Luis Velázquez
21 de octubre de 2017
ESCALERAS: Hay cinco delegaciones federales acéfalas desde hace un buen ratito. PROFECO, FOVISSSTE, CONAFOR, Trabajo y Previsión Social y la SEP. Y aun cuando hay un montón de francotiradores priistas, todo sigue en el limbo. Incluso, la dama de Bucareli, Lady Anilú, ha alentado por allí a uno que otro, y nada.
De acuerdo con los conocedores, hacia el inicio del Peñismo, “las últimas palabras” para designar a un delegado federal las pronunció el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, a quien en Veracruz conocen por sus siglas, “MAO”, a tal grado que en el carril político acuñaron una frase bíblica, la siguiente: “En Veracruz, como en Pekín/ el que no ama a Mao/… no es chino”.
Pero ahora, además de que MAO palomee los nombramientos de delegados federales, también el CEN del PRI tiene manga ancha, y por añadidura, Enrique Ochoa Reza, el dirigente nacional, lo avala.
Si Mao lo aprueba y Ochoa Reza, lo desaprueba, y/o al revés, el nombramiento queda en el limbo.
En el limbo han quedado, y por ejemplo, los siguientes priistas jarochos, quienes desde hace un ratito sueñan con una delegación:
Raúl Ramos Vicarte, Fernando Arteaga Aponte, Gabriel Pérez “El chopo”, Raúl Díaz Diez, Gustavo Sousa Escamilla y Felipe Amadeo Flores Espinoza.
Incluso, se afirma que en ascuas también está el presidente de la Liga de Comunidades Agrarias, Juan Carlos Molina Palacios, quien busca unas delegaciones para su gente leal y fiel.
Es más: en el carril priista se asegura que la delegada federal de la secretaría de Desarrollo Social, Anilú Ingram Vallines, ha alentado (en vano) la esperanza de Raúl Ramos Vicarte, ex presidente del CDE del PRI, ex subsecretario de Gobierno con Miguel Alemán y ex presidente municipal de Boca del Río, para la Profeco, y ni fu ni fa, aun cuando por fortuna es dueño de un hotel y un rancho que le permite vivir con gran holgura.
PASAMANOS: Las elites priistas se aceleraron mucho cuando Lorena Martínez, fallida candidata priista a gobernadora en San Luis Potosí, fue nombrada delegada del CEN del PRI en Veracruz, y de pronto, y para acallar la inconformidad tricolor ofreció delegaciones federales.
Entonces sólo le alcanzó el tiempo para transferir a su amiga entrañable, Elizabeth Morales, de la delegación de la Profeco (que se le hacía poco) a la delegación del ISSSTE (donde recuperó el brío político, incluso, hasta para soñar con la candidatura al Senado de la República el año entrante).
Y más, cuando Lorena Martínez fue nombrada presidenta del Movimiento Territorial, un brazo social del tricolor.
En aquel momento, cuando se disputaban las candidaturas a las alcaldías, otros priistas fueron acelerados para las delegaciones.
Uno de ellos, Felipe Amadeo Flores Espinoza, listo como estaba para asumir la delegación del IMSS en lugar del fidelista Antonio Benítez Lucho.
Pero Benito Lucho, profundo conocedor del sistema político y con magníficas relaciones en el altiplano, se movió lo suficiente, a tal grado que Lorena Martínez hasta le pidió disculpas.
Es más, varios priistas jarochos ya se creían delegados federales y quedaron “vestidos y alborotados”.
Ahora, cuando el PRI ha perdido tres elecciones consecutivas y de fea forma (la gubernatura, la mayoría en el Congreso y las presidencias municipales)…
Y cuando los expertos vislumbran que la gran pelea electoral por la gubernatura el año entrante se dará entre el PAN y MORENA…
Y cuando parte de las cúpulas priistas están olfateando la derrota con las diputaciones locales y federales y las senadurías y la presidencia de la república, de nuevo las elites han levantado la mano para ver si pueden acomodarse en una que otra delegación.
Y aun cuando sólo son cinco las acéfalas, hay cargos anexos y conexos, pero más aún, negocitos que pueden hacerse.
CASCAJO: Hay en Veracruz unos sesenta delegados federales que con frecuencia la mitad suele reunirse para afinar las baterías.
Y la mitad, porque los delegados vinculados con la seguridad pública (el talón de Aquiles en el país), el CISEN (Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional) y la política económica “se cuecen aparte” y ellos tienen su propia dinámica y ritmo.
Por eso, a las reuniones plenarias solo asisten unos treinta.
En los 60 delegados hay de todos los colores y sabores políticos, unos, además, originarios de Veracruz y otros del país, entre ellos, el jefe máximo de ellos, el delegado de la secretaría de Gobernación, conocido como “Mr. Simpatías”, defeño, fans del ejercicio físico a base de pesas en su juventud, amigo del senador Héctor Yunes Landa desde las juventudes populares, y por eso mismo, su fans para la candidatura priista a gobernador.
La mayoría fue palomeado por Osorio Chong, en el tiempo aquel cuando en el Peñismo tenían la mística de que unos delegados fueron originarios de su entidad federativa y otros fuereños para lograr un equilibrio en el reparto de los cargos y los bienes.
El tiempo político, no obstante, se está acabando. El proceso electoral para elegir candidato presidencial ya inició. Y si durante tantos meses 5 delegaciones federales han permanecido acéfalas, sabrá el chamán si en los edificios de Bucareli y el CEN del PRI darán el siguiente paso.
¡Pobres elites priistas!
Antes, usufructuaban “hacha, calabaza y miel”, y hoy, rumiando por una delegación federal, aunque sea las que otros políticos desdeñen.
Lo decía Luis Spota en el título de una de sus novelas sobre el poder político:
“Más cornadas da el hambre”.