Luis Velázquez | Escenarios
22 de julio de 2021
UNO. Batres con Sheinbaum
Martí Batres Guadarrama dejó el Senado de la República para asumir la secretaría General de Gobierno en la Ciudad de México, y como segundo de la jefa Claudia Sheinbaum, la favorita presidencial de López Obrador.
De los años 2000 a 2006, Batres, nacido en 1967, desempeñó el mismo cargo al lado de su jefe y amigo, Andrés Manuel López Obrador.
El mismo cargo que desde hace dos años y medio desempeña en Veracruz Éric Cisneros Burgos con el góber jarocho de López Obrador.
DOS. Operador político
En la víspera de la toma de posesión, Batres precisó el objetivo superior de su vida política de aquí al año 2024.
“Voy a la operación política” dijo.
Y operación política significa, dice el viejito del pueblo, negociar y lograr acuerdos y definir rutas sociales y pactar acuerdos con “tirios y troyanos”.
Es decir, y entre otros, con la llamada Unión de Alcaldes Envalentonados, los seis políticos opositores que el 6 de junio ganaron igual número de presidencias municipales en la Ciudad de México.
Simplemente, la operación cicatriz para empujar todos juntos la carreta.
Ya se verá. Pero en su filosofía pública, Batres expresa la esencia del trabajo de un secretario de Gobierno como es apostar siempre a la concordia.
TRES. Fogueado en la cancha
Batres tiene 54 años y su vida política ha sido prolífica y abundante.
Dos veces diputado federal, una vez senador, secretario de gobierno con López Obrador y ahora con Sheinbaum y líder nacional de MORENA.
Pero también, líder estudiantil en la Escuela Nacional Preparatoria de la UNAM, activista en el movimiento estudiantil del 68, licenciado en Derecho, maestro en Trabajo Social y doctor en Estudios Latinoamericanos.
Ha publicado libros políticos y jurídicos. Y es hijo de dos profesores que arrastraron el lápiz y el gis y el borrador en el salón de clases de escuelas primarias.
CUATRO. Sastre que teje y desteje
Además, es un político de confianza del presidente de la república.
Y por eso mismo, ninguna duda de que López Obrador intervino para su nombramiento al lado de Sheinbaum.
Y más, luego de la caída del Metro, la Línea Doce, y la derrota municipal del 6 de junio.
La operación cicatriz, la operación política, el cabildeo, la negociación.
Tal es la chamba superior de un secretario General de Gobierno.
López Obrador ya sabe, y de sobra, que Batres es un buen sastre que teje y desteje. Pero más aún, une.
El chamán de los Llanos de Sotavento apostaría “veinte y las malas” a que Claudia Sheinbaum será la candidata presidencial de MORENA en el año 2024 y ganará.
Pero más aún, que Martí Batres seguirá operando con Sheinbaum y López Obrador y será el secretario de Gobernación de Sheinbaum de los años 2024 a 2030.
Los dados, pues, están echados y cargados con manifiesta tendencia irreversible.
Solo un machetazo canijo, imprevisto, tumbaría a Sheinbaum.
CINCO. Concordia política
En “Tiberio, historia de un resentimiento”, el escritor Gregorio Marañón dice que el peor infortunio en la vida pública es cuando el político se encumbra y llega con rencores y odios atravesados.
Y cada vez que ejerce el poder se pone los guantes y trepa al cuadrilátero y tira golpes a diestra y siniestra en el ring.
Y es lamentable, dice Marañón, porque la tarea de un político es la concordia, lejos, mil años luz de distancia, de la discordia.
Por eso quizá, y entre otras razones, Martí Batres llega a la secretaría General de Gobierno en la Ciudad de México para sumar y volver a sumar y continuar sumando.