Luis Velázquez/ Escenarios
Veracruz.- UNO. Barbies en palacio
La secretaría General de Gobierno, SEGOB jarocha, se está llenando de barbies. Modelos, digamos, tipo Liverpool, Sears o Chedraui, según el caso. Según versiones, la preferida es un edecán de Villa Aldama. Cuerpo estremecedor, propio para una ruptura matrimonial.
El cronista de palacio dice que son unas seis. Y la tendencia es multiplicarse.
Claro, nunca será lo mismo pinchar el timbre y que un hombre, secretario particular o auxiliar, entre al privado con derecho de picaporte a timbrar y que entre una mujer y diga al jefe:
–A sus órdenes, señor. ¿Le doy un besito de buenos días?
DOS. Exquisiteces de Rafael Arias
Se trata de una vieja cultura priista y panista. Y se remonta, desde luego, a los orígenes de la humanidad.
En el siglo pasado, Rafael Hernández Ochoa gobernador, por ejemplo, las modelos, barbies y edecanes más espectaculares las tenía el secretario General de la Universidad Veracruzana, Rafael Arias Hernández, y cuyo modelito repitió cuando años después fue uno de los cinco jefes de prensa de Agustín Acosta Lagunes.
Rafael Arias desarmaba a todos, sin excepción, y baja los humos “al más pintado”.
TRES. Sabrosas edecanes
José Luis Lobato Campos, Q.E.P.D., como secretario de Educación de Dante Delgado Rannauro, también tenía su oficina llena de edecanes sabrosas y los solicitantes de audiencia se cimbraban. Incluso, los compañeros del gabinete legal que a cada rato inventaban pretextos para estar a su lado.
Dante Delgado tuvo modelos avasallantes. Internas y externas. Una, por ejemplo, solía visitarle cada miércoles en la tarde y los escoltas y choferes se agazapaban atrás de las columnas de palacio para mirarla y admirarla.
Y ni se diga, Fidel Herrera Beltrán con aquella ex modelo que una vez a la semana, en día variable, lo visitaba hacia mediodía para consultarle acciones de Estado.
CUATRO. Barbies para el jefe
En el duartazgo, Érick Alejandro Lagos Hernández, ex de todo, menos de gobernador, secretario General de Gobierno, era famoso en la cancha pública por las barbies que controlaba y movía.
Incluso, según las versiones, la esposa de un gobernador anterior lo odiaba porque, afirmaba, le acercaba barbies a su jefe.
En la yunicidad, el director del Instituto de Pensiones, IPE, el doctor Hilario Barcelata llegó a tener quince modelos.
¡Ah, sorpresas de la vida!, solo una de las quince barbies Liverpool le servía el cafecito y las galletitas, pues el resto tenían cargos públicos.
CINCO. Las gacelas de AMLO
En contraparte, AMLO, el presidente, por ejemplo, tiene, cierto, a diez mujeres de escoltas, que así, con diez hombres más, deseó sustituir al Estado Mayor Presidencial, integrado con soldados, un total de ocho mil, que cuidaban a su antecesor, Enrique Peña Nieto.
Todos, devueltos a la secretaría de Marina.
Se trata, entonces, de otro concepto de las barbies, casi casi como “las guardianas de la bahía”, y/o las chicas de James Bond.
SEIS. Los guardias pretorianos
Javier Duarte tuvo un cuarteto de guardias pretorianos.
Eran Jorge Carvallo, Alberto Silva, Adolfo Mota y Érick Lagos.
Ellos eran tan compactos que ni el viento dejaban pasar alrededor del político preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, y a quien nunca han visitado en la cárcel.
Ahora, Éric Patrocinio Cisneros Burgos ha relevado a los hombres como guardias pretorianos por mujeres, por lo pronto, seis que ya tiene.
El poder político, decía Henry Kissinger, seduce a cierto tipo de mujeres.
Pero al mismo tiempo, rodeado de barbies, modelos y edecanes, un político multiplica su encanto porque las otras mujeres se preguntarán su secreto mejor guardado.