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Barandal: Nuevo Catecismo en Veracruz

El Piñero

Luis Velázquez

Veracruz.-04 de marzo de 2019 ESCALERAS: Ahora cuando la Fiscalía de Veracruz se ha unido a la procesión del ORFIS y la Contraloría con su código de ética ha de recordarse, entre otras cositas, que nunca el deseo y la calentura y la lujuria han sido encarceladas.

Vaya, ni siquiera, la iglesia con los Diez Mandamientos (“No desearás a la mujer de tu prójimo”… ni de tu próximo) ha podido.

Por el contrario, Sigmund Freud trató de entender y comprender el deseo sexual y asentó para la posteridad que “toda pareja es un misterio”, y así, una mujer delgada anda con un hombre gordo, rotoplas, y una rica con un pobre y una soltera con un casado y una bonita con un feo.

 

PASAMANOS: Peor aún, si a los impolutos hemos de considerar: hasta los ministros de Dios han deseado a las mujeres prohibidas. El colmo: a los niños. Más colmo todavía: a las monjas, a quienes han sodomizado, ya lo dijo, incluso, Francisco I.

Y ni modo que por un Código de Ética, es decir, por decreto, los burócratas y jefes de la Fiscalía y del ORFIS (Órgano de Fiscalización Superior) y de la Contraloría se vuelvan puros y por decreto, caray, se prohíba lo que desde 450 años antes de Cristo era la pasión más fascinante de la vida como es el amor prohibido.

“Cuarenta y veinte” lo describe José José en una de sus canciones inolvidables.

 

CORREDORES: En el Código Penal de Veracruz está advertido. Toda mujer que se sienta acosada con la mirada de un hombre puede interponer denuncia penal.

Y sin embargo, el acoso visual sigue, irrefrenable, fuera de control, desbordado.

Dice un clausulado del Código de Ética de la Fiscalía:

Queda prohibida, por decreto, claro, toda “insinuación sexual”. Cero regalitos. Cero abracitos. Cero besitos. Cero manoseos. Cero juego de miradas y de manos.

Cero voyeurismo. Nada de espiar a personas en el baño, como en el OPLE.

Guerra, pues, abierta, sin cuartel, al ímpetu sexual en todas sus formas.

Sigmund Freud sepultado para siempre en Veracruz.

Inverosímil: todos los días, de lunes a viernes, miles de burócratas la pasan juntos en la oficina. Es más, conviven más entre ellos que con la familia. Y ni modo de prohibir que el deseo carnal se convierta en admiración y en amor y en pasión.

Pero, bueno, en el tiempo de la república amorosa cuando en el país todos se volverían ángeles de la pureza sin tentaciones, más vale abrigar esperanzas.

 

BALCONES: Imposible, por ejemplo, no desear a Jacqueline Bisset, Demi Moore, Silvia Krystell y/a a Mariana Vach, en “Joven y bella”.

Pecado mortal es prohibirse el extasío mirando y admirando a Marigraz, la diputada Barbie de la LXV Legislatura.

Más pecado mortal dejar de quedarse idiota mirando el bamboleo de Shakira.

En Italia, Ernest Hemingway, Premio Nobel de Literatura, hacia los 55 años, se pone a llorar cuando por fin confiesa su amor a una chica de 20 años y ella lo rechaza.

Amado Nervo emprende un viaje a América Latina sin tiempo ni espacio luego de que su hijastra lo ha rechazado cuando se le declara.

Ana Karenina, casada con un funcionario ruso, se suicida en la novela de León Tolstoi luego de vivir amor tormentoso con un hombre prohibido.

Ni el infierno, pues, ha asustado a los amores intensos y frenéticos, avasallantes.

Millón de veces morir achicharrarse en el infierno a quedarse con el deseo en el limbo de los arrepentidos.

 

PASILLOS: La iglesia ha fallado con los Diez Mandamientos y los pecados capitales.

Pero en el reino de MORENA en Veracruz, desde el poder público los hombres y las mujeres serán purificados… con los Códigos de Ética, la moda política.

Casi casi como San Pablo convertido en el camino a Damasco.

O el Papa Paulo VI cuando una mañana al despertar caminó en los pasillos y se topó con Dios, quien lo esperaba para platicar algunas cositas pendientes.

O Judas, lleno de remordimientos, ahorcándose en su rancho comprado con las 30 monedas que le regalaron por su traición.

Todos volviendo al redil ético luego de la revelación fantasmagórica.

 

VENTANAS: La renovación moral de Miguel de la Madrid, un fracaso.

El código de ética de Vicente Fox, un fracaso.

La secretaría de la Función Pública de Felipe Calderón, otro fracaso.

Ya se verá “con el tiempo y un ganchito” el resultado de la austeridad republicana y la Cartilla Moral.

Los Códigos de Ética de la Fiscalía, el ORFIS y la Contraloría, el nuevo catecismo de Veracruz que todos, burócratas y ciudadanos y políticos y funcionarios públicos y líderes sociales han de traer en el bolsillo.

 

PUERTAS: Los códigos de ética son, más bien, una camisa de fuerza. Cada quien es honesto y puro, es decir, vivir sin tentaciones terrenales (el billete fácil y el sexo, por ejemplo)… si así se lo dictan sus principios y valores, formación moral que data desde la infancia.

Armados los códigos para la temporalidad de un sexenio, en los códigos de Veracruz el sexo constituye el peor mal de la caja de Pandora.

¡Alto al sexo, caray!

¡Prohibida la mirada del deseo y con deseo a las mujeres!

Ni el padrecito Marcial Maciel pudo resistir la tentación corpórea de los niños seminaristas.

Y no obstante, los Sumos Pontífices, Benedicto XVI y Juan Pablo II lo condenaron a vivir el resto de sus días en un monasterio… para purificarse.

CERRADURAS: Pero tengamos fe.

Si José Vasconcelos fracasó con su raza cósmica y Emiliano Zapata con su comuna en Morelos y Panchito I. Madero con su utopía democrática, los códigos de ética de Veracruz alientan la gran esperanza del nuevo hombre y la nueva mujer del Golfo de México para cumplir el sueño católico, apostólico y romano.

“No mentir. No robar. No matar. No desear a la mujer de tu prójimo”.

 

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