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Barandal: Veracruz, desvertebrado

El Piñero

 

Luis Velázquez

30 de abril de 2018

 

ESCALERAS: Las campañas de los candidatos a gobernador de Veracruz están en el carril. Iniciaron ayer. 6 de los 8 millones de habitantes en la miseria, la pobreza y la jodidez. La más espantosa desigualdad social, económica, educativa, de salud y de seguridad. Y en el otro lado de la cancha, la búsqueda sórdida y siniestra del poder. El poder, ¡cuántos crímenes en su nombre!

Más de lo mismo. Ningún “rayito de luz” alimentando la esperanza. Una generación política llega, ejerce el poder, desgobierna, se va enriquecida, y la vida pública sigue igual. O peor.

Algunas de sus características son las siguientes aprecia el politólogo Ramón Benítez:

 

1) Ninguno de los cuatro candidatos al trono imperial y faraónico tiene una filosofía social “en un cuerpo orgánico (y organizado) de ideas”, como escribe Mario Vargas Llosa en “El llamado de la tribu” a propósito de los presidentes populistas de América Latina.

 

2) En el mejor de los casos, los candidatos han expresado meras ocurrencias. Por ejemplo, Cuitláhuac García Jiménez, de MORENA, llamando “El bodoque” al panista Miguel Ángel Yunes Márquez. El candidato de AMLO, al que lanzara por segunda ocasión, bailando salsa en un antro. Cuitláhuac, tomando café en un restaurante, sin que nadie lo conozca. Fue al estadio Luis “Pirata” de la Fuente a un juego de fútbol y algunos preguntando su identidad porque gritaba como desaforado.

 

PASAMANOS: 3) Ninguna idea, política social, filosofía de vida para sacar de la pobreza y la miseria a la población. Y más, luego del fracaso de las ideologías en un mundo en que dada la pluralidad las doctrinas sociales han perdido significado.

 

4) El desencanto alrededor de todos los políticos y partidos está desbordado. Sin excepción. Nadie se salva. El descrédito es parejo. Y más, cuando todos ofrecen el paraíso terrenal. La palabra de los políticos, en la lona.

 

5) Los políticos como un mal tóxico. Pocos, excepcionales ciudadanos creen en un político honrado. Mucho dudan, y se duda, de que alguno sea la excepción.

 

6) En vez de que en la cancha electoral los candidatos hablen de los pendientes sociales descarrilan en las pasiones desbordadas. Han de creer que están en el palenque. Y que entre más despotriquen contra los adversarios, más expectativas de ganar en las urnas.

 

CORREDORES: 7) Hay un Veracruz desvertebrado, pero los candidatos se refocilan en su mundo color de rosa. Yo y el municipio exitoso, dice el panista. Yo y la república amorosa dice el morenista. Yo, y el rescate de Veracruz, dice el priista. La panalista sólo se divierte en la cancha. Necesita distracción en su vida.

 

8) Hay razones sociales de peso para ocuparse y preocuparse. Un solo dato: un millón de paisanos en Estados Unidos como migrantes ilegales. Otro dato: 600 mil personas de 14 años de edad en adelante, sin saber leer ni escribir. Pero los candidatos siguen moviéndose por las emociones, los instintos, las pasiones y los intereses.

 

9) Principio universal: sin libertad económica, la democracia social nada vale. Insólito, uno de cada tres habitantes de Veracruz en población económicamente activa viviendo, sobreviviendo, del changarro en la vía pública. De 800 mil ancianos, la mayor parte sin seguridad social.

 

RODAPIÉ: 10) Camino a la regresión social con los candidatos, habría de preguntarse si entre ellos existiera un mal menor para en todo caso, sufragar por él. Se duda. Es tanto como elegir entre el Sida o el cáncer como enfermedad.

 

11) Grave el empobrecimiento económico y social de la población. Pero más, mucho más grave la pobreza educativa y la pobreza de salud y la pobreza de seguridad. Y aun cuando todo ya está publicado, como dijera Andrés Gide, “como nadie hace caso ha de repetirse”: un millón de habitantes de Veracruz, con la educación primaria incompleta. Otro millón, con la secundaria a medias. 600 mil, con el bachillerato inconcluso. De cada cien niños egresados de la escuela primaria únicamente diez llegan a la universidad. Y sólo uno se titula. Y es que la educación, decía la pedagoga Dominga Xóchilt Tress, enriquece la manera de ver la vida. A mayor educación, más desarrollo social.

 

12) Jodida la población en los aspectos de su vida (social, económico, cultural, de salud y de seguridad), nada más terrible como la pobreza brutal y/o brutal pobreza.

 

BALAUSTRES: Por eso, refiere el politólogo Ramón Benítez, el entusiasmo electoral se ha entibiado por completo.

Por ejemplo, en la última elección seis de cada 10 ciudadanos se arraigaron en el Partido Abstencionista y que significa la indiferencia, la apatía y el desdén por los candidatos a un cargo de elección popular.

Un dato singular: según el Instituto Nacional Electoral, INE, de los ochenta millones de electores, el debate presidencial lo vieron once millones de personas, aun cuando el politólogo Carlos Ronzón Verónica dice que en realidad lo vieron 5 millones, cuando menos, un minuto.

Y, bueno, si creemos, en todo caso al INE, entonces, a 69 millones de mexicanos el debate les valió.

Ningún interés despertó en el grueso de la población con credencial de elector.

Y es que por encima de todo hay una realidad avasallante: al ciudadano sólo interesa llevar el itacate y la torta a casa en vez de ocuparse y preocuparse del sucesor presidencial de Enrique Peña Nieto.

Renan decía y que repetía José Ortega y Gasset que “una nación es un plebiscito cotidiano”.

Y tal cual, Veracruz también.

Los candidatos a gobernador, en una lucha feroz por adueñarse del poder, sin que a nadie importe el destino social.

“Los pobres son pobres porque quieren” ha dicho el ideólogo priista, Marcelo Montiel Montiel.

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