Luis Velázquez
VERACRUZ.- ESCALERAS: Político combustible, en los últimos años (antes de que naciera la mitad de su gabinete legal) nada ha escapado al gobernador Yunes.
Volcán en erupción perpetua, lo mismo defendió a sus amigos José Luis Lobato Campos, QEPD, y Carlos Padilla Becerra ante un gobernador, Agustín Acosta Lagunes, que a su tótem, la profe Elba Esther Gordillo, ante el presidente del CEN del PRI, el entonces inderrotable Roberto Madrazo Pintado.
Tan pronto rompió lanzas con un secretario de Gobernación (Emilio Chauyffet Chemor, entonces diputado federal) que acusó de traidores a las elites priistas de Patricio Chirinos Calero en 1997.
Aguantó vara ante el rafagueo político cuando la fuga de Joaquín “El Chapo” Guzmán del penal de alta seguridad de Los Altos, Jalisco, como ante la andanada de la escritora, reportera y activista, Lidya Cacho.
Se trepó al ring con los periódicos El Universal y Reforma y con Andrés Manuel López Obrador, AMLO, para felicidad del presidente Enrique Peña Nieto.
Y desde hace más de veinte años vive obsesionado con encarcelar a su enemigo público número uno, Fidel Herrera Beltrán, a quien ha acusado “de todo y sin medida”.
PASAMANOS: Dejó el catolicismo y cobijó con la religión griega y se ha deslindado de Vicente Fox y Felipe Calderón Hinojosa, quienes lo encumbraran en sus sexenios panistas.
Siempre adelante, peleador callejero, en tanto el 90, 95 por ciento de los medios de Veracruz (8 mil reporteros decía Javier Duarte) estuvieron en su contra en el año 2016 y aun así ganó la gubernatura.
Y lo mismo juega en la cancha azul, perredista y dantista que en el carril rojo.
En el camino se le han muerto algunos amigos (José Luis Lobato, José Luis Lagunes, Pedro Manterola, Valentín Ruiz Ortiz, Juan Barquet Fitta, etcétera) y de cualquier modo sigue fermentando, incombustible, a mil por hora y con el tanque lleno, más unos garrafones de gasolina en el cabuz.
Intrépido, audaz, temerario, se puso los guantes con varios gobernadores, entre ellos, Agustín Acosta Lagunes, Fernando Gutiérrez Barrios, Dante Delgado Rannauro, Miguel Alemán Velazco, Fidel Herrera Beltrán, Javier Duarte y Flavino Ríos Alvarado (incluso, durante los 40 días que durara su interinato) y con todo el aparato gubernamental en contra resistió los vientos huracanados.
CORREDORES: Ahora, enfrenta la batalla política, social, económica y electoral más importante de su vida.
Su hijo, gobernador.
Y si gana en las urnas significará, cierto, un plebiscito para él mismo pues ganará.
Y si pierde, más que perder el hijo, perderá él.
Y si triunfa será el primer gobernador en la historia del país, luego del presidente Plutarco Elías Calles en la década de los 20 en el siglo pasado, en heredar la silla embrujada del palacio de Xalapa a su hijo, en forma directa, tal cual el relato bíblico de que los emperadores, reyes, príncipes y jefes tribales entregaban la estafeta a los hijos.
“Vibrante y claro está listo para el ataque”.
El PRI y MORENA ya lo saben y allá ellos “si se dejan comer el mandato”, pues en todo caso y más allá del nepotismo y la monarquía (“monarquía vestida con ropaje democrático” decía Justo Sierra de Porfirio Díaz Mori), el primogénito irá a las urnas el primero de julio y en las urnas la población electoral se volcará.
En contra o a favor.
RODAPIÉ: El centro neurálgico es, por lo pronto, el nepotismo.
Otros gobernadores, por ejemplo, lograron que sus hijos fueran mandatarios en sus entidades federativas, pero varios años después de entregar ellos mismos el trono imperial y faraónico.
En el caso del Yunes azul sería luego luego.
El politólogo Carlos Ernesto Ronzón Verónica dice que el nepotismo, es decir, la herencia del poder a la familia, forma parte del ADN social.
Por ejemplo, en la vieja cultura azteca había tres grandes figuras totémicas y jurásicas:
Una, el cacique, dueño del día y de la noche y del destino colectivo y del poder político, social y económico. Y de ñapa, hasta el derecho de pernada, tipo Pedro Páramo en la novela de Juan Rulfo.
Dos, la Virgencita de Guadalupe, representada, entre otras actrices, por María Félix ante Emilio Fernández y Pedro Armendáriz. La adoración suprema a la figura religiosa.
Y tres, el indio Juan Diego, que encarnaba al grueso de la población, los jodidos, los pobres, los desheredados de la fortuna, los excluidos.
Así, dice Ronzón, con la anterior trilogía del poder ha caminado el país. 300 años de la Colonia, 200 años de la Independencia, cien años de la Revolución.
Es más, el partido abuelito del PRI, PNR, nació en 1929 con Plutarco Elías Calles alrededor de un hombre fuerte, el general, el cacique, el latifundista, que encarnaba todo el poder del mundo.
CASCAJO: Dice el maestro con maestría en Ciencias Política y doctorado en Sociología:
Hay en el país 18 años de alternancia. En el año 2000, Vicente Fox, en el 2006, Felipe Calderón, y en el 2012, otra vez, el PRI, con Enrique Peña Nieto.
En algunos estados de la nación, como Hidalgo, Campeche, estado de México, Coahuila y Colima, nunca se ha dado la alternancia porque el tricolor sigue gobernando, pero en el resto ya se concitó, en tanto camina en los municipios.
La población, entonces, mira normal que los políticos hereden el poder a los hijos, las esposas, los hermanos, los tíos y hasta sus barbies.
Incluso, y en el caso de Veracruz, causa mayor indignación el duartazgo que la llamada monarquía yunista.
La vida pública siempre gira, dice Ronzón, alrededor de un caudillo, un hombre fuerte, y que en algunos pueblos llaman el tirano.