimo está feliz.

Durante más veinte años, 25 años en unos casos (desde Patricio Chirinos Calero), y desde la facultad de Leyes de la Universidad Veracruzana (45 años) han caminado juntos.

Ellos son los químicamente puros yunistas: Manuel Muñoz Gánem, Enrique Pérez Rodríguez, Jaime Téllez Marié, Leopoldo Domínguez Armengual y Mario Marín.

Después, llegaría el doctor Irán Suárez Villa.

En el camino quedó José Luis Lagunes, el abogado que estuviera en la antesala de la Procuraduría General de la República para estar, digamos, a la altura de Ignacio Rey Morales Lechuga, el gran operador de Agustín Acosta Lagunes que encarcelara a José Luis Lobato Campos, amigo y compadre de Yunes, por un delito (fraude) nunca, jamás, cometido.

Ellos, incluso, son tan leales y firmes, inalterables, que trabajan para el gran proyecto político familiar, y en donde, los hijos, cada uno, tiene, como es natural, su círculo rojo.

RODAPIÉ: En el palacio de Xalapa despacha un gladiador político que como él mismo ha dicho, quiere llegar a los 110 años (tiene 65), que antes hacía mil abdominales diarias, que “duerme un ratito cada día”, que levantaba pesas y luego corría diez kilómetros diarios, que de ñapa bucea, y no fuma, y se toma sólo una copita.

Y por añadidura, metido a mil por hora en la aventura, el sueño, la utopía, el objetivo más importante de su vida pública, familiar, íntima, privada y clandestina, será más gladiador que nunca, dispuesto “a vender su alma al diablo” para derrotar a Andrés Manuel López Obrador en la figura de Cuitláhuac García, MORENA, y a Pepe Yunes Zorrila, a cuyo padre, don Pepe Yunes Sánchez, debe la carrera meteórica al lado de Rafael Hernández Ochoa con 6 cargos públicos en un sexenio.

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