Luis Velázquez
28 de diciembre de 2017
ESCALERAS: Los dados ya están echados y marcados. Y marcados, digamos, desde el principio del “gobierno del cambio”. Por ejemplo, el presupuesto del estado de Veracruz para el año entrante es indicativo. Claro. Nítido. Sin tapujos. 400 millones de pesos más para ejercer en la secretaría de Desarrollo Social. Presupuesto electorero dice el politólogo Carlos Ernesto Ronzón Verónica.
Únicamente SEDESOL fue fortalecido. La SEDESOL, entre otras cositas, de las despensas, “oro molido” para ganar elecciones, las 5 que habrá el año entrante, la más importante para la elite panista en el poder como es la gubernatura. “Joya de la corona” le llamaban en el siglo pasado. Todavía ahora.
Y en contraparte, recortes en las demás. Ninguna quedó fuera del hacha. A excepción, claro, de la secretaría de Educación, que maneja a miles de profesores, una parte de los cuales (“Equipo, equipo, equipo” gritan en la sección 32 del SNTE) han sido, son, serán, operadores electorales del partido político en el poder, su gurú en Veracruz, Juan Nicolás Callejas Arroyo, que en paz descanse “en el otro mundo”.
Las bancadas panista y perredista en la LXIV Legislatura cumplieron la encomienda. Una bancada sólida y fuerte para redondear el proyecto político familiar, donde la prioridad número uno, quizá la única (“La única carta fuerte” le llama Pepe Mancha) es el primogénito.
Y en buena hora, pues el relato bíblico lo estipula. El poder público, social, económico, siempre ha de heredarse a los hijos.
PASAMANOS: Los presupuestos más bajos aprobados por el Congreso local se ubican, oh paradoja, en dependencias claves.
Por ejemplo, el más bajo será en la Oficina del Programa de Gobierno (32 millones y medio de pesos) cuyo trabajo, de por sí, es callado y discreto, y aun cuando, como dice el clásico, “no se ve ni se siente”, en el caso ni se siente ni se ve.
Y que, bueno, el gobernador Yunes lo sabrá y calibrará con precisión.
Luego sigue con unos 47 millones y medio de pesos la Comisión Estatal de Derechos Humanos, donde despacha una tía política del diputado federal, Érick Alejandro Lagos Hernández, a quien Rogelio Franco Castán, secretario General de Gobierno, llamaba “jefe máximo” en el fidelato y el duartazgo.
Y luego enseguida, rayando con un millón menos de distancia la secretaría del Medio Ambiente (apenas, apenitas, 46 millones de pesos), como si la contaminación de ríos, lagunas y la atmósfera fueran menos.
Mientras los científicos sociales dicen que el petróleo ya se agotó en el país y ha dejado de considerarse “el cuerno de la abundancia” y el turismo es la salvación, la secretaría de Turismo y Cultura sólo tendrá 56 millones y un cachito de pesos, lo que significa el desdén y el menosprecio, entre otras cositas, por el desarrollo cultural de los 8 millones de habitantes de Veracruz.
Paradojas de la vida, pero signo del tiempo vivido. La Coordinación General de Comunicación Social ejercerá casi casi 67 millones de pesos y lo que descuella a partir de que en el sexenio anterior, Javier Duarte destinó más de trece mil millones de pesos en la materia.
Es decir, más de dos mil millones de pesos anuales.
Se explica, si se recuerda que el político preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México (y en donde suelen concentrar a los enfermos mentales) aseguraba que en Veracruz hay ocho mil reporteros y más de quinientos medios impresos, hablados y digitales.
Por eso quizá la yunicidad apuesta a que la población esté informada a partir del Internet con sus redes sociales, Facebook Live y Periscope, el nuevo grito de la moda tan vigente gracias a Donald Trump.
CASCAJO: Como siempre, el más alto presupuesto quedó en la secretaría de Educación, allí donde el titular cacarea que el único proyecto político es el familiar.
Con todo, se entiende, a partir de que en Veracruz hay 650 mil analfabetas de 14 años de edad en adelante, más un millón de paisanos con la primaria inconclusa, más otro millón con la secundaria incompleta, más 600 mil con el bachillerato a medias.
Además, claro, que de cada cien niños egresados de la primaria únicamente diez llegan a la universidad y sólo uno se titula.
Además, de la terrible y espantosa deserción en la primaria, pues los niños (sobre todo, en las regiones indígenas y campesinas) son utilizados como mano de obra.
Y de ñapa, los profesores llegan a trabajar el martes y se retiran el jueves y sólo chambean de 9 a 12 de la mañana, incluida media hora del recreo con la anuencia de la SEV en acuerdo con los sindicatos para así enaltecer cada día que pasa la calidad educativa.
Luego, y en orden descendente, las dependencias que ejercerán los más altos presupuestos son la secretaría de Seguridad Pública (el peor mal, y mal creciente, en el tiempo azul)…
La Universidad Veracruzana (todavía pendiente el pago de la deuda duartista)…
El Poder Judicial (la impunidad, hermana gemela de la incertidumbre y la zozobra)…
Y la secretaría de Infraestructura y Obra Pública (donde el titular es un político automático, que sólo piensa en el cargo siguiente y tiene ya amarrada la candidatura panista a la Senaduría de la República).
Por fortuna, durante el primer año que terminó, el gobernador Yunes ha sido constante y sistemático con su lupa económica y financiera y cada semana revisa y vuelve a revisar la aplicación del presupuesto público, preguntando y checando el destino social de los recursos, con la duda y la sospecha por delante para evitar, digamos, que la pesadilla duartiana con el saqueo pudiera repetirse.
Y pudiera repetirse, en ningún momento porque dude, digamos, de la integridad del equipo político en el poder, sino porque las tentaciones son demasiado canijas y actuar como Ulises camino a Itaca tapándose los oídos para ignorar el cántico de las sirenas está canijo.
Y más, porque resultaría fatídico que por un lado siga encarcelando a los duartistas acusados de presuntos trastupijes y pillerías, y por el otro, un yunista resbalara y “se fuera al agua” y al ratito se “salga con que a Chuchita la bolsearon”.