Redacción El Piñero | Corresponsalía
El basurero municipal de Tlacojalpan, Veracruz, se exhibe con un gran foco de rojo de infección y contaminantes de mantos freáticos, por si esto fuera poco, a solo dos kilómetros se encuentra otro de la misma magnitud en el Santuario de Otatitlán. Estos basureros representan un peligro para las salud de los habitantes.
Ambos basureros “clandestinos” se ubican en zonas de exhuberante vegetación, contaminando terrenos de cultivos y mantos acuíferos, lo que se suma a la descarada contaminación del río Papaloapan.
El muladar o vertedero de desechos orgánicos e inorgánicos se encuentra ubicado sobre la carretera interestelar Chacaltianguis – Pueblo Nuevo, y frente al caudal del afluente “Las Mariposas”, a pocos kilómetros de la frontera con Oaxaca.
Ciudadanos denuncian la grave situación ante la indolencia de los actuales gobiernos municipales que no hacen algo contra esta enorme problemática de salud pública y medio ambiental.